Bolsa Comercio Rosario
campo@ellitoral.com
La escalada de la semana en la disputa comercial entre Estados Unidos y China afectó directamente al mercado de la oleaginosa. Según la entidad, el impacto en la economía global será muy importante.
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La escalada de la semana en la disputa comercial entre Estados Unidos y China afectó directamente al mercado de soja, luego que el gigante asiático anunciase que podría imponer un arancel del 25 % a la importación de 106 productos estadounidenses -incluyendo soja, maíz, burlanda (DDG), algodón, trigo y carne, entre otros- en caso que Estados Unidos ponga en firme su nuevo esquema de aranceles para productos tecnológicos e industriales de origen chino.
Entre los commodities, el complejo sojero ha sentido con más fuerza el impacto por el peso que tiene en la balanza comercial agrícola entre ambas naciones. China es el principal importador mundial del poroto, con una participación mayor al 60 % de las compras mundiales que, para la campaña 2017/18, representará una absorción de casi 100 millones de toneladas. En general, el país asiático importa casi el 50 % de poroto desde Brasil, alrededor de un 40 % desde Estados Unidos, y el 10 % restante desde otros países, mayormente Argentina seguida de Paraguay. Inversamente, China es el destino del 60% de las exportaciones totales de soja de Estados Unidos, que para la campaña 2017/18 representa un volumen total de 37 millones de toneladas.
Escenario complejo
Por otro lado, las exportaciones totales de soja de Brasil y Argentina en la presente campaña 2017/18 podrían ascender a 70,5 y 7 millones de toneladas, respectivamente. Es decir, incluso si todo el saldo exportable de poroto de soja sudamericano se destinase a China, los despachos combinados de ambos países no alcanzarían a cubrir las necesidades de compra de esta nación, señalando la complejidad del escenario planteado. Puede parecer evidente que sería Brasil el principal ganador en lo que se refiere a market share del comercio de la soja en grano, pero también podría suceder que China opte por sustituir parte de la importación de poroto por el subproducto terminado; es decir, importar menos poroto y más harina y aceite.
En este último caso, nuestro país, como principal exportador mundial de ambos bienes, podría ver mejorar sus colocaciones. En lo que a despachos del grano se refiere, cabe tener en cuenta que China requiere de poroto de soja de mayor contenido proteico que el que viene abasteciendo Argentina. En el corto plazo, puede resultar suficiente mezclar el grano argentino con mercadería de orígenes alternativos, incluyendo su propia producción, pero en el largo plazo podría ser necesario apuntalar este ítem de calidad.
¿Qué pasará?
A largo plazo, en caso de procederse con las medidas anunciadas, podrían reacomodarse los flujos internacionales de comercio de modo que se incrementen los embarques sudamericanos a China y Estados Unidos destine una mayor proporción de su poroto a otros destinos alternativos. En tanto se alcance una nueva situación de equilibrio, el shock de corto plazo presionaría a la baja los precios de la soja estadounidense mientras que subirían las primas para los embarques sudamericanos, ampliando la brecha entre ambos orígenes.
Sin embargo, es fundamental tener en cuenta que más allá de un incremento puntual en el precio de un producto, una “guerra comercial” entre las dos principales economías del mundo difícilmente dejará un saldo positivo en la economía global.