La noche en el "974", cuando Messi superó a Diego en partidos de Mundial
Había que ganar para salir primeros y evitar a Francia en octavos. Por momentos, la selección jugó "como en el patio de casa". Enzo, Julián y Alexis ya estaban "consolidados".
La noche en el "974", cuando Messi superó a Diego en partidos de Mundial
El desafío era ganar el grupo para evitar a Francia en octavos. Hubiese sido una linda revancha de lo que nos había pasado en Rusia (aquella derrota en un partido vibrante y emotivo en Kazán). Pero era mejor que no lo tuviésemos que enfrentar a Mbappé y compañía en una instancia tan lejana a la final. Dicen que en un Mundial hay que ganarles a todos. Pero no es lo mismo jugar con un favorito en octavos, que hacerlo en una semifinal o en una final. El camino se convierte en duro y complicado, pero es mejor evitarlo de entrada.
El estadio de los contenedores, donde nos esperaba el partido con Polonia, estaba dotado de una belleza natural que nadie discute. Ubicado en el paseo marítimo, emergían cerca suyo los edificios de West Bay con sus colores y sus majestuosidades, casi como dándole un marco ideal para que claramente se destaque por encima del resto. Hablo en pasado, porque cuando abandonábamos Qatar, ya con el título del mundo "bajo el brazo", los contenedores de colores ya no estaban y apenas se veía la estructura de las tribunas. En un Mundial de estadios fantásticos, casi hechos a nuevo, armoniosos, modernos, impecables y lujosos, el "974" (por la cantidad de contenedores utilizados) aparecía desacomodado del resto. Y juro que no me puse a contarlos, así que confío en que, realmente, eran 974.
Descollaron y se ganaron el lugar. Julián Álvarez y Enzo Fernández (festejando el gol de delantero cordobés, segundo de Argentina) jugaron un partidazo contra Polonia, eso hizo que Scaloni los tuviera en cuanta de ahí en adelante. Detrás de ellos, Lionel Messi, que en el primer tiempo había marrado un penal.
Terminado de construir en 2021, el "974" tenía una mezcla rara (a quien esto escribe no le terminó de agradar) de construcción de cemento y esos contenedores de colores que se destacan por la rareza o creatividad, pero no precisamente por el lujo o la admiración.
Esa noche, Lionel Messi jugó con Polonia su partido número 22 en mundiales y así quebró el récord que ostentaba Diego Armando Maradona, quien había jugado 21 en su carrera. El debut del rosarino se había producido en la goleada ante Serbia y Montenegro en el Mundial de Alemania de 2006 y marcó uno de los goles del 6 a 0. Además, Messi ya había igualado el récord de los mexicanos Carbajal y Rafa Márquez, del alemán Lothar Matthäus y el italiano Gianluigi Buffon, que también jugaron cinco mundiales (¿llegará a jugar el sexto?).
Hubo fiesta esa cálida noche qatarí. Argentina ya dejaba Lusail (allí había jugado los dos primeros partidos y allí iba a jugar la gran final, para enfrentar a Polonia, buscar la victoria y asegurar el primer puesto. Los polacos también clasificaron, porque a México no le alcanzó. Y Arabia Saudita, que nos había complicado la existencia, se iba del Mundial con una derrota ante el equipo que dirigió el Tata Martino. Esa noche, Los Totoras hicieron de las delicias y animaron a la multitud de argentinos y no argentinos pero vestidos de celeste y blanco que fueron colmando las calles, las explanadas y el propio estadio.
Y Argentina lo ganó jugando "como en el patio de casa". Lo ganó bien (2 a 0 al igual que con México) y se aseguró el primer puesto. Gran segundo tiempo, mejorías notables en lo individual (caso De Paul), rendimientos que sorprendieron gratamente (Enzo Fernández, MacAllister, Julián Álvarez), muchísima inteligencia para dominar a través de la posesión de la pelota y varias situaciones que pudieron darle la chance de golear, ante un rival que se vio condenado totalmente a convertirse en el partenaire, absorbido por la muy buena actuación en ese complemento del "actor principal" (Argentina).
Empieza la ilusión. Messi se acerca al grupo de jugadores que festeja el gol de MacAllister, que abrió el partido contra Polonia.
Polonia hizo lo que se suponía que iba hacer. Esperó en su terreno y se animó a un ataque que fue tibio y esporádico. Argentina tuvo la pelota y también aparecieron espacios que faltaron en los otros partidos, sobre todo por el sector derecho, dónde Di María recibió, encaró y no siempre aprovechó la aparición por afuera de Molina, que en esos primeros minutos del partido jugó más al engaño que a otra cosa. Di María se animaba a encarar por derecha y en un momento del partido pasó a la izquierda, seguramente porque Scaloni observaba que ese sector merecía alguien con desborde y que preocupe al rival, algo que a Acuña le costaba.
