El santafesino Luis Quiroz, radicado en Salta, se especializa en arte sacro y ha realizado varias imágenes dedicadas a María Antonia de Paz de Figueroa, quien se convertirá en la primera santa argentina. Aquí, un repaso de su acercamiento a la figura y los elementos técnicos y religiosos que dan forma a estos trabajos.
“Caravana espiritual” técnica mixta sobre tabla texturada con dorado a la hoja.
La religiosa argentina María Antonia de Paz de Figueroa, conocida como Mama Antula, se convertirá en la primera santa argentina el próximo 11 de febrero de 2024, cuando será canonizada en Roma, de acuerdo a lo anunciado el 11 de diciembre por el Dicasterio para la Causa de los Santos.
El rito de canonización será el “11 de febrero de 2024, VI Domingo del Tiempo Ordinario y aniversario de la primera aparición de la Santísima Virgen María en Lourdes”, según el comunicado del Vaticano.
El dicasterio sostuvo que “tras la habitual consulta al Colegio Cardenalicio, el Santo Padre Francisco ha decidido proceder a la Canonización de la Beata María Antonia de San José (en el siglo: María Antonia De Paz y Figueroa), conocida como Mama Antula, Fundadora de la Casa de Ejercicios Espirituales de Buenos Aires, nacida en 1730 en Silipica, Santiago del Estero (Argentina), y fallecida el 7 de marzo de 1799 en Buenos Aires (Argentina)”.
“Desde el año 2015, y a través de una experiencia personal, tomo contacto con la Venerable María Antonia y desde allí comienzo a pintarla y darla a conocer en todo el país e Italia", cuenta Luis Quiroz, artista plástico formado en Santa Fe, hoy radicado en Salta. "Pronto será declarada Santa y siento una gran emoción por esta mujer laica que es reconocida por la fortaleza y la fe de hacer lo que ella creía importante para la gente de su pueblo. Su trabajo la llevo a que reconozcan dos milagros que realizó Dios a través de ella y su gran fe”, agrega este especialista en arte sacro, que actuó en “Tire Dié”, bajo la dirección de Fernando Birri, y fue novicio en un convento benedictino.
Luis Quiroz entregándole su retrato de Mama Antula al papa Francisco en Roma (2015), previo a la beatificación. Foto: Gentileza del artista
Antonia fue “formada espiritualmente por los padres Jesuitas del Virreinato del Río de la Plata en el siglo XVIII. Se convirtió en una santa errante que asumió la misión de mantener viva la obra jesuita en la región prosiguiendo con los retiros escritos por San Ignacio de Loyola después de que la Orden resultara expulsada de Indias por orden del rey Carlos III de España, en el año l767”, comenta Quiroz.
“María Antonia sabía que esta tarea sería muy dura y especialmente para una mujer joven y atractiva. A los 15 años toma votos simples de castidad y pobreza en un altar y forma parte de un beaterio de jóvenes que vivían con sus padres, pero se dedicaban a la asistencia de pobres y enfermos. Desde ese momento usa sotana jesuítica y cambia su apellido tradicional pasando a llamarse María Antonia de San José. En esos tiempos de oscuridad y violencia, confió en que los ejercicios ayudarían al pueblo argentino a recuperar sus valores y confiaba ciegamente en el amor de Dios”.
“La peregrina de Dios”, técnica mixta sobre tabla de Okumé, con dorado a la hoja 0,28m x 0,45m; “Constante y perseverante”, técnica mixta sobre tabla de Okumé, con dorado a la hoja. Fotos: Gentileza del artista
Sus valores
“A partir de su tenacidad, valentía y perseverancia Mama Antula, se convierte en la mujer fuerte de América, llena de esperanza y el santo ardor, asume riesgos y toma la decisión de transformar la sociedad de su tiempo con la práctica de los Ejercicios, donde logra unir las distintas clases sociales de la época, ubicando a Jesús en el centro de sus vidas"; relata este ex monje, también actor, pintor, escultor, realizador cinematográfico, director teatral, docente y autor.
