Le encontraron la vuelta: crían peces de zonas templadas en el invierno santafesino
Investigadores de INTA y Conicet de Santa Fe validaron un sistema de recirculación acuícola bajo invernadero, que permite superar con éxito la mayor dificultad que habían encontrado experiencias anteriores.
Se logró una producción total de 92 Kg por pileta en 12 meses de cría, llegando a un peso promedio de 684 g de cada individuo. Foto: Campolitoral
Desde que se iniciaron en la provincia de Santa Fe los primeros proyectos de cría de peces en cautiverio con fines comerciales, el invierno se plantó como una barrera difícil de sortear. Las bajas temperaturas -sobre todo para el pacú, especie elegida en función de la demanda del consumidor- complicaban considerablemente el ciclo productivo y las experiencias no fueron del todo exitosas.
Para superar este obstáculo, investigadores del INTA Angel Gallardo y el Conicet testearon un sistema circular bajo cubierta -sin calefacción- y lograron validar un modelo con el que se podrían producir entre 100 y 150 kilos de pescado al año en 10 metros cúbicos de agua. El diseño de los espacios, la densidad de peces y el circuito del agua permitió definir un módulo base a partir del cual luego el criador decide la escala, instalando la cantidad que le resulte conveniente. Además, por sus características, lo consideraron una opción viable en zonas periurbanas.
Esta validación se realizó utilizando la tilapia azul, especie exótica de utilidad experimental que además les permitiría publicar el trabajo a nivel internacional. Pero este año iniciaron nuevamente el ciclo con boga, especie nativa y del gusto del consumidor, con el objetivo de probar el sistema con un futuro producto comercial.
Piezas clave
El especialista en acuicultura de INTA Ariel Belavi ratificó que una de las restricciones que tiene la zona pampeana en general para la cría de peces son los inviernos. Con el pacú, que en la zona encontró esa limitante, "hemos tenido muchos problemas porque los inviernos a veces son muy crudos", dijo a Campolitoral. Escollo que "con esto lo solucionamos", dijo en referencia al módulo bajo invernadero.
Al respecto, explicó que los sistemas circulares bajo cubierta son mecanismos de cultivo intensivos que se basan en el uso eficiente del agua mediante la reutilización y recirculación a través de filtros biológicos y de sedimentación.
El invernadero permitió preservar los peces del frío sin necesidad de calefaccionar el agua. Foto: Campolitoral
Considerando que esta producción podría tener una ventaja de cercanía para realizarse en zonas periurbanas, pensaron en aplicar el sistema RAS (sigla en inglés de Sistema de Recirculación Acuícola), muy utilizado en planteos intensivos a nivel mundial. Consiste en que un mismo volumen de agua vaya circulando con la intermediación de un biofiltro, en el que actúa una colonia de bacterias.
Al respecto, explicó que cuando se crían peces en altas densidades se acumulan muchas sustancias tóxicas en el agua que generan los mismos peces a partir de sus heces. "El principal componente es el amonio", apuntó. Y para contrarrestarlo apelaron a bacterias nitrificantes muy conocidas por los ingenieros agrónomos: nitrosomonas y nitrobacter, que están en el suelo pero también en el agua. "Si uno le pone un sustrato adecuado", que en este caso consiste simplemente en una superficie plástica, "las bacterias toman ese amonio en exceso, lo transforman en nitratos a los cuales los peces son mucho más tolerantes, entonces podemos mantener un volumen de agua en circulación sin recambio con altas densidades de peces durante un período prolongado", detalló.
Pablo Collins, investigador del Conicet que se desempeña en el Instituto Nacional de Limnología (INALI), añadió: "esto permite utilizar nuevamente el agua en el cultivo de peces y/o vegetales, cerrando de esta manera el circuito del agua en los sistemas productivos".
Según los especialistas, "estos sistemas circulares están enmarcados en los objetivos de la economía azul que, además, permiten altos rendimientos comerciales en toneladas por hectárea en regiones del país con restricciones térmicas para la cría de peces, incluso especies nativas de climas templados-cálidos".
