A Carlos Monzón siempre se lo recordará como un gran campeón
Nacido un 7 de agosto de 1942 en el barrio La Flecha de San Javier, el mejor boxeador de peso medio de la historia, quien se retiró invicto de la actividad pugilística tras 14 defensas, murió en un accidente automovilístico el 8 de enero de 1995.
A Carlos Monzón siempre se lo recordará como un gran campeón
Carlos Monzón nació el 7 de agosto de 1942 en el barrio La Flecha, San Javier. En su casa vivían además de sus padres, 14 hermanos más. Fue en San Javier, en sus primeros años de su vida, donde comenzó su verdadera pelea, la que se basaba en defenderse y subsistir a una infancia sin juguetes, de pobreza y con muchos inconvenientes.
Comenzaba la década del 50 cuando el matrimonio Monzón (Don Roque y Doña Amalia Ledesma) tomaron la decisión de trasladarse a nuestra ciudad, donde el futuro campeón trabajaría en muchos oficios antes de "meterse" en un gimnasio para aprender el difícil y tan polémico arte del boxeo. Desde que la familia se afincó en barrio Barranquitas. Carlos, quien era el quinto hijo, percibía que lo suyo no era el estudio y por tal motivo dejó la escuela en tercer grado.
Hoy, 7 de agosto de 2022, aquel "pibe" que dejó sus tierras natales para llegar a la "gran ciudad", estaría festejando 80 años, y seguramente rodeado de muchos amigos (es muy probable que lo esté haciendo), lógicamente recordando etapas gloriosas de gran boxeador, las que lo llevaron a erigirse en el mejor mediano de todos los tiempos, y uno de los mejores pugilistas de todas las épocas.
Aquellos duros momentos de su infancia lo motivaron y lo obligaron a trabajar para ayudar a sus padres. Para conseguir un "mango" se las rebuscaba en diversos trabajos. Fue peón de sodero, de lechero, y también fue diariero, mientras que compañeros de su edad estudiaban o se reunían para jugar. Todavía no boxeaba, pero en la vida estaba cayendo por puntos.
Buscando un camino y un rumbo dentro del pugilismo recorrió distintos gimnasios. Sus ocasionales "managers" eran el "Mono" Martínez y Roberto Agrafogo. Empezaba a mantenerse haciendo lo que más le gustaba.
Con un peso de 64 kilos disputó su primer enfrentamiento como amateur, en el Pabellón de la Industria (ubicado en bulevar Pellegrini casi López y Planes), frente a José Cardozo. El resultado indicó un empate en tres asaltos y recibió un viático de 50 pesos. Las peleas, estilo callejeras, por montos irrisorios, eran moneda corriente hasta que…
Apareció Don Amílcar
Carlos necesitaba confiar en alguien y por eso en una de las primeras charlas le aclaró: "Mire, Brusa, a mí hace poco me robaron con un porcentaje. Yo sé que usted no roba. Por eso vengo a verlo". Desde entonces se formó un verdadero trabajo entre ambos y en conjunto con profesionales de la talla de José Lemos, Adolfo Inocencio Robledo y Pedro Coria, también pupilos de Amílcar.
La regla base consistió en incorporar conocimientos técnicos y sociales. Brusa hacía las veces de entrenador-amigo-padre. Un triángulo que daría muchas satisfacciones.
La pareja perfecta. Carlos Monzón y Amílcar Brusa construyeron una relación que se extendió más allá de lo deportivo. Tanto el boxeador como el maestro se respetaron mutuamente durante más de 30 años. Archivo
Una derecha terrible, frío, calculador, guapo, tenaz, contundente, feroz, eran algunas de sus virtudes con las cuales demolía rivales.
El 12 de Diciembre de 1962 venció por puntos, en 5 asaltos, a Bienvenido Cejas. Ahí culminó la etapa inicial de su carrera, porque ese fue su último combate como amateur. Había llegado el tiempo de pegar el salto al profesionalismo. Eran días claves para el santafesino. La decisión fue acertada, no se equivocó.
El "derecho de piso"
Su debut rentado se produjo en febrero de 1963, cuando venció a Ramón Montenegro, en 2 rounds. Solo Dios sabía lo que vendría. ¿Podrá lograr el título mundial?, dudaban algunos.
Carlos trabajaba y no se guiaba por comentarios, críticas o rumores. Vivía para entrenar, viajar y pelear. Del tren al ómnibus y viceversa. ¿Por qué tanta prisa? Principalmente por el dinero.
