(Enviado Especial a Doha, Qatar)
La selección de Scaloni se enfrenta con Croacia, la misma que nos “paseó” en Rusia, en una de las semifinales del Mundial. Hay un par de dudas respecto del equipo que saldrá a la cancha en el imponente Lusail.
(Enviado Especial a Doha, Qatar)
No va a ser lo mismo que hace cuatro años. Aquélla vez, la debacle se veía venir. Un equipo mal armado, frágil e inconsistente, no supo qué hacer ante una Croacia que ya empezaba a mostrar sus valores, que acabaron con esa final ante Francia. Hay cuatro sobrevivientes de aquél equipo, entre ellos Luka Modric, un jugador que piensa como alguien de 37 años y corre como un pibe de muchos menos. Se “bancó” dos alargues (ante Japón y Brasil), bien acompañado por un equipo que se para en teoría con un 4-3-3 pero que tiene dos volantes laterales que bajan y se suman al trabajo en el mediocampo.
Pero hablemos de Argentina. El equipo dio una prueba más de carácter el viernes. Ganó un partido extraordinario en la definición por penales. Un partido cambiante, que se le complicó futbolística y mentalmente cuando se lo empataron en el último de los 10 minutos adicionados por el árbitro. Se reinventó en el alargue, sobre todo en el segundo tiempo notable que jugó. Y mereció largamente la victoria sin la necesidad de recurrir al dramatismo de los penales.
El equipo mostró reacción, actitud y firmeza para sacar a flote un partido que se le complicó en los últimos 20 minutos de los 90. Quizás haya aspectos que se deben haber analizado y corregido por parte del cuerpo técnico para evitar lo ocurrido. Pero a la hora de sacar a flote la situación y de revertir el mal momento, puso todo lo que debía poner, menos el gol para no ir a los penales. Igualmente, apareció el Dibu Martínez, gran héroe de esa definición, para que las cosas vuelvan a su cauce normal y se pongan en su lugar.
¿Qué hará Scaloni con el esquema?, ¿mantendrá la línea de cinco que utilizó ante Países Bajos como versión táctica inicial del equipo?. Sin Acuña y sin Montiel, tendrá que echar mano a Molina (fue titular en el último partido) y a Tagliafico, salvo que cambie el esquema, juegue con línea de cuatro y lo tire a Lisandro Martínez por el sector izquierdo, aprovechando su perfil zurdo.
De a poco, Scaloni va consiguiendo que el equipo tenga un rendimiento parejo y que todos vayan creciendo. Ante Países Bajos retornó Leandro Paredes, ingresando en la parte final y demostrando que puede ser una alternativa importante, una rueda de auxilio que, en caso de necesidad, sumaría y no restaría, como ocurrió en ese primer partido de bajísimo rendimiento frente a Arabia Saudita, que le costó la titularidad.
Este equipo no es el del 2018 ni tampoco Croacia, aún en sus méritos, tiene ese poderío que lo llevó a jugar la final de aquél Mundial. No se le quitan méritos. Meterse dos mundiales seguidos entre los mejores cuatro del mundo no es cosa de todos los días. Lo hicieron las grandes potencias (Brasil en su momento, Argentina también con Bilardo, Alemania). Tienen una gran moral, no se dan nunca por vencidos y lo hacen con frialdad y sin desesperación. No será un partido sencillo para Argentina, de eso no caben dudas.
Cuando decimos que este equipo no es el del 2018, es porque la imagen que transmite es totalmente ajena a aquélla de desconcierto, de endeblez, de falta de libreto que nos atormentó en ese torneo para el olvido. Messi lo sufrió. Su rostro cuando se ejecutaban los himnos en la previa al cotejo con los croatas es un claro ejemplo. Sabía lo que se le venía. Hoy está distinto. Con cuatro años más, sabe que sus intervenciones pueden ser menores pero desequilibrantes. Ahora lo respalda un equipo y el equipo necesita de él pero no crea una dependencia hacia él. Esto es muy bueno. Lo libera a Messi, le quita ese peso de tener que hacer todo. También se nota en su inteligencia para buscar los espacios y para acelerar en el momento preciso y en el lugar adecuado, sin tener que retroceder hasta la mitad de la cancha para entrar en juego con la pelota.
Siempre hay lugar para alguna sorpresa en el equipo. Si bien lo ensayó el día previo, muchos apostábamos que la línea de cinco no era para jugar de arranque sino como alternativa cuando se esté ganando, como ya lo hizo en los partidos anteriores. Que De Paul, Enzo Fernández y Alexis MacAllister será la trilogía del mediocampo, no caben dudas. ¿Estará Di María para jugar desde el arranque?. El otro día demostró que no, que le faltaba. Pero en estos días, quizás, encontró el rendimiento y la tranquilidad que necesita para jugar un partido trascendente.
Es el gran momento del fútbol argentino. Por Messi, por esta selección que se metió definitivamente en el corazón de la gente y por eso se la alienta y hay una plena identificación y también por esa necesidad que tenemos los argentinos de tener algo a favor, aunque sea a través del fútbol. Los jugadores lo saben, lo dicen de la boca para afuera y lo demuestran en la cancha. Falta poquito. Y la gloria está a la vuelta de la esquina, esperando que sea la celeste y blanca quien la conquiste.
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