Acelerando tiempos
Belavi indicó que tomaron el sistema y lo adaptaron con densidades de peces más bajas de las que se usan en el mundo. "Probamos 15 peces por metro cúbico, cuando los sistemas de alta productividad usan dos o tres veces esa cantidad", sostuvo. Además, explicó que con mayor densidad "se complejiza el sistema" y se requiere utilizar más elementos, como filtros UV para eliminar patógenos.
"Probamos 15 peces por metro cúbico, cuando los sistemas de alta productividad usan dos o tres veces esa cantidad", destacó Ariel Belavi, de INTA Ángel Gallardo. Foto: Campolitoral
"Nosotros usamos una densidad media, para poder adaptar el biofiltro y colocar el sistema bajo invernadero". La ubicación bajo cubierta es habitual, pero en el mundo lo hacen en galpones "y nosotros usamos invernaderos para tener esa ventaja de mantener la temperatura en invierno".
Así, sin necesidad del gasto que implicaría calefaccionar el agua, los peces en este sistema "ganan" 15 a 30 días a la entrada y a la salida del invierno en alimentación. Como dejan de alimentarse cuando baja mucho la temperatura, "en vez de tener 3 a 4 meses en el año que no consumen alimento, lo podemos restringir a dos sin necesidad de calefaccionar el agua, que es un costo energético muy grande".
"Luego de un año de estudio pudimos evaluar la eficiencia del sistema que utilizamos, desde el punto de vista productivo y ambiental", confirmó Belavi, quien consideró que obtuvieron "resultados muy buenos". En este punto señaló: "Se obtuvieron rendimientos muy superiores a los sistemas de cultivos tradicionales semi intensivos".
Escala eficiente
En las pruebas de validación, con la tilapia azul lograron producir 10kg por metro cúbico de agua. "Ahora estamos rearmando el sistema para probarlo con boga", dijo. "Tenemos medidas las temperaturas máximas y mínimas de supervivencia, que son mejores que las de la tilapia, y por los hábitos alimenticios y de comportamiento tenemos la expectativa de que puede funcionar en sistemas de alta densidad", añadió.
La tilapia azul es una especie propicia para ensayos que puedan validarse a nivel mundial. Foto: Campolitoral
El especialista comentó que cada módulo utilizado tiene 7.000 litros con capacidad para 150 peces "con la idea de que se obtengan entre 100 y 150 kilos de pescado". Y aclaró que, al ser modular, se pueden sumar sin necesidad de modificar la escala. "Para empezar recomendamos esto", sugirió a quienes estén interesados en la iniciativa.
Para la "siembra" de bogas, los alevines fueron adquiridos a un productor de Misiones. Sin embargo, el equipo aspira a la generación propia de las "semillas". Para ello compraron ejemplares destinados a ser reproductores, que hoy tienen un año aproximadamente, pero aún les falta desarrollo. "A partir del verano que viene o del otro, según la madurez que tengan los ejemplares, vamos a poder hacer reproducción nosotros", dijo Belavi, y precisó que el trabajo se haría en el marco de un plan de mejoramiento con genética de diferentes lugares del país.
Finalmente, el especialista de INTA indicó que a la hora de elegir los materiales para la experimentación se apuntó a elementos de fácil acceso para la construcción, a los fines de proponer a los interesados en emprender un esquema accesible. "Es más lo que se gasta en el invernadero", dijo, que en el resto de los elementos. En ese sentido, sugirió que el sistema podría ser una opción para aprovechar "estructuras ociosas" como gallineros o invernaderos en desuso.
Especificaciones técnicas
Desde INTA precisaron que los módulos utilizados consisten en piletas rectangulares de plástico de 2.5 x 4 m de 10 mil litros y un biofiltro de 3 mil litros bajo invernadero (sin calentamiento de agua). La densidad de siembra utilizada fue de 15 peces por m3 -150 individuos por pileta- cultivando solo machos de tilapia azul debido a que esta especie es la más utilizada internacionalmente para validar sistemas de cultivos acuícolas.
El cultivo en estas condiciones logró una producción total de 92 Kg/pileta luego de 12 meses de cría, llegando a un peso promedio de 684 g (máximos de 962 g). La talla del 100% de los individuos superó el tamaño estandarizado comercial y gastronómicamente como plato (mayor a 25 cm).
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