El día que el arte de Prilidiano Pueyrredón llegó a Santa Fe
Fue uno de los artistas que contribuyeron a establecer, a través de sus obras, una identidad cultural propia en la Argentina del siglo XIX. El recuerdo de una muestra de obras de su autoría que se realizó en el Museo Rosa Galisteo en 1957.
“Un domingo en los suburbios de San Isidro” de 1864.
Foto: Museo Nacional de Bellas Artes
Prilidiano Pueyrredón, cuyo apellido resuena fuerte en el contexto de la historia argentina del siglo XIX ya que era hijo del político y militar Juan Martín de Pueyrredón, está considerado por los especialistas como un pionero de la pintura argentina. En efecto, fue uno de los primeros artistas plásticos del país que recibió una educación artística formal en Europa, algo que se volvería mucho más usual desde finales del siglo XIX y principios del siglo XX.
Museo Nacional de Bellas Artes
Prilidiano, nacido en la convulsa Argentina de 1823 todavía sumida en las guerras independentistas, accedió a una instancia de formación en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando en Madrid y en la Escuela de Bellas Artes de París. Toda esta experiencia le posibilita adquirir conocimientos significativos relacionados con las técnicas artísticas de una época dominada por el romanticismo y tomar contacto directo con la obra de los grandes maestros.
Desde su disciplina, Pueyrredón formó parte de un grupo de intelectuales y artistas cuyo deseo común pasaba por establecer una identidad cultural propia en Argentina. Así, sus obras y su enseñanza en la Academia de Dibujo y Pintura contribuyeron al desarrollo de una narrativa visual nacional.
Museo Nacional de Bellas Artes
Un artículo de Diario El Litoral del 7 de abril de 1957 aporta datos esclarecedores al respecto. Allí se indica que en todo el siglo XIX los pintores argentinos, muchos extranjeros radicados en el país, se dedican casi exclusivamente al retrato y cuando se ensayan en otras formas de expresión, como el paisaje o el cuadro de costumbres, lo hacen “con indudable amor y patriotismo, pero con una visible reminiscencia de la pintura romántica que habían aprendido en Europa o con un propósito exclusivamente documental y anecdótico, respondiendo a las exigencias de las ilustraciones y libros de viajes de la época, que los pagaban bien”.
Museo Nacional de Bellas Artes
De manera que esas pinturas de nuestra pampa, de sus paisajes, sus tipos y sus costumbres “se resienten, artísticamente, de superficialidad, de falta de auténtica penetración en la tradición y el carácter de la Nación”. Pero “entre los que pueden citarse como excepción a esa regla -señala el mentado artículo- está Prilidiano Pueyrredón, argentino de vieja prosapia nativa, que es el primero que intenta aunque solo y predicando en el desierto instalar un estilo pictórico que nos defina, no solamente por los temas elegidos para la composición sino por la forma de enfocarlos para trascender con ellos a la universalidad del arte”.
A su faceta de pionero en la construcción de una expresión artística argentina, puede sumarse a Pueyrredón la de retratista habilidoso, capaz de capturar las personalidades y características de sus sujetos. Sus trabajos en tal sentido pasaron a ser mojones fundamentales en la evolución del retrato argentino del siglo XIX. Y hay un grupo significativo de personalidades que fueron contemporáneas suyas que quedaron inmortalizadas por sus pinceles. La más conocida, posiblemente, Manuelita Rosas con su vestido rojo punzó.
Archivo El Litoral
Pero la gravitación de Pueyrredón va más allá. Omar López Mato, en Historia Hoy, lo menciona como un “ferviente admirador del desnudo que irrumpía en el arte europeo del siglo XIX”. Influido por estas tendencias, las reprodujo en la Buenos Aires de su tiempo, poco afecta a estas novedades. “Se sospecha que Pueyrredón pintó varias obras eróticas pero sólo se conservan dos óleos suyos con esta temática, puesto que sus parientes, escandalizados por otras obras del mismo tenor, las destruyeron a la muerte del artista”, dice López Mato.
Museo Nacional de Bellas Artes
María Gainza menciona otro aspecto interesante que tiene que ver con la biografía del pintor, quien también estudió arquitectura. “Dicen que fue Pueyrredón quien, a la vuelta de un viaje a París, inició en la Argentina la práctica de colocar árboles en la ciudad para alegrar la vida de la gente. Como, además de pintor, era ingeniero, mandó a plantar en lo que es hoy la Plaza de Mayo trescientos paraísos, que pronto inundaron las calles de perfume y color”.
Originales en el Rosa Galisteo
En abril de 1957, como ya se adelantó en parte algunos párrafos antes, se produjo en la ciudad de Santa Fe un hecho inédito vinculado a la figura de Prilidiano Pueyrredón: la primera exposición dedicada a obras del pintor decimonónico en realizarse en el territorio de la provincia.
Archivo El Litoral / Hemeroteca Digital Castañeda
Así consta en El Litoral, en su edición del sábado 13 de abril de 1957. “Según lo anunciado, mañana a las 18.30 se llevará a cabo en la Sala Mayor del Museo Provincial de Bellas Artes Rosa Galisteo de Rodriguez la inauguración oficial de la importante muestra retrospectiva de Prilidiano Pueyrredón con que el organismo inicia sus actividades artísticas del corriente año y adhiere al Día de las Américas”, indica el vespertino.
“El conjunto que se ofrecerá a la contemplación del público santafesino constituye un esfuerzo extraordinario, pues si en la misma capital federal, donde vivió y pintó toda su obra Pueyrredón, no sería fácil reunirlo, doblemente difícil resulta en el interior del país, donde casi no existen cuadros del artista.
Archivo El Litoral / Hemeroteca Digital Castañeda
El Museo Provincial de Bellas Artes ha tenido la más amplia acogida que podía esperarse de las museos e institutos oficiales de Buenos Aires, que, comprendiendo la importancia de esta iniciativa para la cultura pública del país, se han avenido a prestarle sus obras capitales, muchas de las cuales se exhibirán por primera vez”, agrega.
“Esta es, por lo demás, la primera exposición de Prilidiano Pueyrredón que se lleva a cabo en nuestra provincia. Será una ocasión para que el público local se ponga en contacto directo con las obras de este gran artista argentino del siglo XIX, de quien puede decirse que parte nuestra pintura. Muchas de sus obras y el nombre del pintor son familiares al público por las reproducciones que se han hecho de aquellas en libros de texto, publicaciones de arte y revistas. Ahora ese mismo público podrá contemplar los originales”, finaliza.
Museo Nacional de Bellas Artes
El recuerdo de esta muestra sirve también para poner de relieve que la influencia de Pueyrredón, quien falleció a los 47 años en 1870, llega hasta la actualidad. Al punto que su obra continúa siendo estudiada y exhibida en museos y galerías de arte, mientras que su nombre se encuentra asociado a la evolución del arte argentino.
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