Juan Manuel Fernández | @jotaternan
Las intensas lluvias ocurridas en las últimas semanas mantienen anegados varios distritos de los departamentos 9 de Julio y Vera. Girasoles a punto de trillarse y algodón en estado vegetativo, lo más preocupante.
Juan Manuel Fernández | @jotaternan
El departamento 9 de Julio cierra el 2018 en las peores condiciones: jaqueado por las inundaciones que provocaron intensas lluvias caídas durante diciembre y que anegaron la región, poniendo en peligro a la población y la producción agropecuaria. La situación es igualmente apremiante en el departamento Vera, donde varias localidades sufren la misma crisis hídrica.
En las últimas dos semanas se dieron lluvias muy por encima de la media, también en Santiago del Estero y Chaco, desde donde escurre un gran volumen de agua que avanza sobre suelo santafesino. Esto motivó el viernes 28 una reunión del equipo técnico de Bajos Submeridionales con funcionarios provinciales en Las Gamas, departamento Vera, para analizar la situación y los próximos pasos a seguir.
En el extremo noroeste de la provincia, las localidades de El Nochero, Santa Margarita y Villa Minetti son las más amenazadas. En esa región precipitaron 300 milímetros, que se suman a lo que llega de las provincias vecinas. “La situación en la zona es de colapso por el difícil escurrimiento del agua y los pronósticos poco alentadores”, dijo a Campolitoral el referente local de la Unión Agrícola de Avellaneda, José Luis Scarel. Para el resto de la semana, existen previsiones de nuevas lluvias.
Esta mañana, el director Provincial de Protección Civil Zona Norte Daniel Chershich declaró a LT10: “estamos atravesando una situación muy compleja tanto en los departamentos Vera como 9 de Julio, especialmente este último”. El funcionario precisó que se conjugan dos factores: el principal es la cantidad de agua caída, que ha producido saturación de napas, saturación de canales, niveles de escurrimiento muy bajos. El funcionario precisó que las poblaciones más complicadas son Santa Margarita, Villa Minetti, Los Amores, Cañada Ombú, Los Tábanos y especialmente El Nochero, donde la situación se tornó aún más compleja con la rotura de una defensa que puso en riesgo al pueblo entero.
En esa región, explicó Scarel, están anegados cultivos de girasol a punto de trillar, lotes de soja recién implantadas y potreros que debían sembrarse, sobre los que ahora no se sabe si podrán completarse las labores. También la ganadería sufre las consecuencias, ya que el fenómeno causará el deterioro de los campos naturales.
Una preocupación especial genera el algodón, ya que el departamento 9 de Julio es la “zona núcleo” donde se concentra la mayor superficie sembrada de la provincia. Por este motivo es que la Unión Agrícola de Avellaneda montó, con una inversión millonaria en dólares, una desmotadora que impulsó a los productores a redoblar la apuesta al cultivo. “Hasta diciembre la campaña pintaba excelente, con buenas lluvias, pero ahora la situación es preocupante”, indicó Scarel.
El cooperativista indicó que, sólo de socios o clientes de la entidad, en la región hay 18.000 hectáreas sembradas, de las cuales “gran parte” se encuentran anegadas. Grosso modo, la mitad de esos cultivos entraron a fase reproductiva (fructificación) y podrían soportar mejor la situación, pero la otra mitad se sembró más tarde y se encuentra en estado vegetativo, mucho más vulnerable a la combinación de alta humedad con temperaturas elevadas. “Vamos a ver si prospera después de haber estado bajo agua”, advirtió.
El recorte de rindes se da por descontado. Ahora la expectativa está puesta en cuanto tiempo tardará en escurrir el agua. “Si hay buen clima podría tardar entre 15 y 20 días; pero después habrá que ver cuando se recomponen los campos”, explicó.