Recordar, en este momento, aquella movilización extraordinaria e inédita a Asunción del Paraguay, reafirma el valor del sentimiento que tiene el hincha sabalero por sus colores. Pasaron cuatro años, pero parece que fue ayer. El viaje, la invasión a una ciudad atónita y sorprendida, el estadio lleno, los 45 grados de temperatura que bajaron a menos de 20 en cuestión de minutos y en pleno partido, la lluvia torrencial, un partido que debió suspenderse y una derrota que no ensombreció el gran valor de una gesta popular de la que ningún hincha sabalero (ni los que fueron ni los que se quedaron) podrá olvidar ni mucho menos ignorar cuando se repasen los hitos más trascendentes de su historia.
Pasaron cuatro años pero se siguen contando historias y anécdotas de aquél día. Hubo un pueblo, el paraguayo, que reconoció y asistió, sorprendido, a ser testigo de aquella epopeya. Y hubo otro pueblo, el sabalero, que mantuvo un comportamiento ejemplar, antes, durante y después del partido. Y todo eso se dio a pesar de una derrota que caló hondo, pero que resultó el presagio de que algo bueno iba a llegar. Algo que duró menos de dos años en darse. Y fue el título de campeón en San Juan, el inolvidable 4 de junio de 2021.
Sólo repasar el por qué de tanta pasión desplegada y movilizada ese 9 de noviembre de 2019, sirve de inyección para que otra vez el pueblo sabalero se autoconvoque en el indispensable aliento por el equipo y llene "de bote a bote" el Brigadier López para un partido de tanta trascendencia como será el del domingo ante Talleres.