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A su paso por Expoagro, el pre candidato a presidente evitó definirse a favor o en contra del impuesto. Quien lo haga, dijo, “es un ideólogo o un demagogo” porque la economía no depende sólo de ese factor. Sobre la oportunidad perdida cuando los precios de la soja fueron récord sostuvo: “es inútil llorar, lo que pasó pasó”.
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Durante una conferencia de prensa que brindó Roberto Lavagna en Expoagro, junto al gobernador de Santa Fe Miguel Lifschitz, el pre candidato presidencial evitó definirse sobre la conveniencia o no de implementar impuestos a la exportación de productor agropecuarios. Antes de definirlo propuso: “ordenemos los precios, que están tan desordenados que todas las semanas o cada 15 días tenemos un saltito en el dólar”.
Por la misma causa, dijo, “no tenemos demanda porque no tenemos capacidad de compra de la población”. Y agregó: “subió un poquitito, dos pesos, el dólar y subieron 10 puntos la tasa de interés”.
La descripción fue el argumento para concluir que “no tiene sentido” responder a una pregunta específica “sobre un precio”, en referencia a los derechos de exportación o “retenciones”. Y reiteró que los precios en la economía son “un conjunto, que responde a la producción o a la especulación”.
Incluso sostuvo que quien conteste fríamente sobre el tema “es un ideólogo o un demagogo”, porque está relacionado con un precio y la economía está atada a un conjunto de precios, como tipo de cambio, tasa de interés, productividad promedio o salario. “Cuando usted tiene eso puede contestar sí o no a ese tema”.
Antes, había reconocido que “se desperdiciaron posibilidades como la que dio desde 2007 una soja (con precios) a niveles extraordinarios”. El pre candidato, que fue Ministro de Economía entre 2002 y 2005, durante las presidencias de Eduardo Duhalde y Néstor Kirchner, concluyó “es inútil llorar, lo que pasó pasó”.
A su criterio, lo importante es que la economía argentina lleva 8 años de estancamiento, sin inversión e inflación “con dos políticas distintas y los mismos resultados”.
A pesar de eso se manifestó optimista, porque son las sociedades quienes deciden “ponerse el país al hombro y salir adelante”, mientras que los gobiernos “solos no resuelven nada” sino que deben “balizar el camino”.