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Son 6 productos específicos para el sector los que ofrecerá el nuevo satélite que Argentina puso en órbita. Desde INTA, destacaron que implicará importantes mejoras con respecto a las capacidades de observación de la Tierra.
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El nuevo satélite que Argentina puso en órbita, el SAOCOM 1B, será una herramienta de gran valor para el sector agropecuario, ya que pondrá a disposición de los productores una serie de servicios muy superadores de los que existen hasta el momento.
Resultado del trabajo conjunto entre científicos y técnicos de la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (Conae), Invap, Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA), Universidad Nacional de La Plata (UNLP), INTA y otras 80 empresas, ofrecerá 6 productos concretos al sector: índice radar de vegetación, máscaras de agua, estimación de rendimientos según condiciones ambientales y agronómicas, pronóstico de Fusariosis y manejo del riesgo por emergencias hidrológicas.
Desde INTA, destacaron que implicará importantes mejoras con respecto a las capacidades de observación de la Tierra, en comparación con los sensores ópticos usuales, ambos satélites SAOCOM –1A y 1B– poseen el Radar de Apertura Sintética (SAR, por sus siglas en inglés), capaz de atravesar las nubes, la vegetación y parcialmente el suelo, con grandes beneficios para la producción agropecuaria.
Se trata de una herramienta que permite medir datos pixel a pixel, de un modo preciso, y ayudan a mejorar las decisiones de los productores para sembrar, fertilizar, cuidar la sanidad de los cultivos y gestionar el agua.
En este sentido, Álvaro Soldano, subgerente de Aplicaciones y Productos de Observación de la Tierra de la CONAE, brindó detalles sobre algunos de los nuevos productos que brindarán los satélites SAOCOM. “El mapa de humedad en el suelo es, quizás, el producto estrella de la Misión SAOCOM y representa un hito a escala internacional en la tecnología de los satélites de observación terrestre”, destacó.
A diferencia de la señal óptica, la señal del radar es muy sensible a la variación de la humedad en el suelo y puede medir (y no estimar) su valor y registrar sus cambios en el tiempo. En la Pampa Húmeda, la señal del satélite puede penetrar en la capa superficial del suelo, entre 10 y 50 centímetros, según la cobertura vegetal, el tipo de suelo y el contenido de humedad. “Estamos en la etapa final de calibración”, indicó Soldano.
Con esta información los productores podrán conocer próximamente, con una resolución espacial de 150 m y 800 m de pixel, cómo varía a través del tiempo la humedad en su lote, y tomar decisiones de siembra para cada cultivo, así como para otras labores tales como la fertilización, las aplicaciones de herbicidas y fungicidas, y la cosecha.
El mapa de humedad del suelo cobra mayor importancia en zonas áridas y semiáridas del país, que representan casi el 75 % de su superficie, debido a que permite optimizar el manejo de los sistemas de riego en función de las necesidades hídricas reales de los cultivos.
En cuanto a las herramientas pensadas para mejorar la toma de decisiones en el sector agropecuario, Soldano describió los principales usos y funciones que tendrán el Índice radar de vegetación, las Máscaras de agua, el Sistema de soporte a las decisiones en la agricultura, el Sistema de pronóstico de Fusariosis y el Manejo del riesgo por emergencias hidrológicas.
A partir del índice radar de vegetación (RVI, por sus siglas en inglés), los agricultores pueden hacer un monitoreo preciso de la evolución de sus cultivos, debido a que detecta el crecimiento de las plantas y permite hacer seguimientos en cualquier condición meteorológica porque atraviesa las nubes. Hasta hoy se utiliza el Índice de Vegetación de Diferencial Normalizada (NDVI, por sus siglas en inglés) para conocer el estado fenológico de los cultivos y se obtiene a partir de información óptica.
La adquisición de imágenes radar es útil para delimitar, de manera precisa, áreas agrícolas inundadas o cuerpos de agua. Las imágenes SAR, gracias a las máscaras de agua, permiten ver cómo se reducen los cuerpos de agua en momentos de sequía. Mientras que, cuando ocurren inundaciones, las imágenes provistas con sensores ópticos no logran “ver” el agua debajo de los cultivos porque no los pueden atravesar, con lo cual no se alcanza a detectar el área encharcada en toda su dimensión.
A partir del mapa de humedad de suelo, el equipo de especialistas desarrolló el sistema de soporte a las decisiones en la agricultura. Este modelo va a brindar escenarios probables de rendimiento de cultivos en base a la fecha de siembra, al conocimiento de las lluvias y la humedad de suelo medido por los satélites Saocom. Además, esta herramienta puede estimar la humedad (integrada) en el perfil del suelo hasta los 2 metros de profundidad, mejorando la precisión en la modelización del rinde a partir del Mapa de Humedad Superficial.
Asimismo, el sistema de pronóstico de Fusariosis brindará soporte en relación la aplicación de productos químicos para el control de esta enfermedad en el trigo, cuyas micotoxinas no sólo dañan al cultivo, sino que también pueden afectar a la salud humana. El Mapa de Probabilidad de Fusariosis, en relación a los períodos críticos del cereal, alerta sobre un posible ataque de la enfermedad para minimizar las pérdidas con la aplicación de fungicidas.
Por último, el manejo del riesgo por emergencias hidrológicas permitirá que los productores puedan contar con un sistema de alerta de inundaciones. Se trata de un modelo hidrológico aplicado a una cuenca hidrográfica, al cual se le incorpora como entrada el mapa de humedad del suelo. Con la información del radar SAOCOM se suma la medición pixel a pixel del estado de humedad del suelo en la cuenca y el modelo entrega un valor de caudal de salida, de manera más precisa que antes.
“A partir de este producto, ya se están entregando reportes periódicos a la Dirección de Sistemas de Información y Alerta Hidrológico del Instituto Nacional del Agua (INA)”, puntualizó Soldano.