Christian Eriksen continúa realizándose estudios para determinar su estado de salud tras el paro cardíaco sufrido en la Eurocopa el pasado 12 de junio. Tras el trágico episodio, el mediocampista fue intervenido quirúrgicamente para colocarse un desfibrilador automático. Sin embargo, este dispositivo le impediría seguir jugando en el Inter, donde tiene contrato hasta 2022.
Francesco Braconaro, miembro del comité científico técnico de la Federación italiana, fue contundente en diálogo con Radio KissKiss: "No podemos aprobar plenamente que juegue en Italia. Si a este jugador le quitan el desfibrilador y un especialista demuestra que está bien, podrá jugar en el Inter".
Estas declaraciones vienen de la mano con el hecho de que en la Serie A no se permite jugar con dispositivos de ese tipo. Hay una indicación que da el sistema de salud, a través de los centros de medicina deportiva, que señala que un codazo o un choque con otro jugador podrían causar la rotura del aparato.
De igual manera, aún no se ha confirmado que Eriksen deberá usar el desfibrilador de manera permanente. En caso de tener que hacerlo, no podrá jugar en el fútbol italiano pero sí en otras ligas e incluso podrá competir en torneos internacionales como Champions o Europa League.
El ejemplo más claro es el de Daley Blind, ex compañero del danés en el Ajax, quien se implantó un desfibrilador en diciembre de 2019 luego de que le diagnosticaran una inflamación en los músculos del corazón. Nueve meses más tarde, el defensor volvió a los entrenamientos para su posterior retorno con la camiseta del equipo neerlandés.