Miguel Angel Russo reapareció este domingo por la mañana en el entrenamiento de Boca. Apenas el coronavirus filtró la burbuja xeneize en el Howard Johnson, a Miguel Russo lo enviaron a su casa para protegerlo por ser una persona de doble riesgo (por sus 64 años y por la dura enfermedad que atravesó en 2018). Es por eso que cuando los primeros jugadores empezaron a tener síntomas, el técnico se refugió en su departamento de Buenos Aires y zafó del contagio masivo. Por eso, si bien estuvo monitoreando todo desde su domicilio, su regreso a las prácticas de Boca también era muy esperado y ocurrió, finalmente, este domingo. Así, el DT empezará a definir el equipo que jugará contra Libertad, un choque que asomaba muy lejano pero para el que ahora faltan apenas cuatro días.
Enfrente, más allá de algún desnivel en el rendimiento promediando la pandemia, Libertad se acomodó de tal manera en el Apertura paraguayo que este sábado, en la previa al encuentro frente a Boca por la reanudación de la Copa Libertadores (jueves a las 21por ESPN 2), derrotó 2-0 como visitante a General Díaz y se mantiene expectante como escolta de un torneo que tiene a Cerro Porteño en la cima, aunque ahora no tan cómodo.
Desde que Paraguay retomó su competencia, Libertad ya lleva 11 partidos de rodaje, con seis victorias, dos empates y tres derrotas. Once partidos más que Boca, que ni siquiera tuvo un amistoso.
En ese sentido, el entrenador también fue parte de los testeos que la Conmebol exige 72 horas antes de viajar por la competencia y luego ya tuvo la posibilidad de tener otro tipo de contacto con sus jugadores. Mientras, hay otro detalle no menor, que aún no se resolvió: si irá o no a Paraguay. "Es una decisión de él", dicen en el club, aunque las recomendaciones médicas son que no se mueva de Buenos Aires. Es decir, que no esté presente contra Libertad (suma tres triunfos al hilo) este jueves ni tampoco contra el DIM, el jueves 24 en Medellín. Sin embargo, todavía el entrenador no anunció qué hará.
Por el lado de River, el panorama es similar. Y es que el viaje a Brasil para jugar el jueves frente al San Pablo se le viene encima al equipo de Gallardo, pero nadie podría decir que la preparación esté completa. Al contrario, River trabaja hace algo más de un mes, pudo hacer muy escasos entrenamientos en conjunto, poco y nada de ensayos de fútbol y así deberá salir al Morumbí, contra un rival que este sábado sumó su decimotercer partido oficial desde el regreso a la actividad.
En una situación ya de por sí desventajosa, la confirmación en la noche del viernes del caso de coronavirus de Milton Casco es más que una piedra en el zapato para el Muñeco: por la baja en sí misma de un titular indiscutido como el entrerriano pero también por el riesgo que eso supone. En todo caso el dato que puede llevar algo de tranquilidad es que el lateral izquierdo desde el jueves que trabajaba más distanciado de lo habitual porque un familiar, y contacto estrecho, ya presentaba síntomas. Por eso el cuerpo técnico decidió no alterar en nada el cronograma que tenía estipulado: descanso el sábado y trabajo en un solo turno el domingo. Y los testeos, el lunes. La lógica indica que el sustituto natural es Fabrizio Angileri, pero no habría que descartar que Gallardo utilice a un central volcado a la izquierda. De hecho, en los últimos dos partidos en los que Casco debió salir con molestias físicas y Gallardo no alteró el sistema, ingresó Paulo Díaz en su lugar: sucedió en la semifinal de vuelta de la Copa 2019 contra Boca y, también, en la final con Flamengo. Es una de las dudas que tiene MG en una defensa que tendrá a Martínez Quarta y a Pinola o Rojas al lado. Después, sería el equipo habitual, con el ingreso de Julián Álvarez en la mitad y el ataque de siempre.