Juan Carlos Scalzo
La Crema fue mucho menos que Almagro en la primera mitad, pero lo pasó por arriba en el complemento y le ganó 4 a 1. Bieler, Chimino, Valdez (en contra) y Esquivel marcaron para los rafaelinos. Servetto anotó para la visita.
Juan Carlos Scalzo
En los primeros 45 minutos los de Otta fueron el mismo equipo que venían de empatar en cero los últimos cuatro partidos, con casi nada de fútbol, pero esta vez le agregaron que no tuvieron ni una sola llegada de peligro al arco rival.
Almagro se puso rápidamente en ventaja, manejó el trámite y se fue al descanso arriba por la mínima diferencia, aunque pudo hacerlo por algo más. En el complemento, el Celeste cambió la actitud y la velocidad y lo dio vuelta de manera contundente ante un Tricolor que no salió a jugar.
Todo arrancó mal para el Celeste porque llegaba con la urgencia de sumar de a tres y no se había terminado de acomodar en el terreno cuando una jugada bien hilvanada de la visita por la derecha derivó un centro al corazón del área que Servetto, entrando solo, conectó de cabeza al gol.
Fue un baldazo de agua fría del que Atlético no se pudo recuperar durante toda la etapa, aunque mucho tuvo que ver también que los de Lisa, lejos de volcarse a cuidar el resultado, siguieron yendo y confundiendo más al local. Minutos después, la Crema miraba el juego y una gran asistencia de Servetto dejó mano a mano a Cuello con Sara y el arquero se quedó con el duelo.
Pasaba el tiempo y el Tricolor justificaba cada vez más la victoria porque sus volantes metían mucha presión, se adueñaron de la mitad de la cancha y la dinámica de sus atacantes le generaron serios problemas al fondo local. Como contrapartida, el arquero Ramírez era un mero espectador, porque los rafaelinos, que hacían todo lento, eran pura impotencia.
Sobre la media hora, la jerarquía de Bieler generó una jugada con algo de riesgo al parar la pelota con el pecho, en la media luna, enganchar para sacarse un hombre de encima, pero no la pudo terminar bien y la mandó muy por encima del horizontal. Y eso fue todo lo inquietante que generó el Celeste en 45 minutos de juego.
Cambiaron los roles
En el complemento, el partido sufrió un vuelco drástico porque Atlético salió con otro ímpetu, cambió el ritmo a partir de los ingresos de Luna y Esquivel y aprovechó las gruesas falencias defensivas del rival.
Fue así que comenzó a aproximarse y la primera la tuvo en la cabeza de Esquivel, que se lo perdió dentro del área. Siguió el asedio y llegando al cuarto de hora, una desinteligencia entre los centrales y el arquero le dieron un tiro de esquina a los de Otta. Tras el envío otro error del fondo Tricolor dejó la pelota boyando cerca del punto penal y Bieler la punteó al fondo de la red, empatando el encuentro.
Lo que siguió fue lo mejor que se le vio a los de la Perla del Oeste en lo que va del torneo, un poco por juego, pero sobre todo por el empuje y el despliegue que le pusieron. El premio se dio a los 16' cuando un remate de Rostagno no fue bien despejado por el golero y Chimino no tuvo más que poner la testa para mandar la bola a la red.
Tres minutos después, Valdez batió su propia valla cuando en retroceso quiso alcanzarle el balón a Ramírez y la puso de emboquillada en el segundo palo, regalándole el tercer tanto al Celeste.
El remate del cotejo llegó a los 38' por una corrida de Esquivel que se llevó, a pura potencia, a los dos centrales a la rastra, se metió al área y tocó a un costado ante la salida del arquero.
El final fue a puro festejo y desahogo en el vestuario porque la victoria era impostergable y porque el equipo demostró tener rebeldía y reservas anímicas suficientes, algo que no se le conocía hasta aquí.