“Se adaptó a lo que en ese tiempo le estaba permitido realizar a la mujer. Ella no podía predicar, ni enseñar ni hacer dirección sobre las almas. Lo que hacía; era invitar de puerta en puerta, a los pobladores de cada lugar a tomar los ejercicios espirituales, con pocas pero muy elocuentes palabras que convencía fácilmente al pueblo a sumarse a los retiros que llevaban una semana de silencio y encierro. A los ejercitantes los exhortaba a realizar confesiones, cumplir con sus obligaciones, a corregir sus faltas, etc. Se encargaba personalmente de pedir limosnas, alimentos y administrar las donaciones, para que los grupos de entre doscientos y hasta trescientas personas, tengan lo necesario y especialmente el sustento diario durante los ejercicios. Los ejercicios espirituales eran dictados por sacerdotes, tal cual lo realizaban los misioneros de la Compañía de Jesús”.
Relata Quiroz que “cuando María Antonia llega a Salta, durante el año 1773 transitó el desprecio y ser tratada como fanática, loca, ebria y hasta bruja por no contar con estudios ni una forma instruida en el hablar. Era muy vehemente en promover la conversión de almas a la salida de las misas; nadie podía ver en ese momento que Dios era quién conducía sus pasos”.
“Encontraron ridículo y extravagante que esa mujer errante, vestida de negro y descalza; pida permiso para realizar los ejercicios espirituales. Sin embargo, el obispo de la diócesis del Tucumán, Don Juan Manuel del Moscoso y Peralta; tras haber examinado su espíritu, a través de diversas pruebas; descubre la verdadera presencia de Dios en su misión y junto al Gobernador, deciden aprobar y otorgarle los permisos necesarios para recorrer las ciudades y distritos de la jurisdicción”.
“En Salta le otorgan la dirección de los ejercicios al Padre Diego Toro, ex provincial de la Orden de La Merced y luego de la partida de Mama Antula a otras provincias, los mismos serían organizados por una joven de la familia Toranzos. Dada la importancia adquirida por sus retiros continúa su misión por varias provincias argentinas entre las que se encuentran Jujuy, Tucumán, Catamarca, La Rioja, Córdoba y Buenos Aires. Cruzando a Uruguay en las ciudades de Colonia y Montevideo. Muere a los 69 años, el 7 de marzo 1799 en la Santa Casa de Ejercicios Espirituales creada por ella misma, en Buenos Aires, Argentina”.
“La peregrina”, temple al huevo sobre tabla de okumé con dorado a la hoja. Foto: Gentileza del artista
Andariega
Sobre “La peregrina” (temple al huevo sobre tabla de okumé, 0,20m x 0,30m con dorado a la hoja), obra de Luis Quiroz, escribió el profesor Aldo Marcos de Castro Paz: “Icono muy bien logrado porque rescata las cualidades más significativas de la Venerable María Antonia de Paz y Figueroa, que es la de ser ‘caminante’ y ‘andariega de Dios por los caminos del Virreinato’. Por esto va levemente inclinada hacia delante y el lado derecho, para indicar la inmensa actividad de su vida siempre ofrecida para el bien de los demás. Pero, también, la falta de asidero terrestre para sus pies descalzos en movimiento, señala la espiritualidad y el desvelo inmaterial que Mama Antula desarrolló en el tiempo señalado de su existencia: 1730-1799. El libro de los Ejercicios destaca que es una mujer ilustrada, sus cartas aun cuando ella vivía eran traducidas al latín, italiano, francés, ruso..., y en el libro, el escudo-lema de los Padres de la Compañía de Jesús, de la cual ella es su único vocero durante el destierro de éstos. El atado que porta la mano señala su vida frágil, humilde y desprendida, sólo lleva una muda de ropa, un mate para tomar agua en el camino y el Niño Jesús Emmanuel para dar a besar a las personas de buena voluntad...”.
Agrega el catedrático: “A nivel técnico hay un predominio de los pliegues descendentes del lado derecho, la línea cálida del cuadro, que destacan asimismo la luz, el bienestar y la fecunda misión de esa cruz que ella empuña en su mano, su bastón y su escudo. Además, las manos tienen un lenguaje particular. La izquierda, ascendente, sostiene la cruz y evidencia que ‘todo’ le viene de los frutos del Calvario; en vez, la mano derecha, que desciende, concede a los demás todo lo que ella ha logrado rescatar por amor, fruto de la caridad”.
