Lunes 12.8.2024
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Hoy se cumplen 128 años del nacimiento de Lino Enea Spilimbergo, uno de los pilares del arte argentino del siglo XX. Nacido el 12 de agosto de 1896 en Buenos Aires, Spilimbergo fue pintor, grabador y muralista. Su obra, arraigada en las tradiciones y paisajes argentinos, es una referencia. Spilimbergo nació en una familia de inmigrantes italianos, origen que influyó en su visión artística. Fue alumno de Pío Collivadino y Carlos Ripamonte. Su formación académica se completó con un espíritu inquieto que lo llevó a explorar varias técnicas y estilos, desde el realismo hasta el expresionismo.
María Paula Zacharías, periodista especializada en arte, destacó que Spilimbergo “fue un prodigio al que sus maestros dieron por aprobados sus estudios en tres años en vez de cinco, y comenzó a ganar premios desde su temprana juventud. Tanto que el jurado quiso darle en 1931 el Gran Premio de Honor antes que el Primer Premio en el Salón Nacional. Ese año, el concurso quedó vacante, pero sus amigos organizaron una cena benéfica para comprarle la obra y donarla al Museo Nacional de Bellas Artes”.
ArchivoSu obra incluye escenas del campo, la vida cotidiana y el trabajo, poniendo tanto acento sobre lo social como sobre lo estético. Fue un maestro en la representación del cuerpo humano. Además de su obra en caballete, Spilimbergo es reconocido por su labor como muralista.
En este aniversario de su natalicio, decidimos recordarlo a través de una de sus obras más emblemáticas, titulada “Terracita”, óleo sobre tabla que data de 1933 y se conserva en el Museo Nacional de Bellas Artes. Integra una serie de obras (“Terrazas”) que están divididas en distintas colecciones privadas. Sin embargo, “Terracita” es un trabajo representativo del estilo del pintor.
Museo Nacional de Bellas ArtesDiana B. Wechsler, en un artículo publicado en la página web del Museo Nacional de Bellas Artes señala que, “casi como un espacio de laboratorio, ‘Terracita’ juega con la intersección de planos generando volúmenes netos, que se ven puestos en cuestión con las diagonales que se imponen desde una luz que con direcciones arbitrarias reorganiza las formas”.
“El damero del piso, en tanto, más que entrar en el espacio según la lógica impuesta por la perspectiva, tiende a rebatirse, reivindicando el plano. Así, en una primera mirada el trabajo aparece como situado dentro de las convenciones representativas instaladas desde el Renacimiento, pero en un segundo momento se revela una serie de alteraciones que suponen la exploración de otras lógicas, que colisionan con las instituidas para dar paso a otro tipo de figuraciones, inquietantes, extrañadas, en donde los recursos plásticos son justamente los protagonistas de la escena y la representación una mera coartada para jugar el juego del arte moderno”, agrega.
MalbaMiguel Ruffo, en una reseña publicada en el portal Tras Cartón, pone acento en el carácter críptico de la obra. “Cuando nos encontramos ante estas pinturas, como ‘Terracita’, estamos frente a un enigma que no somos capaces de resolver. Es como si hubiésemos perdido la capacidad de decodificar los signos, como si nos faltase el maestro capaz de orientarnos en la interpretación de estos signos, como si estas pinturas rondasen el mundo de lo esotérico, un mundo en que se necesita un maestro que oficie de guía para nuestras almas”.
Es evidente que Spilimbergo, que por entonces tenía 37 años, atravesaba un momento de creatividad y energía. Esto se puede verificar en que, ese mismo año en que pintó “Terracita”, fundó junto a Antonio Sibellino y Luis Falcini el Sindicato de Artistas Plásticos y formó parte. Por si eso fuera poco, intervino en el equipo que creó “Ejercicio Plástico” un mural del gran artista mexicano David Alfaro Siqueiros, pintado en 1933 en la quinta “Los Granados”, en Don Torcuato, hoy ubicado en el Museo Casa Rosada de Buenos Aires. Allí también participaron Antonio Berni, Juan Carlos Castagnino y el escenógrafo uruguayo Enrique Lázaro.
“Despojo a mis cuadros de todo lo accesorio. Trato de estar cada vez algo más cerca del corazón verdadero de lo real, de la verdad profunda, e intento arrancar, poco a poco, a fuerza de rascar sobre la coloreada superficie del mundo”, aseguró Spilimbergo en su autobiografía según cita Noticias Argentinas en un artículo de 2021. “Terracita” prueba que lo logró.