Bruno Rodríguez: el amor a la vida, el fútbol y la ingeniería
Tiene 25 años y es jugador de Los Búhos, la selección santafesina para no videntes. Está a punto de recibirse de Ingeniero en Sistema y ya trabaja en una empresa de programación. Un ejemplo de superación, lucha y perseverancia.
Bruno Rodríguez. Su rica historia. El día a día de un chico que no baja los brazos. El fútbol, su pasión, el trabajo, la perseverancia. Crédito: Pablo Aguirre
Santa Fe es una ciudad muy rica en historias de superación. En cada esquina de cada barrio, se puede percibir que siempre hay una persona que tiene algo lindo que contar. Es cierto que cada tanto y de manera inesperada, la vida te pone a prueba. Y si de algo sabe el ciudadano santafesino es de levantarse, sacudirse el polvo y volver a galopar.
Uno de los tantos santafesinos que sabe de superarse a sí mismo es Bruno Rodríguez. Nacido y criado en Santa Fe, perdió a la vista a los 2 años. Con los 25 ya cumplidos, su vida transcurre como un ejemplo para los demás. Una historia que merece ser contada.
Con una sonrisa en su rostro, Bruno cuenta: "Perdí la visión cuando tenía dos años, pero me he ido adaptando a todo a pesar de no tener el sentido de la vista. Fui a la primaria y también a la par al colegio Especial Nº 2075 para alumnos con discapacidad visual "Dr. Edgardo Manzitti". Luego, pase a la secundaria en Lourdes, donde todo la verdad transcurrió muy bien. Tuve excelentes profesores que se adaptaban a los problemas que iban surgiendo, y allí comencé a trabajar con la computadora"
Como no podía ser de otra forma, sus calificaciones serian brillantes: "Termine siendo abanderado en 5to de la bandera Argentina, algo que significo un orgullo para mí, y también para mi familia, quienes fueron y son un pilar fundamental para mi vida diaria. Mis compañeros y amigos, también formaron parte importante del proceso. Hoy en día mantengo contacto con algunos. Estoy tan agradecido a la escuela Lourdes, porque de verdad me formo, sentó mis bases en la parte académica para poder comenzar los estudios universitarios" cuenta.
Por un clásico en paz. Bruno y Claudio, integrantes de los Búhos en una producción con vistas a uno de los tantos clásicos de Santa Fe. Crédito: Guillermo Di Salvatore
El fútbol y Los Búhos
Cuesta encontrar en la Argentina una pasión popular que despierte tanto clamor como el fútbol. Cada niño/a del país nace con una pelota bajo el brazo, algunos la patean, otros la agarran y son los menos quienes la ignoran. Bruno no sería la excepción, mas allá de su incapacidad visual, el amor por el deporte siempre estuvo en el: "De a poco fui probando con hacer alguna actividad, lo necesitaba para despejarme. Jugué al ajedrez y toque la batería hasta el año 2010, cuando comencé la secundaria y tuve que dejar de lado la música por tema horarios. Ahí llegaría el fútbol.
"De chico me encantaba, jugaba con una pelota cubierta de bolsas o, con alguna normal pero por abajo para poder escucharla. Hasta que me encontré con Los Búhos. Recuerdo que fui algunos amigos de la escuela Manzitti, para mí fue espectacular. De ingeniármela en mi casa a pasar a jugar con una pelota que hacia sonido, con la cual podías guiarte para manejarte solo, fue algo increíble" relata.
Con la llegada del seleccionado para no videntes, descubrió la pasión y la madurez en la labor diaria: "Hace 12 años que lo hago de manera ininterrumpida. El deporte te da mucha independencia, te abre la mente. Con Los Búhos hemos conocido todo tipo de lugares, en el 2018 viajamos a Misiones por el aniversario N°15 y conocimos las cataratas. Más allá de jugar, el grupo es como una familia y entre todos siempre compartimos un lindo espacio que nos hace bien".
