Una conmovedora historia de amistad y conexión entre un hombre y su novillo se inició hace 13 años, cuando Don Vali rescató un pequeño ternerito cuando nació en un camión cargado de vacas de descarte. Desde entonces, han sido inseparables.
Hace 13 años, este albañil jubilado de la localidad bonaerense de 9 de Julio rescató al animal cuando nació en un camión cargado de vacas de descarte. Desde entonces, han sido inseparables.
Una conmovedora historia de amistad y conexión entre un hombre y su novillo se inició hace 13 años, cuando Don Vali rescató un pequeño ternerito cuando nació en un camión cargado de vacas de descarte. Desde entonces, han sido inseparables.
Este albañil jubilado, hoy con 78 años de edad, es ampliamente conocido en la localidad de 9 de Julio, ubicada a 262 km de la ciudad de Buenos Aires. Siempre se lo ve acompañado por Cebucho, un novillo capado de 1150 kilos que él mismo crió desde pequeño. Suelen pasar tiempo cerca de la YPF, en la rotonda, donde monta a su amigo utilizando un banquito sobre unos durmientes.
Cebucho es una cruza de madre cebú y padre Hereford. Su historia comienza cuando Don Vali se interesó por los animales que unos camioneros estaban vendiendo, específicamente buscando un cebú. Le señalaron hacia el fondo del camión, donde vio a Cebucho luchando por salir del vientre de su madre. Sin dudarlo, Don Vali lo ayudó a nacer y desde entonces ha vivido junto a él durante 13 años.
Al comienzo, el hombre se encargó de alimentarlo con leche y huevo batido, ya que no recibió calostro. Con el tiempo, Cebucho ganó peso y Don Vali lo entrenó para montarlo. La relación entre ambos fue fortaleciéndose y juntos comenzaron a explorar la ruta sin descanso.
A medida que la historia de Don Vali y Cebucho se hizo conocida, comenzaron a recibir invitaciones a desfiles en pueblos y ciudades cercanas, así como a diversas festividades. Cebucho se volvió famoso y muy querido por su mansedumbre, siendo un invitado especial en cumpleaños donde los niños se acercan a tomarse fotos con él, demostrando su tranquilidad y bondad.
La historia de Don Vali y Cebucho nos recuerda el poder de la amistad y la conexión entre los seres humanos y los animales, dejando una huella imborrable en la comunidad donde residen.