Viernes 26.4.2024
/Última actualización 15:40
La zona fronteriza entre Santa Fe y Córdoba, en el centro oeste provincial, fue nuevamente escenario de un acto delictivo que sacudió a la comunidad. En la madrugada del martes 23 de abril, delincuentes faenaron 6 vacas de tambo del establecimiento "Don Pedro", propiedad de la familia Pozzi, ubicado unos 6 km al norte de la Autovía 19, sobre la ruta interprovincial.
Ante la recurrencia de hechos similares durante los últimos años, en el lugar han implementado medidas de seguridad como cámaras de vigilancia, perros de guardia y personal armado. Sin embargo, estos esfuerzos no han sido suficientes para detener los ataques que se repiten desde hace años, dejando a los propietarios y trabajadores en un estado de constante temor e incertidumbre.
En declaraciones a Campolitoral, Juan Pozzi, dueño del establecimiento, expresó su profunda preocupación: "El establecimiento está al borde de cerrar, no por problemas en la producción sino porque los ataques son permanentes y la nula respuesta del Estado". En el lugar trabajan 10 familias.
Pozzi, conocido médico cirujano en la ciudad de San Francisco, también señaló que los delincuentes llegan desde el Barrio Acapulco de esa localidad y luego venden la carne en una carnicería de Frontera. Aseguró que, pese a que el comercio fue allanado y clausurado, volvió a operar rápidamente, facilitando el comercio ilegal de carne faenada.
"Es el preludio de una tragedia entre los peones y los criminales", advierte el propietario, reflejando el creciente clima de tensión y peligro que se vive en la zona. "Josefina es tierra de nadie", lamentó, haciendo hincapié en la falta de presencia y acción del Estado para garantizar la seguridad de los habitantes y propiedades en la región.
Los productores agropecuarios, víctimas recurrentes de estos actos delictivos, claman por medidas de seguridad más efectivas. En este sentido, han expresado su esperanza de que se establezca la presencia de la Gendarmería Nacional en la zona, en un esfuerzo por brindar protección y disuadir futuros incidentes.
La necesidad de garantizar la seguridad en los campos y tambos de la región se ha convertido en una prioridad urgente para los habitantes locales, quienes buscan salvaguardar sus medios de vida y proteger el patrimonio agropecuario de la comunidad.