Según Gabriel Rizzotti, gerente Comercial de Maizco, el foco de la campaña estará puesto en la tecnología, que será la que marque la diferencia. "El impacto de la Niña en este tercer año es más fuerte que en los anteriores, porque se ha corrido mucho la fecha por la falta de agua", afirmó. "La mayoría de los productores ya consideró pasarse a tardíos a fines de diciembre o enero, y eso reconfigura un poco la campaña", agregó.
Igualmente, no pierde las esperanzas. "Se va a perder algo de área, pero creemos que va a ser una campaña medianamente buena. Hay que reconfigurar lo que será una cosecha diferente", admite.
Un momento especial
Según el especialista, la cosecha es el momento que define cuánto grano va a ir a la venta y al campo, y la dificultad de la recolección de un maíz tardío crece, porque ya hubo heladas, hubo mucho estrés para las plantas, y muchas plantas se encuentran en su última fase de resistencia.
Por eso, no contar con una máquina o un cabezal correcto puede ser la diferencia entre el éxito y el fracaso. "Desde hace unos años se viene trabajando mucho en eso, porque el maíz tardío empezó como una solución de compromiso y terminó siendo una tendencia productiva en Argentina. Por eso, estamos trabajando para minimizar las dificultades de esta cosecha".
En ese sentido, detalló algunas claves a tener en cuenta. "Recomendamos que se tenga mucho cuidado en el control del cabezal, la regulación al detalle, la velocidad de cosecha, tener los cabezales actualizados que ya tienen esa configuración, con rolos mucho más gentiles". Lo dice en referencia a que los cabezales están preparados para plantas fuertes y firmes y ese mismo trato en un maíz tardío genera mucho daño y la salida de mucho material fuera del cabezal.
"Recomendamos empezar a pensar si el cabezal está acorde, tener un buen mantenimiento, y mantenerse a la vanguardia con estas tecnologías va a dar sus frutos porque hay que prepararse para condiciones bien hostiles".
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Rizzotti explica que los últimos cabezales que fabricaron tienen una configuración muy particular en lo que refiere a la entrada de las plantas, permitiendo que si hay un movimiento de espigas con desprendimiento, sean captadas por el cabezal de igual manera cambiando la geometría de cosecha.
"El tardío de maíz se está trabajando para reducir al mínimo las pérdidas de cosecha, los productores están al tanto de esto y por eso la demanda de actualización tecnológica fue muy alta, porque todo el mundo comprenda que hay una inversión pero que tiene un retorno, es algo que vale la pena porque están apuntando a estas condiciones nuevas que se están dando en el maíz en la Argentina".
Los nuevos "chiches"
Por otro lado, detalló que se están haciendo muchas incorporaciones tecnológicas importantes de soluciones electrónicas, tales como copiadores de terreno incorporados, o aleros sinfines laterales para reducir pérdidas. "En el caso de los drappers, una APP en la nube, que conecta al Servicios Técnico y al productor, quienes pueden monitorear el desenvolvimiento del cabezal en tiempo real. Son todas cosas que vienen a facilitar la vida del productor. No son detalles, sino que permiten diagnosticar e interactuar para resolver un problema o mejorar la performance de un cabezal. Se trata de avances que vale la pena experimentar".
Cambia, todo cambia
Para Rizzotti, esto hubiese sido imposible años atrás. "Años anteriores, si teníamos que enfrentar una situación similar resultado hubiese sido peor, tanto por los materiales como por la maquinaria. Si bien la sequía nos va a dar un golpe fuerte, esto permite ilusionarnos y esperanzado en tener un buen 2023", se ilusiona.
Por último, resaltó la necesidad como industriales del agro de seguir con el chip del largo plazo. "Seguimos son nuestros planes de expansión sin cambio, pese a algunas crisis en el mundo que nos obligan a reformular algunos destinos, pero seguimos pensando en el comercio global para restar preparados para los avatares de la economía. Este año cumplimos 70 años, y el objetivo no es mirar para atrás, sino para adelante, ser una referencia de cabezales en todo el mundo y para eso trabajamos todos los días incorporando productos y talentos con proyecciones firmes que excedan a la coyuntura".
Y a la hora de cuantificar el impacto de la "sustitución de importaciones", reconoció que los afecta, pero siguen adelante. "Es una realidad que hay que trabajar con ella, importamos muy poco, la mayor parte de nuestra producción es propia y nacionalizada, la vamos trabajando por ahí con planificaciones un poco más largas para tener resultados más seguros, estamos trabajando podríamos decir que de forma normal, adaptándonos a las circunstancias, hubo problemas nuestros y en el mercado internacional, un poco complicada la logística, pero entiendo que para el año próximo se va a enderezar un poquito".