A pesar de tener a toda hora actividades, el espacio para ponerse los cortos siempre asomaba: "Tenia horarios complicados, pero los profesores se sacrificaban por nosotros, me ayudaban mucho y coordinábamos para entrenar en algún momento. En cierto punto dejan de ser nuestros entrenadores, los sentimos como somos una familia. Nos juntamos a comer constantemente, sea en la semana o después de los entrenamientos. Eso es mucho más importante que el ganar o perder un partido" dice.
Junto a sus ídolos, Federico Lértora y Facundo Garcés. La camiseta de sus sueños, Colón y una pasión que no tiene límites. Crédito: Pablo Aguirre
El sueño de cualquier niño que da sus primeros pasos en el fútbol, es el de vestir la camiseta de la Selección Argentina. Cuando prenden la tele y ves a sus máximos ídolos allí, imaginan ese momento con tanta fuerza que a veces, el deseo se puede cumplir. El privilegio de tener puesta la camiseta del seleccionado nacional, Bruno lo pudo vivir: "También gracias al fútbol llegue a la selección Argentina para ciegos, en el 2017 me convocaron para los Para Panamericanos juveniles en San Pablo. Realmente fue un orgullo y una alegría increíble, algo inolvidable que me tocó vivir. Los chicos me hicieron una remera con escrito en braille "el búho que vuela más alto". La tengo guardada, porque es uno de los regalos más lindos que tengo" cuenta emocionado.
Un juego atrapante
Para quienes no conocen el fútbol para no videntes, puede resultar aburrido y muchas veces no interesar. Pero lo cierto, es que tiene una intensidad que lo hace realmente entretenido: "No es nada complejo, es muy dinámico. Hay 4 jugadores de campo, que pueden ser ciegos o categoría B2, es decir quiénes pueden ver algo de luz. Por eso todos llevamos parches y gafas. El profesor se ubica en el tercio de la cancha, y en el final atrás del arco está el llamador, que te da indicaciones para que vos puedas hacer los goles. El arquero es el único jugador que ve, y es quien te guía para defender. El tiempo de juego son 15 minutos a reloj parado como en el básquet, por eso los tiempos duran casi media hora y tenemos un entretiempo de 10 minutos. Sé que lo de la pelota siempre llama la atención. Los balones tienen 6 cápsulas de sonido, que cuando rueda la escuchamos. Son especies de balines que tienen estas cápsulas y hacen un sonido metálico cuando uno la va trasladando."
Como en cada actividad que emprendió en su vida, Bruno destaca su labor como dirigente y la visibilidad que quiere para el equipo: "Me involucre mucho en Los Búhos, ahora ocupo un rol importante en la Asociación, en donde estos últimos 4 años recuperamos los papeles de donde esta nucleado el equipo. Se vienen logrando muchas cosas, como lo que sucedió en la UTN hace un tiempo atrás. Con mucho esfuerzo hemos llegado a conseguir nuestro vallado propio, y lo más reciente, un minibús propio para Los Búhos. Estoy muy contento con mi tarea. Queremos seguir creciendo futbolísticamente y también institucionalmente por eso esperamos que la gente se sume, nos encanta que nos vayan a acompañar porque nos hace sentir bien y motivados" comenta.
La Universidad
Para muchos el inicio de los estudios universitarios suele ser tortuoso. El miedo a equivocarse de carrera, de no ser lo que esperaba, de defraudarse en el camino a veces es más grande que las ganas de dar el paso inicial. Algo parecido le pasaba a Bruno, hasta que se cruzó con la Ingeniería: "Si, fue raro comenzar la facultad. En Lourdes estaba orientado en Humanidades, y no sabía que estudiar porque ninguna carrera me gustaba. Conocía un poco la ingeniera en sistema, y me interesaba lo que tenía que ver con los programas, como se hacían y todo lo que involucraba. En 2015 cuando transcurría mi último año de secundaria me anote en los cursillos de la UTN, con un montón de miedos como cualquier otro que comienza algo nuevo"
"La verdad que recibieron muy bien, todos estaban siempre a disposición para darme una mano con las problemáticas que iban surgiendo. El 2016 fue mi primer año, donde la verdad que me fue excelente y dije bueno, es por acá. Era un sacrifico enorme, había días que me iba a las 7 de la mañana y volvía 7 de la tarde. Eso me complicaba el entrenamiento, mas allá de que en algún momento de la semana entrenaba con el equipo. La facultad me dejo compañeros y amigos que me han ido acompañando en distintas materias y distintos años" cuenta agradecido.
