Carlos Enrique Uriarte: el pintor de los pescadores
Nacido en 1910 y fallecido en 1995, plasmó en sus obras a los habitantes de las márgenes del río Paraná. También los suburbios rosarinos. Pasó del naturalismo a la abstracción, mantuvo siempre los mismos temas.
La vida en las orillas del río, uno de los principales motivos de inspiración para Uriarte. Foto: Arnoldo Gualino
“Soy de la orilla brava del agua turbia y la correntada. Que baja hermosa por su barrosa profundidad. Soy un paisano serio, soy gente del remanso Valerio, que es donde el cielo remonta el vuelo en el Paraná”. El músico Jorge Fandermole, en su bellísima “Oración del Remanso”, refleja la realidad cotidiana de los seres que habitan las orillas del río y que lo utilizan como fuente de recursos para vivir.
Acuarela perteneciente al inventario de Santa Fe Arte.
Otros artistas, desde disciplinas distintas, también utilizaron a los paisajes ribereños y su principal protagonista, el pescador, como fuente de inspiración. Uno de ellos fue el pintor Carlos Enrique Uriarte, a quien el diario El Litoral calificó una vez, cuando apenas tenía 31 años pero ya era conocido como “el pintor de los pescadores”.
Foto: EstimArte
Uriarte, rosarino nacido en 1910, focalizó gran parte de su obra en paisajes urbanos de su ciudad natal y en las costas del río Paraná. Ámbitos que estuvieron siempre presentes, a pesar de la evolución estilística que evidenció a través de las décadas del siglo XX, que abarca desde los años 30 en adelante.
Foto: EstimArte
Formado en la Academia de Fernando Gaspary (pintor francés que llegó muy joven a Rosario, donde instaló su primer instituto) Uriarte comenzó a producir sus primeros cuadros a los 19 años. Pintó -como dice el dicho- su aldea para así pintar el mundo: arrancó por su barrio natal, Echesortu y desde allí se proyectó. “Estas escenas, que constituyen un fiel testimonio de lo que fuera Rosario en las primeras décadas del siglo han sido resueltas con un lenguaje naturalista, en algunos casos inspiradas por artistas ya consagrados”, señala la especialista María de la Paz López Carvajal.
Vermeer
La vida en las márgenes ribereñas, los suburbios y el puerto fue su materia prima que utilizó en esos años. Expuso en distintos salones oficiales (entre ellos, los de la ciudad de Santa Fe) y en el año 1950 se convirtió en uno de los integrantes del llamado Grupo Litoral. La idea de estos artistas era convocar a nuevos públicos, hasta entonces indiferentes y ejercer un compromiso respecto a las realidades actuales.
Foto: Arnoldo Gualino
Para sus obras, se valió de distintas técnicas: óleos sobre lienzos, acuarelas y témperas. Obtuvo reconocimientos en distintos lugares, entre ellos la medalla en la Bienal de Venecia y el Premio Palanza. Fue profesor emérito de la Facultad de Bellas Artes de Rosario, distinguido por su ciudad y la Universidad de Rosario.
Con el paso del tiempo, cambió su estilo pero nunca abandonó las figuras y paisajes litoraleños. “Alejándose de la interpretación naturalista, hacia los años 50 se inclinó por la abstracción, prefiriendo síntesis y estructuras de colores puros para sus composiciones. Su lenguaje estético se definió a partir de la segunda mitad de la década del ‘50, en la que aparecieron las oposiciones tonales, el color neto y puro de ciertas evocaciones emotivas”, explica López Carvajal.
Archivo El Litoral / Hemeroteca Digital Castañeda
Un artista de temperamento
En 1940, ganó el segundo premio de pintura en el primer Salón Municipal realizado en la ciudad de Santa Fe. Ese mismo año, el primer premio lo obtuvo Miguel Carlos Victorica, un artista plástico argentino muy destacado, integrante de la Escuela de La Boca y a quien se le dedicaron varios párrafos en esta misma sección en el pasado mes de abril.
Al año siguiente, Uriarte expuso una docena de óleos, nueve temples y cuatro acuarelas en el Museo Municipal de Bellas Artes de Santa Fe. En la misma oportunidad, expusieron Julio Vanzo y el escultor Nicolás Antonio de San Luis.
Archivo
El Litoral publicó un artículo el viernes 16 de mayo de 1941 sobre esta muestra. “Los óleos de Uriarte no nos satisfacen tanto como sus témperas. Uriarte es, sin disputa, un pintor de gran temperamento. Su pintura es patética, dramática, diríamos. Es propenso a exagerar, lo cual puede constituir su peligro. En el óleo sombrío, con tendencia al amaneramiento y a la repetición. Recuerda frecuentemente a Daneri”, expresa.
Archivo
“Es un artista muy bien dotado que pinta con una facilidad que puede convertirse en la primera enemiga de su arte. La inclinación a exagerar algunas relaciones para dar mayor patetismo al tema, es visible en algunas de sus composiciones. Esa tendencia, no controlada, puede llevarle hacia el grotesco o la caricatura, lo que sería lamentable, pues Uriarte ya tiene personalidad y un estilo”, agrega.
Archivo El Litoral / Hemeroteca Digital Castañeda
“Tengo el color del río y su misma voz en mi canto sigo. El agua mansa y su suave danza en el corazón. Pero a veces oscura, va turbulenta en la ciega hondura. Y se hace brillo en este cuchillo de pescador”, indica Fandermole en la canción que citamos en un párrafo anterior. Carlos Enrique Uriarte falleció en 1995 en una Rosario que poco tenía que ver con la que él mismo había plasmado en sus cuadros de juventud. Pero que lo había acogido ya como uno de sus habitantes destacados. De hecho, hoy se lo recuerda a través de una calle que lleva su nombre. Pero más aún por la belleza de sus “pescadores”.
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