En total realizó 22 enfrentamientos en dos años y recorrió Posadas, Paraná, Córdoba, Buenos Aires, Reconquista y Santa Fe, su provincia natal. El récord marcó apenas tres derrotas:
- 28 de Agosto de 1963, en el Luna Park (Argentina), frente al platense Antonio Aguilar. Fue una contienda difícil. Para colmo, Amílcar Brusa no estuvo en el rincón, ya que su pupilo Roberto Chetta se medía ante Federico Thompson, en Santa Fe. Monzón había sido atendido y cuidado por Genaro Ramusio, Alfredo Luna y Manuel Hermida.
- 28 de junio de 1964, Río de Janeiro (Brasil), ante Felipe Cambeiro, a raíz de tres caídas, de un físico aún no estabilizado y de un viaje apurado para dejar algunas cosas atrás.
- 9 de Octubre de 1964, en Córdoba (Argentina), ante Alberto Massi, después de un combate parejo y durísimo.
La importancia de Lectoure
A fines de los 60, la televisión trasmitía los miércoles a la noche, en el Luna Park, las disputas que promocionaban Ulises Barrera o Ricardo Arias en la conducción y que presentaba a promesas como Carlos Salinas, Antonio Aguilar, acompañados por los consagrados Horacio Saldaño, Abel Cachazú, Avenamar Peralta, Pedro Rimovsky, Ramón La Cruz, Víctor Emilio Galíndez, en la categoría mediano.
Todos anhelaban un lugar de privilegio y muchos soñaban con la posibilidad de enfrentar a Jorge Fernández, campeón de los medianos. El mismo que había intentado la corona mundial welter en 1962 ante Emile Griffith, en las Vegas, y cayó por nocaut técnico.
Monzón poco a poco fue venciendo a Antonio Aguilar, Celedonio Lima, Carlos Salinas en la final del "Cinturón Eduardo Lausse", una competencia pugilística organizada por Tito Lectoure. Con esos valiosos triunfos se fue ganando el lugar de privilegio y tuvo la oportunidad de estar frente a frente con Fernández.
Ese boxeador flaco de largas piernas, de 24 años, el 13 de septiembre de 1966, obtuvo su primera meta importante: el título argentino, y con esto sorprendió al mismísimo Lectoure. El, justamente, le trajo, en 1967, el primer oponente extranjero llamado Bennie Briscoe (en 1972 se enfrentarían por la corona de los medianos), que empató con el argentino.
Al poco tiempo, Monzón derrotó, nuevamente, a Fernández sacándole en este caso el campeonato Sudamericano. Lectoure trabajaba en un aspecto fundamental: una posibilidad por el título mundial. Mientras tanto, le conseguía contrincantes extranjeros (Douglas Hountley, Thommy Bethea, entre otros) para foguearlo y hacerlo subir en el ranking.
En 1970, la gloria
El combate era con Benvenuti, en Roma, el 7 de noviembre de 1970, y con una bolsa de 15.000 dólares. El round 12 fue el de la consagración, ya que el italiano sintió el derechazo y no resistió.
El santafesino alcanzaba la gloria triunfando por nocaut y se anotó como el cuarto campeón del mundo que daba el país. Comenzaría entonces un ciclo brillante y único en la historia de este deporte.
Momentos inolvidables
- París, el 14 de junio de 1972, frente a Jean Claude Bouttier. En su tercera defensa Monzón la pasó mal. Los dos anduvieron por el piso, pero la energía del argentino prevaleció.
- Buenos Aires (Luna Park), 11 de noviembre de 1972 frente a Bennie Briscoe. Ganó por puntos en fallo unánime, tras sufrir el asedio del norteamericano en el 9no. round.
- París, 9 de febrero de 1974, contra José "Mantequilla" Nápoles. Uno de las contiendas más esperadas, promovida por la estrella de cine francés Alain Delon. Nocaut técnico indicó el final. Carlos Monzón se consolidaba en Europa.
- Montecarlo, 26 de junio de 1976. Superó por puntos al colombiano Rodrigo Valdés y a su título de la Asociación Mundial de Boxeo le sumó el del Consejo Mundial.
- Montecarlo, 30 de junio de 1977. Venció nuevamente por puntos en fallo unánime a Rodrigo Valdés. Sin embargo el trámite en el cuadrilátero resultó tremendamente difícil. La fortaleza anímica le permitió sobreponerse de una caída en el 2do. round. Un rato más tarde, Monzón haría oficial su retiro. Catorce defensas exitosas se abrochaban en los libros y recuerdos de los aficionados de esta disciplina.
