Ganadería: criadores cordobeses fueron a Paraguay a ver cómo se producen 300 kilos de carne por hectárea
Visitaron el país vecino y conocieron casos en los que incrementaron la producción mediante una combinación de selección de pasturas, un sistema rotativo de pastoreo y una rigurosa toma de datos con el uso de caravanas electrónicas.
El itinerario incluyó visitas a dos establecimientos, Rancho Quemado y Jerovia, ambos miembros de los grupos CREA Samuú y Mariscal en Paraguay. Foto: Gentileza CREA
A fines de agosto los integrantes del CREA Ganaderos del Noroeste (región Córdoba Norte) realizó un viaje a Paraguay con el objetivo de explorar de primera mano el desarrollo de la actividad productiva en ese país. La comitiva, compuesta por diez empresarios y un asesor, buscó identificar tecnologías y prácticas de manejo que podrían ser adaptadas a las empresas locales para mejorar su eficiencia y competitividad.
"Durante la visita, exploramos diferentes pasturas que podrían aumentar el potencial productivo en nuestras propias explotaciones", compartió el Ing. Agr. Osvaldo Luna. Foto: Gentileza CREA
"Decidimos organizar esta visita a Paraguay porque ya habíamos realizado un viaje similar junto a los asesores y presidentes de los grupos CREA de la región, y la experiencia fue muy enriquecedora", explicó Osvaldo Luna, asesor del grupo.
"Esta vez quisimos profundizar en diferentes aspectos técnicos y aprender más sobre la ganadería paraguaya, centrándonos en tres ejes principales: manejo de pasturas, avances tecnológicos y el negocio ganadero", añadió.
El itinerario incluyó visitas a dos establecimientos, Rancho Quemado y Jerovia, ambos miembros de los grupos CREA Samuú y Mariscal en Paraguay.
Potencial para mejorar
"Observamos planteos de recría que en los últimos cinco años pasaron de producir 200 a 300 kilos de carne por hectárea al año, aplicando protocolos de selección animal, modificando el consumo de pasturas, suplementando y tomando decisiones basadas en datos recogidos y analizados mediante caravanas electrónicas", resumió Luna.
Los animales en el establecimiento paraguayo llevan caravanas electrónicas que registran una gran cantidad de datos. Foto: Gentileza CREA
"Actualmente, en nuestro grupo estamos alcanzando un promedio de 200 kilos de carne por hectárea. Creemos que tenemos el potencial para mejorar, elevar nuestros estándares y llegar a los 300", remarcó.
Cabeza y forraje
Diego Sáenz, presidente del Grupo Ganaderos del Noroeste, también se mostró satisfecho por la visita. "El establecimiento Rancho Quemado me impactó por la mentalidad del empresario, las métricas que utiliza y cómo las aplica. Me hizo replantearme muchas cosas", afirmó.
"El productor compartió con nosotros su aprendizaje de diez años en el campo, cómo fue ajustando su producción, cometiendo errores y encontrando la manera de mejorar su negocio. Hoy está produciendo 300 kg/ha de carne, aprovechando mejor el pasto y la suplementación, y ahora se propuso el objetivo de llegar a los 500 kilos", apuntó.
Rancho Quemado logró incrementar su producción mediante una combinación de selección de pasturas, un sistema rotativo de pastoreo y una rigurosa toma de datos. Estos elementos no sólo optimizan la toma de decisiones, sino que también mejoran los márgenes económicos del negocio ganadero.
Más allá de Gatton panic
"Durante la visita, exploramos diferentes pasturas que podrían aumentar el potencial productivo en nuestras propias explotaciones", señaló Luna. Además del conocido Gatton panic, los ganaderos paraguayos buscaron diversificar sus forrajes y mejorar la genética de sus pasturas mediante la adopción de otros híbridos como Mombaza, Zuri y Quenia, desarrollados por la Empresa Brasileña de Investigación Agropecuaria (Embrapa, el equivalente al INTA en Brasil). Estas variedades pueden producir hasta 6000 kilos más de materia seca por hectárea que el Gatton panic, alcanzando hasta 16.000 kg/ha. Este enfoque se complementa con un estricto control de malezas arbustivas, tanto mecánico como químico, que potencia la producción forrajera.
