Jueves 21.9.2023
/Última actualización 23:09
“La primavera besaba suavemente la arboleda, y el verde nuevo brotaba como una verde humareda. Las nubes iban pasando sobre el campo juvenil. Yo vi en las hojas temblando las frescas lluvias de abril. Bajo ese almendro florido, todo cargado de flor -recordé-, yo he maldecido mi juventud sin amor. Hoy, en mitad de la vida, me he parado a meditar. ¡Juventud nunca vivida quién te volviera a soñar!”.
Los versos atemporales de Antonio Machado recuerdan que, desde que el mundo es mundo, la primavera fue motivo de inspiración para el arte en sus distintas expresiones. La pintura, obviamente, no permaneció al margen del influjo de la estación más bella del año. Así, grandes maestros encontraron allí la motivación para encender su creatividad.
Posiblemente la obra más famosa relacionada con este ascendiente sea “Alegoría de la primavera” o simplemente “La Primavera” del pintor renacentista italiano Sandro Botticelli. Esta pintura, gestada hacia 1482, representa una escena que combina elementos que provienen de las mitología romana y griega. En el centro está Venus (la diosa del amor, tan vinculada con la primavera) rodeada de las Tres Gracias (belleza, alegría y fertilidad) y Mercurio (el mensajero de los dioses). Arriba está Cupido con sus flechas.
En “La Adoración de los Reyes Magos” aparece, supuestamente, un autorretrato de Botticelli. Foto: Galleria degli Uffizi de FlorenciaEsta obra, al igual que otras del genial Botticelli, debe su reputación a su composición armoniosa, su cuidado por los detalles (las flores, los árboles, los vestidos) y su simbolismo, vinculado con el renacimiento de la naturaleza, el amor y la fertilidad. Es, al mismo tiempo, una buena síntesis de las ideas que predominaban durante la efervescente etapa del Renacimiento, en especial en Florencia.
Siglo tras siglo los especialistas se esforzaron por descifrar los misterios contenidos detrás de la propuesta artística de Botticelli. Sin embargo, se puede acceder a ella desde un disfrute más mundano, menos cerebral. Cómo dice Pili Egea, escritora y estudiante de Historia del Arte, "Botticelli nos transporta al mundo bucólico de los cuentos de hadas o del amor cortés independientemente si su temática es religiosa o mitológica. Imprime un gran colorido, una técnica refinada y cuidada, de personajes llenos de simbolismo, de dioses y de mortales de ensueño".
Una de las coincidencias es que en La Primavera el pintor alcanzó la cumbre de su estilo. Lo plantea Mirna Bacci cuando asegura se refiere a la "excepcional belleza espiritual de las figuras que componen la escena de La Primavera" y se refiere a ella como un ejemplo en el cual se puede percibir la "interpretación más aguda del clima refinado del círculo neoplatónico florentino”.
Jean Dubreil, en la revista Artmajeur, ofrece algunas claves más en tal sentido cuando asegura que la pintura "está llena de referencias simbólicas, como las naranjas en los árboles que simbolizan la fertilidad y las rosas que representan la pureza de Venus. El exuberante fondo verde de la pintura y la abundancia de flores y follaje enfatizan el tema de la primavera y la renovación". Agrega también que "el estilo delicado y elegante de la pintura, con sus figuras alargadas y calidad etérea, es característico del trabajo de Botticelli”.
Desde el Renacimiento hasta nuestros días otros maestros de la pintura como Brueghel, Van Gogh y Monet utilizaron en sus obras motivos relacionados con la Primavera, la estación del año dónde el impulso vital se adueña de todos los entornos. Pero es probable que la que ha resistido con mayor hidalguía el paso indeleble de las centurias sea la del gran creador renacentista.