Federico Aguer
Luego de un pedido de informes ingresado por ediles santafesinos, Campolitoral recorrió el emblemático predio. Deudas históricas y planteos superadores.
Federico Aguer
faguer@ellitoral.com
No caben dudas que la Granja La Esmeralda ha sido un lugar emblemático para los santafesinos en las últimas décadas. Cuántos chicos habrán visto por primera (y única vez) un ejemplar de yaguareté, un tucán, un yacaré o un Aguará Guazú. Esta última especie (patrimonio provincial) fue noticia en reiteradas oportunidades en los últimas semanas, con ejemplares aparecidos en distintos centros urbanos de la provincia.
Es que la Granja fue concebida como un espacio de difusión de las especies autóctonas, con la intención de devolveras a su pasado esplendor en estado natural, mediante un trabajo de recuperación y preservación de la biodiversidad santafesina. Nunca fue un zoológico, pero permitió contemplar cara a cara a esos animales tan entrañables que el ser humano ha ido desplazando a lo largo de su expansión a áreas silvestres.
Pasado y presente
Esta semana, los concejales santafesinos Luciana Ceresola y Sebastián Mastropaolo (Pro-Juntos por el Cambio) presentaron un proyecto para que la Municipalidad de Santa Fe realice, "de manera urgente y sin dilaciones", las pertinentes gestiones ante el Gobierno de la Provincia para que informe acerca de la situación en que se encuentra el predio educativo-recreativo de nuestra ciudad.
Y la verdad es que al recorrer las 13 hectáreas del predio, pudimos enfrentar una realidad difícil, que lleva años sin resolverse a nivel de infraestructura: muros inexistentes, vandalismo sistematizado, amplios sectores caídos en un abandono total, yuyos y árboles que han avanzado impiadosamente sobre gran parte de las instalaciones.
Lejos de aquel ambicioso proyecto de la gestión anterior, la Granja necesita un fuerte proceso de inversión y planificación para recuperar cuestiones básicas que le permitan mantener su función y potenciar nuevos desafíos.
Pandemia y fauna
En diálogo con Campolitoral, Daniel Hunziker, subdirector del establecimiento, destacó que siguen ingresando muchísimos animales porque la sequía ha provocado mucho movimiento de fauna. “De forma permanente tenemos consultas acerca del asesoramiento sobre animales en el lugar o en forma remota, y muchos animales que vienen a la granja”.
El veterinario especificó que actualmente por el COVID-19 se deben evitar los movimientos de fauna que no sean estrictamente necesarios y urgentes. “Hoy tenemos una especie emblemática como es el Aguará Guazú, que es un monumento provincial, y que en los últimos 5 años, de forma directa o indirecta hemos intervenido en 60 rescates de esta especie. También hemos trabajado en la misma línea de reahabilitar otras especies como el mono carayá o aullador, la tortuga de tierra, el cardenal amarillo, el loro hablador y los guacamayos, que se mandan al Ente Binacional Yaciretá”.
Proyectos y realidades
Para Rubén Alcaraz, director de asuntos pecuarios y avícolas de la Provincia, a los inicios de la gestión llegó la pandemia, la que impidió iniciar las obras de recuperación del predio. “Liberada la pandemia nos pusimos a trabajar sobre el mantenimiento de la Granja”, asegura. Y afirma que quieren llevar adelante una reestructuración del parque, “ponerla en una situación que se pueda circular, para que se pueda reabrir el parque; hay mucho trabajo por delante, que nos va a llevar hasta 4 meses más. Queremos poner una garita policial junto con las casas de los empleados, para brindar mayor seguridad a la Granja y al barrio. Queremos dar un lugar para difrsutar al barrio y a toda la ciudad”.
Según Alcaraz, volver a exhibir a los animales llevará más tiempo. “Los animales ya veremos, porque se están recuperando en sus sistema de salud, y veremos de qué forma devolverlos a su hábitat natural, y de paso devolverle este espacio verde a la ciudad”, expresó.