Buen partido de Enzo Fernández, distribuyendo la pelota en el medio, recuperando y acompañando. El dominio de Argentina se fue haciendo cada vez más intenso con el pasar de los minutos. Moviendo la pelota, cuidándola, sin apuros y metiendo cada vez más atrás a un rival que no sabía ni se preocupaba demasiado por salir.
Hasta que llegó la jugada del mano a mano de Julián Álvarez que tapó Szczesny y el posterior penal que el propio arquero le cometió a Messi. Era la gran posibilidad de abrir el partido, pero el arquero polaco (figura clave en el primer tiempo), tapó el remate de Messi con una brillante atajada. ¿Aparecieron algunos "fantasmas"?, seguro que sí.
Todo se tranquilizó al minuto del segundo tiempo, en un buen desborde por afuera de Molina, el centro atrás (y abajo, para evitar el juego aéreo de los polacos, algo entrenado, pergeñado y realizado inteligentemente por Argentina), que fue capitalizado por Alexis MacAllister para meter la pelota en el "rincón de las ánimas" y desatar la alegría de las decenas de miles de argentinos que coparon el estadio de los contenedores.
La primera decisión de Scaloni fue poner a Paredes por Di María y a Tagliafico por Acuña. Se vino también un cambio de esquema, porque Argentina quedó con cuatro volantes, más la dupla Messi-Julián Álvarez arriba. A Polonia le costaba salir, Lewandowski era una figura decorativa y Argentina hacía posesión de pelota y esperaba el momento adecuado para armar un ataque certero que permita definir el partido. De todos modos, no había complicaciones ni riesgos.
"Scaloni es un fenómeno" - Sergio Batista, Campeón del mundo en 1986, ex DT de la selección, en entrevista exclusiva con El Litoral luego de la victoria ante Polonia.
Lo que llamaba la atención era la extrema pasividad de los polacos. Perdiendo y con la clasificación pendiendo de un hilo, no salían. Seguían esperando a Argentina como si el partido estuviese empatado. Y llegó el segundo gol. ¿Qué digo gol?, ¡golazo! ¿Cuántos toques hubo?, una barbaridad. Argentina fue rotando la pelota de un lado al otro, hasta que Enzo Fernández aceleró y metió la pelota para la llegada de Julián Álvarez –de muy buen partido- que definió con un remate violento y al ángulo, que dejó sin chances al buen arquero polaco.
Con el partido ya definido, salió Enzo Fernández (ovacionado desde los cuatro costados), para dejarle el lugar a Pezella (buena presencia aérea), mientras que esos últimos minutos fueron también para que Lautaro Martínez ingrese por Julián Álvarez. Eran 30 o 40 toques cada vez que Argentina tenía la pelota. Paciente, preciso y dominante, Argentina se dedicó a descansar haciendo correr la pelota, ante una pasividad alarmante de los polacos, reducidos a la mínima expresión y condenados a ser partenaire de un partido que la selección terminó dominando con plenitud.
Clasificamos y primeros. Misión cumplida a pesar del susto inicial. La derrota con los árabes había quedado sepultada para siempre, el equipo ya asomaba y las dudas que se habían prolongado en el primer tiempo del partido con México, habían desaparecido. Esperaba Australia en octavos, mientras que Francia iba por el otro lado de la llave y se enfrentaba con Polonia. Los australianos eran un buen rival para que el equipo continuara en la senda del crecimiento y la solidificación. Algo de eso pasó, aunque no fue fácil. Pero es otra historia que ya contaremos.
SÍNTESIS
Argentina 2
Polonia 0
Argentina: Emiliano Martínez; Nahuel Molina, Cristian Romero, Nicolás Otamendi y Marcos Acuña; Rodrigo De Paul, Enzo Fernández y Alexis Mac Allister; Ángel Di María, Lionel Messi y Julián Álvarez.
D.T.: Lionel Scaloni.
Polonia: Wojciech Szczesny; Matty Cash, Kamil Glik, Jakub Kiwior y Bartosz Bereszynski; Grzegorz Krychowiak, Krystian Bielik y Piotr Zielinski; Przemyslaw Frankowski; Karol Świderski y Robert Lewandowski.
D.T.: Czesław Michniewicz.
Goles: en el segundo tiempo, al minuto Mac Allister y 22m. Álvarez.
Cambios: en el segundo tiempo, al comenzar, Michal Skoras por Swiderski y Jakub Kaminski por Frankowski (P); 13m. Leandro Paredes por Di María y Nicolás Tagliafico por Acuña ; 16m. Damian Szymanski por Bielik (P); 27m. Artur Jedrzejczyk por Bereszynski (P); 33m. Germán Pezzella por Enzo Fernández y Lautaro Martínez por Julián Álvarez (A); 38m. Krzysztor Piatek por Krychowiak (P) y Thiago Almada por Mac Allister .
Incidencia: en el primer tiempo, a los 38m. Szczesny le tapó un tiro penal a Messi (A).
Árbitro: Danny Makkelie (Países Bajos), asistido por sus compatriotas Hessel Steegstra (1° asistente), Jan de Vries (2° asistente) y Pol van Boekel (VAR).