Lo extra deportivo
Estaba en su etapa de esplendor y el destino lo unió con la actriz Susana Giménez. Filmaron juntos, en 1974, la película La Mary y comenzaron a salir. La estrella de cine no le gustaba el boxeo y por eso le pidió que largara.
Desde entonces comenzaron los inconvenientes entre Lectoure-Brusa-Monzón. El campeón no demostraba ser el mismo. Después de enfrentar a «Mantequilla» Nápoles realizó el intento inicial para dejar. Viajes juntos, gastos de todo tipo, la alternativa de colgar los guantes, desacuerdos amorosos, ocupaban su mente.
El retiro se produjo en 1977. Al año por mutuo acuerdo se separó de Susana, en Mar del Plata. Algunos indican que el alcohol y las malas compañías formaban parte de su vida.
Se casó con Alicia Muñiz y tuvieron a Maximiliano Roque. La desgracia se vivió el 14 de Febrero de 1988, en Mar del Plata. Luego de una discusión, Alicia resultó muerta y Monzón fue culpado, juzgado y llevado a prisión por homicidio simple, teniendo que cumplir una pena de 11 años.
Cuando estaba en la última parte de su condena, y ya gozaba de libertad restringida que le permitía salir del penal, murió en un accidente automovilístico el domingo 8 de enero de 1995, en Los Cerrillos (Ruta Provincial 1), a cuarenta kilómetros de Santa Fe.
El dinero de Monzón
Carlos Monzón es un excelente ejemplo del arquetipo del joven muy pobre que alcanza la fama y el dinero a través de su talento deportivo. Como otros boxeadores, salió de la mayor pobreza. Todo lo consiguió por su innegable habilidad sobre el ring y algunas participaciones en cine y televisión. Monzón decía que la mayor bolsa que cobró fue de 500.000 dólares (su última pelea ante Valdéz). Y se jactaba del buen uso que hizo del dinero que había ganado.
En una nota de 1980, describió su guardarropa: "46 trajes, 200 camisas, 300 corbatas y pares de zapatos". Pero en 1989, ante la jueza Ofelia Gobbi, decía que no podía pasar más de 10.000 australes para Maximiliano (los Muñiz exigían 16.000).
El destino de la fortuna de Monzón es confuso. Cuando Lectoure le pasó la posta de la representación del boxeador a Steinberg, en 1974, el boxeador ya tenía más de 1,3 millón de dólares.
En julio de 1995, Iván Raimondi (abogado de Monzón entre 1970 y 1977) reveló que cuando dejó al boxeador, éste tenía 6 millones de dólares, 35 departamentos, 2 casas, un campo, 7 camionetas y 3 Mercedes Benz. Aseguró que sus bienes sumaban unos 10 millones de dólares.
Pero en la misma nota, el apoderado de Monzón entre 1987 y 1995, Juan José Netri, rechaza estos datos. "Nunca tuvo tanto dinero", dijo. Agregó que, según había investigado, en ese entonces no tenía más de 100.000 dólares…
La disputa por Maximiliano tuvo mucha relación con el dinero y posiblemente haya sido uno de los principales desencadenantes de la tragedia de 1988. Maxi nació en 1981, poco después del casamiento (en Miami) de Monzón y Alicia.
El boxeador no lo volvió a ver después del 13 de febrero de 1988. Tras perder a su madre, el chico quedó bajo la custodia de sus abuelos, Alba Calatayud y Héctor Muñiz García. En 1997, la apoderada de esta familia, Alejandra Mastricardi, dijo que la protección legal tendrá vigencia hasta que Maximiliano cumpla la mayoría de edad o se emancipe.
La relación entre Monzón y Maximiliano fue buena durante mucho tiempo. Hay fotos en las que se ve a Monzón y Lectoure probándole guantes de boxeo al chico. Luego, en la cárcel, Monzón se lamentó una y otra vez de haber sido alejado de su hijo menor.
Resulta conmovedora una carta adjudicada al chico y publicada en la revista Caras: "Odiado papá, no te pienso ver nunca en la vida y no te voy a mandar ni media foto mía". No te quiero , aseguran que le escribió mientras Monzón estaba tras las rejas. Seguramente, la muerte del "odiado papá" y el paso del tiempo habrán tenido algún efecto estos sentimientos.