Según denunció un productor ganadero de la zona de islas de Coronda, un problema que era estructural, se salió de control en los últimos dos meses. Desde hace unos 60 días la faena clandestina no para, causando un daño monetario y productivo irreversible a todos los productores de la zona.
El ganadero, quien prefirió conservar su anonimato por cuestiones de seguridad, expresó su preocupación e impotencia por el crecimiento descontrolado de una metodología delictiva que cuenta con la complicidad de algunos ciudadanos de la zona, que compran la carne de sus animales asesinados.
En ese sentido, lamentó que el problema está alcanzando ribetes inéditos. "La gente que tiene que tomar cartas en el asunto hace caso omiso a estas cosas", dijo. En 20 días ya tienen contabilizados unos 35 animales. A razón de dos animales por día, que se faenan de forma clandestina en la zona de islas, y salen a venta en la ciudad de Coronda.
Es más, explica que la carne se publica en las redes sociales (a $ 2.500 el kilo), y la gente la compra en la misma costa cuando la bajan de las lanchas. "El problema es grave en toda la zona: arranca en el Barrio Punta del Este hasta Ombú de Basualdo, en toda esa zona de islas nos hemos visto damnificados de una forma grosera, porque es una cantidad tremenda de animales".
La crueldad de los delincuentes no tiene antecedentes, y nos remota a las viejas vaquerías. Foto: Campolitoral
El chacarero agrega que "lo de anoche (por el lunes) fue algo colosal, porque se escucharon los tiros frente al balneario, un animal quedó convaleciente y a otro lo degollaron ahí mismo. Es una cosa de locos, no hay forma de pararlo", insistió.
A sangre fría
La crueldad de los delincuentes no tiene antecedentes, y nos remota a las viejas vaquerías, cuando aquellos primer gauchos "cazaban" a la hacienda cimarrona de raza criolla que trajera Juan de Garay y que poblara toda la Pampa. "Es una cosa rara para nosotros que no estamos acostumbrados a ver este tipo de hechos, pero implica que volvimos a la época de las vaquerías, donde se desgarraba los tendones del animal para que no pueda correr y así lo puedan agarrar", describe.
Es que a estos pobres vacunos no hay protocolo de bienestar animal que les quepa: les cortan los tendones de las patas y de las manos, y cuando caen al piso los degüellan a sangre fría. "Esto es vandalismo, no hay forma de pararlo", reclama.
Un fenómeno que se agrava
En ese sentido, el ganadero explica que "acá la cosa es más grave todavía, porque esos 35 son los animales que contabilizamos, pero cuando hagamos un recuento en la zona no sabemos el faltante real, porque como la isla está recibiendo hacienda de campo afuera donde la helada ha quemado el paso, hay muchos animales, hay movimientos de hacienda de una isla a la otra, y es fatal la cantidad e hacienda que están faenando, algo inédito en la zona".
“No es lo mismo que se faene isla adentro que frente a la costanera corondina. ¡Es el patio de la policía!", reclamó el ganadero. Foto: Campolitoral
Y explica que actualmente en lo que se refiere a provisión de pasto en la isla afortunadamente el tema está bien, y por eso la isla tiene hacienda y hay semejante cantidad de carneadas. "Es por eso que este vandalismo se produce en esa zona. Pero no es lo mismo que se faene en la zona de isla adentro que frente a la costanera corondina. ¡Es el patio de la policía!", reclamó. "Estamos desesperados, no hay respuestas. Hubo un reciente cambio de jefe policial, pero lo veo muy lerdo para el daño que están haciendo día a día los delincuentes".
Pérdidas en millones
Finalmente, cuantificó el impacto del delito, algo que va más allá del maltrato animal. "En términos económicos un animal en pie cuesta unos 500 mil pesos, por lo que el impacto asciende a 150 millones de pesos, y eso para productores chicos como nosotros, es un montón".
Y cerró apelando a la buena voluntad de las autoridades. "Nuestra preocupación es cómo seguimos, porque nadie nos llama, queremos coordinar algún patrullaje; dar una mano, pero es algo que está estancado desde hace meses, y así sigue".