La maldita pandemia
En marzo del 2020 la vida de la población mundial cambiaria para siempre. La llegada del coronavirus obligaría a los gobernantes, a establecer una cuarentena obligatoria, algo que en Argentina no tardo en suceder. A pesar de ello, Bruno pudo avanzar en sus estudios: "La verdad que fue muy difícil. Con la universidad tenía mucho temor, porque fue muy complejo, pero gracias a la paciencia y la predisposición de los profesores no logre estancarme y pude avanzar. Ahora me quedan 2 materias electivas y la práctica supervisada junto a la tesis, que la estoy empezando" comenta.
Y claro, el entrenamiento no podía faltar: "Con Los Búhos hacíamos prácticas virtuales, Marcelo y Cristian hicieron lo imposible para encontrar la adaptación para nosotros, porque no era sencillo. La idea de entrenar era más que nada para compartir y reírnos un rato para olvidarnos un poco de lo que pasaba. Volvimos a entrenar en Julio de 2020 y fue increíble. Entrenábamos en lugares que no eran ideales, pero hacíamos lo que podíamos. Luego el club Ferroviario nos volvió a abrir las piernas y pudimos volver un poco a la normalidad" relata.
La familia... ese gran sostén
Para cada proyecto, para cada decisión, siempre es importante tener el apoyo de nuestros seres queridos. En su caso, el apoyo jamás falto y por eso se siente agradecido: "Es el pilar fundamental. Mi mama Patricia y mi hermano Franco que estudia Ingeniería Civil. Compartimos no solo la pasión por el fútbol (sabaleros de raza), también horas de estudio porque tuvimos materias en común. Él fue un apoyo muy grande para ayudarme con adaptaciones referidas a las materias y a lo largo de la vida siempre fue mis ojos. Mi tío y mis tías también han sido importantes. Siempre que hay algún evento especial en mi vida, ahí están ellos, acompañando y apoyando".
¡Sabalé, Sabalé!
No hace falta agregar demasiadas palabras a como se vive el fútbol en la ciudad de Santa Fe. Colón-Unión y ese bendito folklore que tanto le gusta al santafesino. Del lado de los sabaleros, se ubica y se identifica Bruno: "A Colon lo termine conociendo por un tío que era fanatice. Unos primos me llevaron a la cancha por primera vez a los 14 años y ahí quede muy contento. Volví a ir varias veces con los chicos de los búhos, y ahora voy como socio con un amigo que conocí en el viaje a Paraguay. La felicidad que me da es gigante. Más allá de la alegría o tristeza que existe como hincha ante un resultado, el solo hecho de ir a la cancha es un cable a tierra, me encanta acompañar a mi Colon. Si te cuento todo lo que viví el día del campeonato no terminaría nunca, lo festeje mucho" dice.
La oportunidad laboral
Con muy pocos pasos por delante para recibirse de Ingeniero, las distintas opciones que le otorga la Universidad Tecnológica Nacional, le permitieron poder comenzar con ciertas prácticas que finalmente le darían la enorme chance de obtener un puesto laboral: "El 13 de Octubre comencé con pasantías en una empresa local de Santa Fe. Se trata de una start up de diseño y desarrollo de software, llamada Diveria. Vende sus productos a Estados Unidos, y a otros países de América Latina. La verdad que solo tengo palabras de agradecimiento para con la gente de la empresa y mis compañeros, porque me recibieron de manera excelente y me hicieron sentir muy cómodo".
"Tengo una satisfacción gigante, porque más allá de la discapacidad te contratan porque te ven potencial, me dieron la oportunidad de poder hacer las cosas para las que estudie y me prepare. Ahora pase a relación dependencia, por lo tanto quiere decir que estoy cumpliendo con las expectativas y eso me pone muy feliz. Estoy súper agradecido a los lugares donde he entrado porque siempre me cruce con gente muy buena" cuenta con una sonrisa en su rostro.