Miércoles 26.1.2022
/Última actualización 21:44
Amou Haji es un hombre iraní de 87 años que vive entre la basura, el agua podrida y los animales muertos, y que hace algunos años se volvió famoso y se ganó el apodo del hombre más sucio del mundo. Pese a su nula higiene y luego de haber pasado 70 años sin ducharse, especialistas de la medicina le hicieron un chequeo médico y quedaron sorprendidos con su estado de salud.
Su apodo se lo ganó en el año 2014, luego de que un medio de comunicación local publicara su historia y se volviera viral con el tiempo. Haji vive en Dejgah, en la provincia de Fars, al sur de Irán y cerca del golfo Pérsico. En los últimos días y sabiendo que el hombre vivía en las mismas condiciones que hace unos años, especialistas en parasitología lo contactaron y pudieron convencerlo para que se realizara un examen médico general.
Cualquier persona podría pensar que nadie puede vivir mucho tiempo de esa manera, pero Amou desafía a la ciencia: los médicos están desconcertados por su excelente estado de salud. El Dr. Gholamreza Molavi, de la Escuela de Salud Pública de Teherán, fue el jefe responsable de los estudios sobre Haji.
Gentileza D.R
El experto reconoció estar desconcertado por los resultados, ya que esperaba encontrar enfermedades como Sida y Hepatitis, así como también parásitos y bacterias que pudieran haberse desarrollado en su antihigiénico cuerpo. Los médicos descubrieron que el sujeto no tenía casi ninguna enfermedad pese a su condición de vida tan extrema y su avanzada edad. Apenas Triquinosis, que en el caso de Haji, no presenta síntomas.
Los expertos de la Universidad de Teherán quedaron shockeados tras comprobar los análisis. Es que Haji se alimenta principalmente de animales crudos que murieron atropellados. También bebe agua podrida de latas oxidadas, y cuando no tiene tabaco, fuma heces secas de animales.
Según las hipótesis del doctor Molavi, el hombre al estar viviendo tantos años entre la basura y la suciedad, ha generado un sistema inmunológico increíblemente fuerte. Los pobladores de la zona, lejos de ser amables y ayudarlo, suelen tratarlo mal e incluso agredirlo por su apariencia. El gobernador de la provincia pidió a los vecinos que dejen al hombre en paz, ya que es un “alma gentil” que “nunca le hizo daño a nadie”.