Lunes 4.11.2024
/Última actualización 11:56
Pocos conocen o recuerdan el nombre de Richard Gerstl, pintor austriaco de principios del siglo XX, pero hay especialistas que consideran que, de no mediar su trágica muerte a la temprana edad de 25 años, hubiera cambiado el curso de las artes plásticas europeas. La suya es una de esas historias de artistas que eligieron vivir intensamente, se apagaron pronto, pero dejaron una obra poderosa, enigmática que todavía desvela a los espectadores avezados.
Fácilmente se lo podría comparar con Kurt Cobain, líder de Nirvana y símbolo del grunge en los años ‘90, con Janis Joplin (ícono de la contracultura de los ‘60) o con el también pintor Vincent Van Gogh. Es que Gerstl sintetiza los elementos arquetípicos del artista “maldito”, atormentado, que canaliza su sensibilidad en una producción artística tan intensa que a veces, incluso, es dura de observar y asimilar.
Galería BelvedereNacido en Viena en 1883, Gerstl fue una figura ciertamente atípica: rechazaba los formalismos de la academia y estaba en conflicto con el estilo imperante. En lugar de seguirle la corriente a los creadores de su tiempo, se aventuró hacia nuevas formas de expresión, con un desparpajo análogo al de, por ejemplo, John Cassavettes en el cine. En ese sentido, muchos consideran que su obra fue capaz de anticipar el expresionismo abstracto.
Su círculo incluía, además de pintores, músicos y literatos, y allí cobró contacto con el compositor Arnold Schönberg y su esposa Mathilde, que tendría derivaciones funestas. El joven artista inició un romance con Mathilde, que ella decidió terminar muy pronto. Eso, sumado a su vínculo borrascoso con Schönberg, que primero fue mecenas y luego le retiró su apoyo, sumieron a Gerstl en una depresión que terminó con su suicidio el 4 de noviembre de 1908, a los 25 años.
Colección privadaUn "Kennedy Toole" de la pintura
A pesar de haber sido ignorada por mucho tiempo, la obra de Gerstl fue redescubierta y valorada por su audaz aproximación a la subjetividad y a los límites de la forma. En tal sentido, su historia guarda paralelismos con la de John Kennedy Toole, quien escribió su obra maestra “La conjura de los necios” antes de suicidarse a los 31 años, sumido en una desesperación similar a la de Gerstl. Ambos compartían una mirada oscura sobre el mundo y una dificultad para encajar en él. Y la tragedia de sus vidas agrega un aura de culto a sus obras.
En el caso de Gerstl, su paleta cromática, su trazo nervioso y su análisis de la psicología a través de los retratos le otorgan un lugar destacado. Su autorretrato, por ejemplo, muestra la inquietud que lo carcomía. Queda claro que el mundo no era un lugar cómodo para él, casi podría decirse que sus propios cuadros anticipan el angustiante desenlace de su vida.
Colección privadaDéborah García Sánchez-Marín escribió en relación al pintor austríaco que “su expresionismo tiene mucho cuerpo, la pintura que lleva a cabo tiene una materialidad muy particular. Su carrera, que tan solo duró seis años, pivotaba entre diferentes estilos: a veces sus cuadros tienden al realismo (sobre todo los retratos), pero es siempre un realismo vibrante apuntalado por el uso valiente que hace del color. En otras obras observamos sus coqueteos con el puntillismo y otra veces la deuda es con figuras tan significativas como Van Gogh o Edvard Munch”.
ArchivoNinot Kayor, por su parte, apuntó que “queda lo suficiente de la obra de Gerstl para demostrar que no fue meramente el primero de los expresionistas vieneses, sino también el más original, aunque nadie lo advirtiera hasta transcurridos veintitrés años después de su muerte. Mientras vivió, rechazó las escasas oportunidades que para exponer sus obras se le presentaron, y su obra no fue exhibida públicamente hasta 1931. Todavía hoy, poco de ella puede verse en colecciones públicas y, en comparación con Kokoschka y Schiele, es un virtual desconocido. Se dice que, cuando estudiaba en la Academia de Arte de Viena, Gerstl estuvo brevemente influenciado por la pintura decorativa de Gustav Klimt. Sin embargo, poco tardó en ser él mismo y en crear su estilo maduro, al parecer a partir de la nada”.