(Enviado Especial a Buenos Aires)
En “La casa del 10” hay fotos y recuerdos de lugares que Diego transitó en su niñez y adolescencia, incluso una foto del camioncito que llevaba a los “Cebollitas” a los partidos, con la infaltable compañía de don Diego, su padre.
(Enviado Especial a Buenos Aires)
Será eterno, ¡claro que será eterno! Su muerte lo llevó al pedestal mitológico que lo convertirá en alguien inolvidable para todas las generaciones. Los que lo vimos jugar adentro de una cancha, nos sentimos bendecidos. Los que no lo vieron, sus padres y sus abuelos le dirán quién fue. Y las imágenes, aún aquéllas de sus primeros tiempos en Argentinos Juniors, por más que sean borrosas y sin la calidad de las actuales, convertirán su magia en imborrable y a disposición de los ojos más críticos.
A una cuadra de la cancha, un barcito de barrio convierte también en perdurable a Diego Armando Maradona. Una foto gigante con la camiseta de Argentinos Juniors que parece sacada hoy mismo, porque tiene de fondo el arco que da a la calle San Blas, que está pegado prácticamente a la vereda y sin lugar para la construcción de tribunas. Y además, una que ha circulado muy poco y que lo muestra a Maradona siendo un niño, en la parte de atrás de una camioneta. Era cuando jugaba en los “Cebollitas” y era su transporte hacia las canchas para deleitar a propios y extraños. Y arriba, como si fuese un chico más, don Diego, su padre. Compañía inalterable e inseparable desde siempre.
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