En Rancho Quemado realizan mediciones periódicas que les permiten evaluar cómo fue la respuesta de la suplementación y tomar mejores decisiones. Foto: Gentileza CREA
Otro pilar en la estrategia de Rancho Quemado es la implementación de un sistema de pastoreo rotativo, que maximiza la eficiencia del manejo forrajero. Este sistema se basa en la altura de las pasturas para decidir cuándo deben pastar los animales. Durante la época de lluvias, que en esa región de Paraguay se extiende de octubre a mayo, los animales ingresan a los lotes cuando las pasturas alcanzan entre 35 y 40 centímetros de altura. Ahí consumen hasta dejar 10 o 15 centímetros, antes de ser trasladados a otro lote, para permitir que el área se recupere durante 21 días. "Con este método de pastoreo, el crecimiento del pasto se incrementa en un 30%", destacó Sáenz.
Este enfoque, que asegura que los animales consuman siempre las partes más tiernas y nutritivas de las plantas, permitió mejorar los índices de ganancia de peso en los vacunos, para pasar de 500 a 800 gramos diarios.
Por otra parte, las prácticas incluyen una suplementación de los rodeos en cualquier momento del año, por ejemplo con burlanda seca, teniendo en cuenta los requerimientos del animal, más allá de la época y del clima. Incluso pueden implementar esta práctica en verano, si la oferta del pasto no es buena. Para ello realizan mediciones periódicas que les permiten evaluar cómo fue la respuesta de la suplementación y tomar mejores decisiones. Con todo esto apuntan a obtener ganancias de peso más estables a lo largo de todo el año.
"Nos resultó muy interesante observar estas prácticas porque, en general, en la Argentina se continúa haciendo un manejo más tradicional. Ellos nos mostraron una forma diferente de gestionar las pasturas", consideró Luna.
Identificación electrónica
Los animales en el establecimiento paraguayo llevan caravanas electrónicas que registran una gran cantidad de datos, como el peso en diferentes momentos, lo cual permite a los productores tomar decisiones bien informadas.
En Paraguay utilizan la categoría Macho Entero Joven (MEJ), que se refiere a terneros no castrados y que en el mercado argentino tienen escasa presencia. Foto: Gentileza CREA
Saenz destacó la metodología empleada por la empresa para el pesaje de sus animales, que se realiza al ingresar al campo, luego a los 10 días y nuevamente a los dos meses. "Su protocolo de pesaje sigue pautas precisas para asegurar que siempre se obtengan datos equivalentes", subrayó. Esta información se evalúa incluso en función del origen de cada animal, para elaborar un ranking de proveedores y decidir a quién adquirir ganado en el futuro.
"La caravana electrónica es una tecnología que ya utilizamos, pero quizás no la estamos aprovechando al máximo. Gracias a los datos que proporcionan, los productores ganaderos están calculando el margen bruto por cada cabeza de ganado. Todas las decisiones se están tomando a nivel individual, lo cual está mejorando significativamente el negocio ganadero", comentó Luna.
"Esta tecnología nos permite cambiar nuestra perspectiva sobre la ganadería. Antes tratábamos a los animales como un grupo homogéneo, pero ahora podemos verlos como un conjunto de individuos, ajustar variables y ser más competitivos en el negocio", agregó.
Genética comparada
Luna se refirió a la genética del ganado paraguayo observada durante la visita y opinó que, en este aspecto, la ganadería argentina mantiene una ventaja competitiva. "Hay una diferencia a nuestro favor, ya que en Argentina gran parte del ganado es cruza con razas como Angus, Hereford o Brangus, mientras que en Paraguay predominan las razas cebuinas", señaló el asesor CREA.
El ganado cebuino, sin embargo, está mejor adaptado a las altas temperaturas características de Paraguay. "Visitamos el país en agosto y nos encontramos con temperaturas de 40 ºC", comentó sorprendido Luna. "Además, en Paraguay no cuentan con amplitud térmica y tienen una alta evapotranspiración, lo cual también limita la producción ganadera", agregó.
Mientras en Argentina se produce principalmente novillo, en Paraguay utilizan la categoría Macho Entero Joven (MEJ), que se refiere a terneros no castrados y que en el mercado argentino tienen escasa presencia.
"A diferencia de nosotros, que producimos mayormente novillos, en Paraguay crían toros enteros. Esto les permite obtener mayores rendimientos de carne. Mientras nosotros producimos animales livianos, ellos están produciendo animales más pesados, de 480 a 500 kilos, mediante un sistema de engorde mixto, que incluye pasto y suplementación", destacó Saenz
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