(Enviado Especial a Río de Janeiro, Brasil)
Aquella goleada en la cancha de Central, fue uno de los primeros partidos oficiales de la era Menotti. En la última Copa América, nos tocó enfrentarlos también en cuartos de final como ahora y en Boston, la ciudad del famoso partido con Nigeria en el ‘94, el día que la médica se lo llevó de la mano a Maradona al control antidóping.
(Enviado Especial a Río de Janeiro, Brasil)
Se podrá decir que el fútbol se ha emparejado, se podrá tener en cuenta el antecedente de hace unos meses cuando Venezuela nos ganó 3 a 1, se podrá admitir que esta selección, aún despojada de la posibilidad de haber jugado alguna vez un Mundial, está llevando a cabo un proceso de muchos años en los que un santafesino, como el Pato Pastoriza, contribuyó muchísimo con un cambio de mentalidad y de crecimiento futbolístico. Pero el proyecto se consolidó a partir de 2012 con la llegada de Dudamel a las divisiones formativas primero y a la selección mayor después. Y además, esa combinación precisa de veteranos de mil batallas como Salomón Rondón o Tomás Rincón, con otros que tienen hambre de progreso como Yangel Herrera o Jhon Murillo.
De todos modos, la estadística es contundente y señala que, en 24 partidos, Argentina ganó en 20 y que Venezuela apenas pudo conseguir alguna victoria o empate en sólo cuatro. Eso sí, los buenos resultados de Venezuela se dieron, casi todos, en estos últimos tiempos. Dato relevante y para entender que ya el fútbol venezolano ha dejado de ser la cenicienta de Sudamérica y que tiene aspiraciones de progreso. Lo demostró en la Copa América pasada, cuando superó a Uruguay. Y también en la actual, clasificando como en la de Estados Unidos para los cuartos de final, pero con otra mueca del destino: chocar con Argentina en esa instancia, tal cual ocurrió en la cálida nochecita de Boston, hace tres años.
Pero es bueno remontarse en el tiempo y recordar algo que tiene mucho que ver con el cambio estructural más importante que se dio en el fútbol argentino a partir de la asunción de Menotti en 1974. Fue el 10 de agosto de 1975. En ese momento, no se llamaba Copa América, sino Campeonato Sudamericano. El Flaco Menotti se había hecho cargo del equipo el año anterior. Y armó tres selecciones. Una de ellas fue para jugar ese torneo. Y decidió que los partidos de local no los juegue en Buenos Aires, sino en la cancha de Rosario Central. No le fue bien al equipo, porque después del 11 a 0 a Venezuela, llegó una derrota de local con Brasil por la mínima diferencia y quedamos afuera. El torneo no tenía una sola sede. Se jugaba en toda la geografía de Sudamérica.
Si se repasa aquella formación, la mayoría de los convocados por Menotti jugaban en Unión, Newell’s y Rosario Central. El “Perro” Killer (defensor de Central) hizo tres goles ese día, algo improbable para un defensor. Unión aportó dos jugadores de los titulares: Gatti y Luque. El “Loco” atajó en el 75 en Unión y Leopoldo, cuando terminó el Metropolitano (unos días después), fue vendido a River en una cifra record para el fútbol argentino.
Varios de los jugadores titulares, luego fueron campeones del mundo: Killer, Ardiles, Gallego, Valencia, Luque y Kempes. Pocos días después de ese partido, se jugó el segundo clásico del año 1975. El 3 a 2 en cancha de Colón.
Ese día en el Gigante de Arroyito –que empezaba a remodelarse para el Mundial de 1978- Argentina jugó con Gatti; Rebottaro, Pavoni, Daniel Killer y Mario Killer; Ardiles (reemplazado por Asad), Gallego y Zanabria (luego ingresó Valencia); Bóveda, Luque y Kempes.
Lo dicho. Killer en tres ocasiones, Gallego, Ardiles, Kempes (2), Zanabria (2), Luque y Bóveda fueron los autores de los goles de un partido histórico… Y también irrepetible.
Pasó el tiempo y llegamos a aquél encuentro en la última Copa América con los venezolanos. “Argentina es enorme”, había dicho Klinsmann, el entrenador de Estados Unidos, futuro rival en la semifinal de Houston. “Argentina es un campeón del mundo… Preparen la hoja en blanco que a la historia la queremos escribir nosotros”, había dicho Dudamel, el entrenador de la selección de Venezuela. “Tenemos que salir campeones así de una buena vez se le reconoce a estos chicos, que hace dos años están en lo más alto y jugando definiciones”, fue lo que contrapuso el Tata en la previa del partido.
No fue uno más, ni para la selección ni para Messi. Es que que a los 15 minutos del segundo tiempo llegó un gol histórico. Triangularon Messi, Higuaín y Gaitán; fue Messi el que tocó la pelota para Gaitán y buscó la devolución, definiendo mano a mano ante Dani Hernández y convirtiendo el gol número 54, igualando el record de Gabriel Omar Batistuta como máximo goleador de la selección.
Después vendría un gol de antología de tiro libre a los estadounidenses y aquella final en New Jersey que se definió por penales, la noche que Higuaín marró increíblemente un mano a mano y en el que la foto de Messi rodeado de siete chilenos y sin compañeros a la vista para descargar la pelota, dio la vuelta al mundo.
Argentina 4 | Venezuela 1
Estadio: Gillette Stadium de Boston (Copa América de EEUU de 2016).
Arbitro: Roberto García (México).
Público presente: 59.183 espectadores.
Argentina: Romero; Mercado, Otamendi, Funes Mori y Rojo; Augusto Fernández, Mascherano, Banega; Messi, Higuaín y Gaitán. D.T.: Gerardo Martino.
Venezuela: Hernández; A. González, Angel, Vizcarrondo y Fletscher; Guerra, Rincón, Figuera y Seijas; Rondón y Martínez. D.T.: Rafael Dudamel.
Goles: en el primer tiempo, a los 7 m Higuaín (A); a los 28 m Higuaín (A). En el segundo tiempo, a los 15 m Messi (A), a los 24 m Rondón (V), a los 25 m Lamela (A).
Cambios: todos en el segundo tiempo, a los 9 m Añor (V) por Seijas; a los 21 m Lamela (A) por Gaitán; a los 28 m Agüero (A) por Higuaín; a los 34 m Del Valle (V) por Martínez y Biglia (A) por Banega y a los 39 m Velázquez (V) por Rincón.
Incidencias: a los 42 m del segundo tiempo, Romero (A) le atajó un penal a Seijas.