Un camión cargado con hacienda vuelca en plena ruta. Algunos animales mueren, otros intentan salir del encierro, pero terminan sofocados. El chofer pide ayuda a un funcionario policial, que no permite la evacuación de los animales sobrevivientes, para evitar un accidente. Conclusión: un drama humanitario y un golpe económico total para todos los eslabones del proceso.
Según el transportista, se trató de un caso de mal desempeño de funcionario público de la provincia Buenos Aires de la localidad de Pergamino y de la gendarmería nacional. "Atentaron contra el bienestar animal e incumplieron con la ley Sarmiento que tiene una pena de cárcel para el que atente contra el bienestar animal", sostuvo Manolo Lamas, referente del sector. "Las fuerzas de seguridad nacional y provincial impidieron que el chofer del transporte de hacienda pueda liberar la hacienda que se encontraba adentro del acoplado doble piso para salvarle la vida e intimidaron que de hacerlo lo iban a detener. Cuando además no tienen potestad para dicha prohibición y no tienen convenio con el Senasa como para arrogarse facultades", agregó.
Según analizó Lamas, en estos casos, el 90 por ciento de las muertes en un accidente de transporte de hacienda se ocasionan por aplastamiento asfixiados o pisoteados. "Las fuerzas tendrían que haber llamado a la policía rural a bomberos de Pergamino, y estos cortar la ruta hasta liberar la hacienda viva y ponerla a resguardo", insistió.
Según el transportista, en un país ganadero "y con una alta demanda mundial en defensa del bienestar animal y en una trazabilidad que garantice las buenas prácticas ganaderas es inconcebible en el 2024 que estemos mendigando, suplicando que se hagan las cosas bien en los organismos nacionales como el Senasa y la gendarmería y en los provinciales como las policías".
"Fue un desastre total el manejo de la situación", lamentó Carlos Velázquez, el propietario del transporte, quien confirmó la muerte de los 50 animales. El camión cargó en Villa Valeria, y se trasladaba al Frigorífico Rioplantense, pero nunca llegó a destino. "Las rutas son un desastre, todas deformadas, el camión va tironeando y terminó volcando solo, por esas deformaciones", agregó. El chofer incluso, llegó a quedar esposado durante un momento por las fuerzas de la Ley.
Falta de control
Según el Méd. Vet. Leopoldo Estol, especialista en bienestar animal desde hace más de 40 años, la gran confusión que existe pasa por la necesidad de echarle la culpa a alguien. "El bienestar animal es una ciencia, el maltrato es un delito penal", sentencia para diferenciar aguas.
"Es lo mismo que cuando uno presencia un delito penal y las fuerzas de la Ley no actúan. Entonces, si yo veo a un policía le pido que actúe, le tengo que pedir el nombre, con el celular se puede sacar una foto del agente de la ley, identificarlo. Y hacer una denuncia por omisión", aclara.
El especialista expresa que acá se confunde la Ley Sarmiento con el bienestar animal, "aunque este es un tema de maltrato. Si esos animales estaban aplastándose hay que liberarlos, pero eso implica también contenerlos, porque si es en la ruta podés ocasionar un accidente".
Según Estol, ocurre algo similar cada vez que vemos que la gente faena en plena calle animales de algún camión accidentado, en un segundo delito de maltrato animal. "Acá hay una cadena de acontecimientos que ocurrieron en este caso. El conductor los quería liberar para que no mueran aplastados, pero al liberarlos no se los puede dejar sueltos".
Luego, va más allá para analizar un problema de fondo. Senasa habilita a la empresa, pero a partir de ahí nadie controla. "De hecho, la OIE tiene un código de transporte de animales, pero son recomendaciones para los países miembro. Acá no hay ningún control sobre el cuidado de los pasos en el transporte que permitan garantizar el bienestar animal. En la UE al conductor que no cumple esos pasos, le van quitando puntos. Las empresas deberían tener alguna penalización por transportar animales en malas condiciones. Además, no hay estadísticas que permitan cuantificar este fenómeno".
Finalmente, opina que los camiones de hacienda deberían viajar de noche en épocas estivales, "o tener algunas consideraciones en los paraderos a pleno sol cuando el chofer para comer un choripán", graficó Estol.
Así quedó el vehículo donde viajaba el ganado.
¿Qué dice Senasa?
El organismo sanitario nacional claramente no puede controlar lo que ocurre en cada kilómetro de las rutas, y de hecho establece una norma para regir toda la operatoria. "La Ley N° 14.346 de protección de los animales establece las penas para las personas que maltraten o hagan víctimas de actos de crueldad a los animales", establece. Además, adhiere a protocolos internacionales. "Que la ORGANIZACIÓN MUNDIAL DE SANIDAD ANIMAL (OIE), como organismo rector a través de la Comisión de Normas Sanitarias para los Animales Terrestres y su Grupo ad hoc de bienestar de animales, ha elaborado una serie de estándares, entre los cuales se encuentran los criterios o variables cuantificables del bienestar animal".
Por ello, en la Resolución 1697/2019, en su Artículo 4º (Obligaciones), establece que "el titular o responsable de los animales se encuentra obligado a dar cumplimiento con las exigencias mínimas establecidas en la presente resolución". Y en su Artículo 11 (Transporte), remarca que "a los fines del transporte de animales se establece que en forma previa a su carga en el transporte, todo animal debe ser inspeccionado por un operario idóneo que evaluará su aptitud para viajar. En caso de duda sobre dicha aptitud, el animal debe ser examinado por un Médico Veterinario" (ver anexo).
Sin dudas, un caso que puso de manifiesto el vacío a la hora de implementar normas, la falta de controles y la carencia de cifras oficiales que permitan cuantificar las pérdidas que esto ocasiona a todos los eslabones de la cadena.
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