A una de las primera preguntas que generó la victoria de Trump en las elecciones norteamericanas, sobre el posible impacto para los agronegocios argentinos, el especialista Enrique Erize, presidente de la consultora Nóvitas respondió tajante: "es accidental y a los mercados nuestros no nos cambia la vida".
Aunque cualquier análisis que se haga ahora “es muy preliminar”, pasó a un segundo plano las políticas proteccionistas que se esperan que aplique el republicano, como ya lo hizo en su primer mandato. Lo verdaderamente preocupante, dijo, es el precio de la próxima cosecha de soja Argentina, en un mercado global con abundancia de mercadería.
Una de las certezas sobre Trump, dijo Erize, es que “probablemente va a liderar una economía muy proteccionista; eso es un problema para todos los países que algo comerciamos con EE.UU. Argentina ahí podría tener un perjuicio”. Recordó que ya ocurrió con el acero y el biodiesel.
La otra posibilidad es que la baja de tasas que venía instrumentando la Reserva Federal, favorable para los commodities agrícolas, “probablemente se frene” para mantenerlas altas, situación que “fortalecería el dólar”. En este punto, refutó que la apreciación de la divisa perjudique las cotizaciones de los granos. “No tiene mayor sentido, no comparto esa afirmación”. Lo que sí es cierto, dijo, es que los Fondos de Inversión salen de los commodities cuando las tasas son altas y “van a su hábitat natural” que son los mercados financieros.
Sin embargo, también se refirió a las posibles ventajas u oportunidades con Trump en el gobierno. Admitió que es real un endurecimiento de la relación con China, imponiendo aranceles a la importación de sus productos y motivando como respuesta menores compras chinas de soja norteamericana. Aunque “eso sería bajista para la soja en Chicago”, consideró que podría ser una oportunidad para el Cono Sur. “Podría subir la soja en Sudamérica”, dijo, en tanto alternativa natural de abastecimiento del gigante asiático. “Por ese lado podemos tener una ventaja en los precios FOB sudamericanos”, estimó. Pero aclaró que sería “más que nada para la soja brasilera”, a causa de la mejor relación diplomática.
De todas formas, Erize corrió el eje del análisis. “Estamos frente a un año complicado y lo de Trump es accidental y a los mercados nuestros no nos cambia la vida”, aseguró. Manifestó que su mayor preocupación es el precio que tendrá la próxima cosecha argentina de soja, así como los reflejos del gobierno frente a esto. Tras explicar que EE.UU. y Brasil, y probablemente Argentina, generarán volúmenes récord, sentenció: “es muy peligroso el panorama”.
Al respecto explicó que los norteamericanos ayudan a sus “farmers” con políticas agrícolas (Farm Bill), mientras que Brasil devalúa sin mayores inconvenientes, por lo que sus agricultores se desentienden de Chicago. En cambio, advirtió, en Argentina “estamos todos dolarizados, el gobierno no puede devaluar y eso nos complica, porque los costos suben y los números no dan”.
Con casi 50 años en la actividad, dijo: “siempre sembramos con los números para atrás”, que luego se compensaba con alguna devaluación o medida de licuación. “Pero este año ese panorama no lo veo”, sostuvo. Por lo tanto, “tendrán que revisar la política de retenciones”, ya que si los actuales u$s 360 de Chicago bajan a 340/330, en Argentina sería una soja de 280 “y los números no dan”. Si bien consideró que “hoy es imposible” una baja de retenciones, le sugirió al gobierno: “vayan buscando una alternativa para marzo/abril”.
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