Eligieron un lugar típico y bien distintivo del país. Allí, armaron un espectáculo que otra vez dejó sin palabras a los norteamericanos, como en Time Square, aunque en esta ciudad lo que abundan son los latinos.
“Quédense tranquilos, hace como 25 años que vivo acá y el jefe de policía es un fenómeno. Lo conozco y le tenemos mucho respeto”, confesaba a El Litoral un argentino que añora volver a su tierra pero que, en el mientras tanto, lleva décadas en Estados Unidos y haciendo de todo. Es que fue tan intenso el nuevo banderazo, que la policía llegó haciendo sonar sus sirenas en un presagio que podía haber “acción”. Y eso lejos estuvo de producirse. Al contrario, se ordenó todo como para que esa placita que está enfrente de “Manolo”, un lugar ineludible para cualquier argentino que pise esta ciudad, sea el lugar de concentración de la gente sin que se corte la avenida, aunque la calle que la cortaba tenía otro móvil policial que impedía el tránsito como para que ese reordenamiento no sea tan tormentoso.
Por allí andaba Martín Cividini, un colega que paró a Messi en la zona mixta luego del partido con Chile y le pidió que le firmara el brazo. Messi lo hizo, Martín se lo tatuó y allí andaba mostránselo a todos. “Fue una cosa de locos y no me olvidaré más de esto. Lo paré y cuando se dio vuelta no lo podía creer. Me firmó el brazo y le dije ‘te amo’. El se sonrió y me guiñó el ojo. De esto no me olvidaré por el resto de mi vida y por eso lo llevo tatuado hasta la muerte. Ahora quiero volver a cruzarlo para mostrárselo y también para regalarle un rosario que me dio mi abuela. Quiero que ese rosario vaya a sus manos… ¿Sos de El Litoral?... Nosotros en Buenos Aires seguimos mucho a El Litoral, es nuestra fuente de información para los temas santafesinos. Trabajo en varios medios y soy productor, así que visito la página de El Litoral siempre”, contaba emocionado.
Martín Cividini le pidió a Messi que le firmara el brazo, se lo tatuó y ahora lo muestra a todos.
No faltaban los santafesinos, como Mónica, una mujer de San Justo que tomó la decisión de venirse a Miami con el objetivo de ver a la selección y conocer la ciudad. “Me largué y me largué… Después veré cómo sigo, pero no quería dejar pasar esta oportunidad de ver a los campeones del mundo. La vida es una sola y hay que aprovechar estas cosas. Me hubiese gustado verla con Messi. Te puedo asegurar que en el fondo pensaba en que se dieran los resultados para que Argentina no esté clasificada tan pronto y tenga que conseguir algo en este partido. Y no lo hice de mala, quizás pensando en mi propio interés”, contaba con mucha emoción, mientras le mostraba a todos su bandera celeste y blanca con el nombre de su ciudad y el “Mooo” que la identifica como Mónica.
También había familias santafesinas que se reencontraban, algunas de ellas viviendo desde hace un tiempo en Estados Unidos, algo bastante común y que uno a menudo puede experimentar por estos lados. La mayoría extraña, la mayoría piensa que volver al país, algún día, es una posibilidad, pero todos coinciden en que la seguridad y la situación económica son los grandes impedimentos.
Mientras tanto, el bullicio, el colorido, la emoción y esa “argentinidad al palo” en pleno corazón de Miami Beach, otra vez se hizo sentir. Como en Time Square, los argentinos volvieron a dar la nota y dejaron esa sentencia bien escrita: “Tanto adentro de la cancha con los jugadores, como afuera con la hinchada, Argentina es campeón del mundo… Y nadie lo discute”.