El ataque le sienta mejor a la selección que el contraataque
Luego de un primer tiempo en el que se le cedió la iniciativa al equipo de Bielsa, la selección tuvo una postura efectiva y arriesgada en el segundo tiempo, cuando jugó como sabe hacerlo: con la pelota y en el terreno rival.
El ataque le sienta mejor a la selección que el contraataque. Crédito: REUTER.
La selección no juega siempre igual. Hablo desde lo táctico y ahora también hay que sumarle lo estratégico. Siempre se señala a esta clase de equipos – las selecciones – como los únicos en los que el técnico de turno puede elegir táctica y estrategia a gusto y placer, porque tiene todo el universo de jugadores de esa nacionalidad a su disposición.
En el caso de la selección argentina, el Mundial de Qatar fue el claro ejemplo, cuando el equipo fue mutando desde lo táctico, muchas veces dependiendo del rival. Jugó con cuatro y con cinco atrás, con tres o con cuatro en el medio y con dos o tres delanteros.
La diferencia estuvo siempre en lo estratégico. O sea, no en la forma de distribuirse o pararse en la cancha, sino en la manera de cómo jugar.
Y en esto, pocas veces se vio a la selección en una actitud contragolpeadora como fue el primer tiempo en Montevideo. Lo asumió, pero no le cabe. No es lo que realmente sabe hacer, por más que al no tener a Messi, quizás el rival se puede animar a algo más.
La diferencia estuvo siempre en lo estratégico. Crédito: REUTER.
Análisis del primer tiempo
En el primer tiempo, las salidas rápidas para intentar llegarle por sorpresa a Uruguay no dieron resultado. Julián Alvarez quedó aislado del resto, Thiago Almada estuvo muy contenido y preocupado por la subida de Nández y lo mismo pasaba con Giuliano Simeone por el otro costado.
Había poco desprendimiento de los volantes (MacAllister y Enzo Fernández, porque Paredes se quedó más replegado) y así las situaciones de peligro recién se dieron en los minutos finales de esa etapa.
Todo cambió en el segundo tiempo. Crédito: REUTER.
Análisis del segundo tiempo
Todo cambió en el segundo tiempo. Cuando Argentina se adelantó 20 metros en la cancha, cuando se amigó con la pelota, cuando apareció Thiago Almada en toda su dimensión (no sólo por el golazo, sino por lo que jugó, fue la gran figura del partido).
Cuando esa actitud provocativa de los uruguayos en el primer tiempo, futbolísticamente hablando, pasó a ser más recatada y menos comprometida en el segundo, cuando claramente les faltó atrevimiento, salvo en la parte final.
Incluso, esa imagen que partía desde el campo de juego (dicho sea de paso, en pésimas condiciones), se trasladaba a las tribunas. Y en la gente no despertaba el grito de aliento para empujar al equipo de Bielsa.
Así como Bielsa había ganado por paliza la propuesta táctica de los dos entrenadores en el partido jugado en la Bombonera, en la ida, Scaloni se tomó revancha en algún aspecto con la victoria del viernes.
No sólo por el resultado, sino porque el equipo tuvo esa estirpe clara del campeón y con algunos rendimientos individuales que siguen sorprendiendo, como por ejemplo ocurre con Nicolás Otamendi, un futbolista al que muchos daban ya como jugador de “desecho” por una cuestión de edad, pero que ante la lesión de Lisandro Martínez sigue dando garantías de firmeza frente a delanteros de categoría.
Sin Messi, la receta de Scaloni había sido la de sumar a un todo-terreno como Nicolás González y plantear un 4-4-2 con el doble 9: Lautaro y Julián.
Para este partido en Montevideo, se sumó el desgarro de Lautaro Martínez y el bajo nivel que le observó el técnico a Nico González, que para colmo de males entró en el segundo tiempo y aplicó una patada descalificadora a un uruguayo para ganarse claramente la tarjeta roja que lo deja afuera del partido con Brasil.
La defensa redondeó un buen partido, en el mediocampo es posible que se repita la fórmula de juntar gente y, arriba, el compromiso debe ser el de jugar más cerca de Julián Alvarez, como pasó en el complemento en el Centenario y no tan lejos como fue en la primera etapa.
Este es el punto de partida para armar el equipo que saldrá a jugar el martes a las 21 en el Monumental ante Brasil, que empieza a dar signos de recuperación.
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