Jueves 26.11.2020
/Última actualización 15:53
En 2020, más de 400 mil hectáreas en 14 provincias fueron afectadas por los incendios forestales. Esto genera pérdidas en los ecosistemas naturales que, según los especialistas, recuperarlos puede demorar décadas. En este contexto, un equipo de investigación del INTA implementa estrategias de restauración a fin de recuperar los ambientes dañados.
Para Luis Tejera –investigador del INTA Esquel, Chubut–, las pérdidas que ocasionan los incendios en los ecosistemas naturales son “inconmensurables”. Es que, de acuerdo con el especialista, “muchos de ellos son altamente sensibles a los procesos de degradación y poco resilientes”.
En esta línea, explicó que “si bien llegan a lograr un nuevo equilibrio, aunque distinto al original, no son capaces de brindar la misma calidad en servicios ecosistémicos como fijación de dióxido de carbono (CO2), liberación de oxígeno (O2), protección de altas cuencas de los procesos erosivos o retención hídrica de los suelos. En consecuencia, los procesos de inundación y las sequías recurrentes tienen un impacto mayor”.
“En INTA trabajamos para contribuir a la seguridad alimentaria y a la preservación de ambientes sostenibles mediante una red federal de unidades de caracterización y monitoreo”, señaló Carolina Sasal, especialista del INTA Paraná –Entre Ríos–.
“La restauración ecológica consiste en promover procesos de recuperación de áreas degradadas o destruidas en relación a su función, estructura, composición y suministro de servicios ecosistémicos”, detalló Sasal. En esta línea, subrayó que el INTA lleva adelante experiencias para recuperar los servicios ecosistémicos, restaurar la diversidad de bosques nativos y recuperar áreas disturbadas por incendios.
Con nativas, la recuperación se acelera
Entre las estrategias de recuperación en ambientes áridos y semiáridos se destaca la plantación de especies nativas, dado que acelera los tiempos de recuperación, sobre todo en casos de incendios muy intensos que producen una alta mortalidad de la vegetación.
Para Adriana Beider, jefa del grupo pastizales del INTA Chubut, “los ambientes áridos y semiáridos tienen una alta resiliencia y, luego de un incendio y aunque a simple vista parezca que toda la vegetación está muerta, las yemas basales de los órganos subterráneos y parte del leño siguen activas, brindando posibilidades de rebrote y con ello de recuperación del ecosistema”.
“La selección de especies debe centrarse en las presentes en ecosistemas de referencia y, entre ellas, las que puedan multiplicarse con relativa facilidad, posean altos porcentajes de establecimiento y supervivencia en el campo, alta tasa de crecimiento y puedan colonizar rápidamente las áreas afectadas”, especificó.
“También se busca trabajar con aquellas de palatabilidad moderada para evitar pérdidas por herbivoría, ya que tanto la fauna silvestre como el ganado doméstico puede consumir los plantines, como así también los rebrotes de las plantas que sobrevivieron al fuego y las plántulas que puedan emerger en forma natural. Es por ello que la reducción de la carga animal en el área afectada también contribuye en buena medida a una recuperación en menor tiempo”, explicó Beider.
Para Ernesto Massa, especialista del INTA Paraná, Entre Ríos, “los humedales son ambientes muy productivos, pero con estimaciones de regeneración de la vegetación más lenta, que en situaciones normales”.
Y agregó: “A su vez, los incendios afectan de manera diferencial según las coberturas de vegetación y en el Delta predominan dos tipos de suelo, bien diferentes: suelos orgánicos y suelos minerales”. En este sentido, enfatizó que “el manejo será clave para poder contribuir a la recuperación de la vegetación”.
“Desde el punto de vista ganadero, el primer paso es ajustar la carga animal, que en la primavera y verano que se avecinan debería ser baja, para evitar el exceso de pastoreo, incluso permitir que la vegetación pueda florecer y producir semillas. A su vez, es esencial conocer qué cobertura vegetal se quemó: si son pajonales se recuperarán más rápidamente que si son bajos, con vegetación hidrófila”, detalló.