Drones y ordenanzas: la tecnología pide cambios en el agro
Los vehículos no tripulados que se utilizan en agricultura representan un camino de superación en las aplicaciones de fitosanitarios, sobre todo en zonas periurbanas. Sin embargo, las normativas no lo contemplan.
Drones y ordenanzas: la tecnología pide cambios en el agro
El vuelo con drones está prohibido en zonas densamente pobladas o sobre aglomeraciones de personas. Además, la operación de los mismos debe realizarse en un espacio aéreo segregado: a no menos de 30 metros de distancia en relación con personas o cosas ajenas a la operación, no más de 122 metros de altura y a partir de 10 metros en la vertical. Para poder operarlos se debe gestionar la correspondiente licencia ante la Administración Nacional de Aviación Civil (ANAC), quien otorga el permiso correspondiente. Si además se hace un uso comercial, debe estar autorizado.
Sin embargo, a los equipos de uso agrícola les caben las prohibiciones de ordenanzas de miles de comunas y municipios de todo el país en tanto son "aplicaciones aéreas", Y esto discrimina el enorme potencial que estos equipos tiene para la protección de los cultivos en zonas periurbanas.
Normativa versus tecnología
Martín Peña Escobedo opera desde hace un año un equipo de dron desde el Aero club de San Justo, y advierte las implicancias de esta situación. "Hace un año incorporamos un dron, una tecnología que se va a imponer de a poco, pero no es tan fácil como parece", señala. Y puntualiza que desde la importación misma, con una Aduana que siempre pone algún problema. "Pero bueno, logramos incorporarlo y empezar de poco a trabajar, ya tenemos hechas más de 1.500 has. La gente lo prueba y comprueba que es una herramienta importante", agrega.
Peña Escobedo señala que vale la pena aclarar que el dron no le quita trabajo al avión ni a la máquina terrestre, sino que tiene su lugar especial. "Pero estamos con la ordenanza municipal de San Justo que no permite el uso de aplicaciones aéreas, por eso estamos tratando de cambiar esa norma y aggionarla a la realidad".
En los últimos años creció el uso de drones en la actividad.
A la hora de enumerar las ventajas, explica que el dron no tiene deriva, y no causa grandes problemas en el caso que tengas un accidente. "El dron que tenemos nosotros carga 20 litros, por lo que en caso de tener un accidente prácticamente es insignificante. Y lo hemos tenido, de hecho, cuando nos encontramos con el dron no pasa nada, el tanque donde va el caldo no tiene derrames ni nada".
Y lamentó que la ordenanza no lo contemple. "Estamos tratando desde el Concejo Deliberante de San Justo insistiendo desde hace más de un año. Pero lamentablemente sabemos que Argentina es una máquina de impedir. No hay legislación: el Ministerio te pasa a los concejales, es el gran bonete; nos está costando mucho que le den entidad y lo reconozcan".
Inclusive, sostiene que a nivel nacional tampoco hay legislación. "Espero que con los cambios en la ANAC se acelere la inscripción. Este vacío, lo que ocasiona es que quien tiene un dron lo opere sin decir nada y sin ningún tipo de resguardo legal. Lamentablemente ir por izquierda es lo que uno tiene que hacer para poder trabajar".
Potencial dormido
Por otro lado, asegura que con el dron que poseen en la actualidad pueden trabajar entre 50 y 80 hectáreas diarias, ya sea con insecticidas o herbicidas. "Podemos utilizarlo en ensayos, que son parcelas muy chicas y difíciles de aplicar con mochila". Además, asegura que ya se están utilizando mucho en las arroceras, donde a veces hay dos lotes con distintos tipos de arroz, y donde el mismo producto que protege a uno puede quemar al otro. Y están dejando de usar el avión para utilizar esta tecnología.
También se pueden hacer , y hasta montes frutales. "Tratamos de ofrecerlo en el tema de la frutilla, para evitar la aplicación manual. Y también se puede agregar fertilizantes sólidos, aunque no es lo ideal para el quipo que tenemos nosotros, pero hasta se puede sembrar. Es una herramienta muy versátil. Hay equipos de más de 50 litros haciendo aplicaciones con mayor cantidad de hectáreas por hora".
En el país no existe por ahora ninguna agrupación que nuclee a los usuarios de drones agrícolas, pero cada vez hay más equipos, que si bien no se han expandido (por su alto costo), permiten un trabajo personalizado: "hoy podés hacer lo que se te ocurra con el software que disponen", afirma.
En cuanto a la habilitación, expresa que las máquinas terrestres van a costar 300 mil pesos por año, "y si la máquina funciona mal puede quedar descalibrada. Pero con los aviones no se necesita, sino un certificado de aeronavegabilidad y ya vuelan, o sea que si aplica bien o mal es un problema del aplicador. Con los drones no se sabe qué es lo que quieren hacer, porque no son todos iguales, normalmente tienen 2, 4 u 8 picos, etc".
Finalmente, acordó que es necesario hacer los cursos que sean necesarios, "pero los agrícolas por más que sean más grandes, no vuelan en ciudades y la altura que vuelan es muy baja, no interfieren con el tráfico aéreo, cosas que los de fotografía vuelan más rápido, más alto, y pueden molestar el tráfico aéreo".
Y expresó que es necesaria una legislación para incorporarlos en las ordenanzas municipales para ver cómo se puede sacar la palabra "Aéreo" para especificar que esa zona vedada para el avión pero no para los drones.
"En los periurbanos no pueden entrar el avión, y en estos años Niño tampoco las máquinas terrestres, y es allí donde el dron es una herramienta fundamental para esos casos".
¿Competidores o aliados en la agricultura?
Los drones realizan mapeos detallados y precisos de cultivos y terrenos. Los aviones aplican fitosanitarios a gran escala para la protección y nutrición de los cultivos. Los drones permiten inspecciones detalladas en áreas de difícil acceso, mientras que los aviones, como los asociados de la Cámara de Aeroaplicadores de la Provincia de Buenos Aires (CAPBA), cubren grandes extensiones de tierra de manera eficiente. Optimización de datos: Integrar información de drones con la aplicación precisa de aviones, respaldados por la experiencia de CAPBA, mejora la gestión de cultivos y la toma de decisiones. Eficiencia y sostenibilidad: La combinación de estas tecnologías, junto con el apoyo de CAPBA, busca maximizar la producción agrícola de manera sostenible y eficiente.