“Mi fe no varía y se sostiene en quien la da” es “otra particularidad que puede leerse en el icono. La Cruz se asienta en la fimbria del manto -espacio soledoso cual los esteros de Santiago-, y este signo dinámico (bajo el aparente estatismo de la figura icónica) señala la estrecha relación entre la Compañía de Jesús y la Iglesia. De su seno, parten ‘movimientos iluminados’ con el dorado que marca los pliegues, semejantes al agua en sus formas redondeadas, y a su fecundidad en los frutos de las obras de esta mujer caminante, apóstol del Virreinato: ‘Yo procuro obra grande como de Dios y para Dios’”. A su parecer, “es un icono para mirar y admirar; contemplar y orar, leer y quedarse...”.
El retrato más conocido de Mama Antula realizado por Quiroz, y el artista junto a su obra. Foto: Gentileza del artista
Mujer feliz
Castro Paz (Profesor en Letras y doctor en Historia y Letras, investigador, iconólogo y geneologista) también abordó la obra más conocida de Quiroz sobre Mama Antula, una técnica mixta sobre tabla con dorado a la hoja y marco con aplicación de madera de cardón. “Es una pintura muy notable. Podría afirmarse que ejerce una función apelativa de parte del que se ubica frente a ella con la intención de leer su contenido y recibir mensaje. Mira, y espera una respuesta del que la mira. La boca, con las comisuras ligeramente ascendentes, destaca su cualidad de ‘mujer feliz’, porque ha elegido ‘la mejor parte, la cual no le será quitada’ (Lc 10,42)”.
Sobre la técnica, explica que “el fondo espacial realizado en oro, destaca la figura femenina y la proyecta hacia el espectador (el que mira y lee el icono). El autor ha recreado una de sus expresiones colocándola alrededor de su cabeza, cual una cartela: las letras -al fijar los ojos en ella- parecerían adquirir movimiento en torno de su silueta, caracterizándola. Los ojos azules y la fineza de sus facciones, replica la genuina semblanza de los antiguos retratos de José de Salas y Fernando García del Molino, como actualmente lo hacen las Monjas Carmelitas Descalzas de Harissa, Líbano. La mirada fija se centra en el que la mira, como sucede en los iconos de la época bizantina, y cuanto más se contempla la belleza de sus facciones espirituales y físicas, tanto más ésta se adentra en el interior del que la contempla”.
“Puede advertirse el predominio de los pliegues del manto concebidos en porciones de a tres, para destacar la influencia transformadora del poder trinitario, del Padre que nos ha creado a su imagen y semejanza, del Hijo que nos ha redimido”, concluye.
El proceso de canonización
*Desde el 30 de septiembre del año 1905, los obispos argentinos se dirigen a Su Santidad solicitando la introducción de la Causa de Beatificación de María Antonia de Paz y Figueroa, siendo la primera causa de la historia argentina.
*Al año siguiente queda terminado el proceso canónico y fue elevado a Roma, firmado por el Papa Benedicto XV el 8 de agosto 1917.
*Sus restos descansan en la Basílica de la Piedad, de la Ciudad de Buenos Aires, Argentina.
*El 2 de julio de 2010 el papa Benedicto XVI autorizó a la Congregación para las Causas de los Santos a promulgar el decreto por el que se reconoce que la Sierva de Dios María Antonia de Paz y Figueroa (María Antonia de San José) practicó las virtudes cristianas en grado heroico y la proclamó Venerable.
*El 30 de abril de 2014, la Congregación para las Causas de los Santos recibió en Roma una nueva pericia sobre un milagro atribuido a la mediación de esta laica santiagueña que dedicó su vida a promover los retiros espirituales ignacianos.
*El día 2 de octubre de 2014 el Gobierno Nacional, por decreto declara como Sepulcro Histórico Nacional al mausoleo que guarda sus restos.
*El 27 de agosto de 2016 fue beatificada y su canonización se realizará el 11 de febrero de 2024 en Roma, con grandes celebraciones en Santiago del Estero y Buenos Aires.
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