Se le nota en cada palabra, en el sonido de su voz cuando habla en La Primera de Sol, en su pesadumbre y su tristeza. No es algo "actuado" para la ocasión. Todo lo contrario, es el reflejo claro de un sentimiento de tristeza que no se puede disimular. Claudio Gugnali no sólo perdió un amigo. Perdió un referente, un guía, alguien a quién él admiraba. Lo dice en cada concepto, en cada anécdota, en cada recuerdo. Alejandro Sabella fue algo más que un amigo con el que pudo trabajar en Estudiantes y en la selección. Fue mucho más. Y su pérdida se siente, la siente, como si fuera la de un familiar. Así de simple y así de contundente.
-¿Qué querés que te diga?... Aceptar que Ale no va a estar en lo físico... Hoy me desperté muy temprano soñando con él, me resulta difícil saber que va a sonar el celular y ya no voy a leer 'Ale Sabella' nunca más... Es duro... Ví publicaciones y algunas me hicieron llorar, como la del hincha de Gimnasia que pidió permiso frente al estadio de Estudiantes para colocar una flor...
-Son esas actitudes que en un país con mucha violencia en el ambiente del fútbol y mucha intolerancia, reconfortan...
-Mirá, un día estaba en una fiesta y se me acerca un tipo... Me dice: 'Gugnali, yo soy tripero'... Por dentro pensaba qué querrá este tipo, con qué me saldrá... ¿Sabés qué me dijo?, 'desde que están ustedes en las selección, soy hincha de Argentina'... Sabella fue simpleza, respeto, humildad, un tipo, como pocos he conocido, que reúna tantas cualidades buenas. Este era muy completo en serio...
-Fijáte que aquélla imagen con el Pocho Lavezzi en el Mundial, cuando le tira agua y él le sigue hablando como si nada, un poco que también lo pinta de cómo era Sabella...
-¿El Pocho...? El Pocho es un 'ente', vive en un plato volador... El se bajó de ese mundo loco en el que vive para llorar al lado del cajón... Entonces, ¿te das cuenta cómo termina la película?, ¡termina con el Pocho llorando delante del cajón!... Vive en un plato volador el Pocho... El otro día le dije que me hizo llorar... Hablé con él y me dijo un montón de cosas lindas... Estaba en las Islas Maldivas, o por ahí... '¿Qué te pasa Pocho, estás sensible?', me salió decirle... ¿Sabés por qué?, porque al Pocho no le importa nada, es él y hace en su vida lo que quiere... ¡Fue tan importante para nosotros!... Era el simpático, el que le ponía onda a los momentos tristes... Va transcurriendo la vida y te vas despojando de cosas... A todos nos pasa. A algunos más que a otros... Yo digo cómo hacen esos padres para sobreponerse a la muerte de los hijos cuando veo o leo las noticias de los accidentes...
-A propósito, ¿vive la mamá de Sabella?
-Tiene 94 años... La llevaron... Estuvo ahí un rato con su hijo, le habló... Cosas durísimas...
-¿Cómo lo conociste a Sabella?
-En el 82... Yo andaba por el segundo contrato en Estudiantes, habíamos pasado años difíciles desde el '79 que firmé el primer contrato... Los pibes del club jugábamos en un clima tenso, siempre del medio de tabla para abajo... Y en el '82 desembarcó otro crack como Carlos Bilardo y empezaron a llegar jugadores, entre ellos Alejandro... El hermano de Sabella me decía en el velatorio: 'Yo soy igual a él, somos así, gente de perfil bajo, tímida'.... Alejandro hablaba con los pies... ¡Era un crack!. Fuimos bicampeones de la mano de él, de Trobbiani, del Bocha Ponce... Después me fui a Santa Fe y un día, ya grandes y luego de haber pasado, en mi caso, por esa hermosa experiencia como DT de Unión, me llamó Julián Camino y me dijo que Sabella me invitaba a trabajar con él.
-Mirá, a mí me cuesta encontrar gente que me cautive. Soy muy perceptivo y es difícil que una persona me cautive, me convenza... Y este tipo lo hizo... ¿Sabés qué admiraba de Sabella?, los modos... El tipo te pedía perdón cuando te interrumpía, escuchaba... El sabía lo que vos le ibas a decir, pero no te interrumpía, dejaba que se lo dijeras... Después de cuatro meses de trabajo, fuimos campeones de América y luego el salto a la selección... El otro día dijeron que es el técnico más efectivo de la última década... Perdía muy poco Sabella...
-Y casi le ganan al mejor Barcelona de todos los tiempos, el de Guardiola, y esa final en Brasil...
-Barcelona terminó empatando tirando centros, con Piqué de 9, desconocido, desmerecido, superado... Estuvimos a dos minutos de ganarles y salir campeones del mundo... Mirá, salimos 15 días antes a Abu Dhabi para esa final y en el viaje Alejandro me dijo cómo le íbamos a jugar... ¡Ya tenía el partido en la cabeza!... A los 15 minutos del primer tiempo, me levanto del banco, me acerco y le digo: 'Alejandro, te hago una sola pregunta, ¿vos ya viste este partido?'... Y en cuanto al Mundial, en esta pandemia hubo una semana en la que pasaron los siete partidos, los volví a ver a todos... Merecimos ganar siempre, aunque sea medio a cero, siempre protagonistas, a veces bien y a veces no tanto, incluso la final contra una Alemania constituida, organizada, preparada, respetando un proyecto deportivo, como debe ser una organización. Transfirieron la organización política y social que tienen, al fútbol... Por eso, no cambiaría nada de lo que hicimos, no nos mentimos, no engañamos, nos hicimos querer y respetar...
-¿Lo afectó la muerte de Maradona?
-Venía cascoteado Alejandro... Y es que Diego nos hizo creer que era inmortal y todos pensamos que también iba a salir otra vez, como siempre salía... En su delicado estado de salud, seguro que Alejandro lo sintió. Ale venía peleando contra una enfermedad muy cruel, difícil de superar. La verdad la tienen su mujer, sus hijos. En la última parte se sumaron una afección renal y un virus intra hospitalario. Y eso terminó con su muerte.
-Valoro mucho aquélla actitud que tuviste con este periodista, seguramente con la venia de Sabella, de atendernos en un momento en el que no había atención a la prensa. ¡Hasta lo vimos a Bilardo revisando las ollas con lo que iban a cenar los jugadores ese día...!
-Ufff... ¡Bilardo y la persecuta de la comida!, pero era así... Para mí, tenerlo a Bilardo era como tener la maestra de primer grado encima... Era un premio para nosotros y le aceptábamos todo... Sabella le hacía caras (risas)... Es que Bilardo lo fue a buscar a Inglaterra, era como un padre para Alejandro... Lo amamos y le bancábamos cualquier cosa... Le alcanzábamos las zapatillas, lo ayudábamos con la ropa... Alejandro lo escuchaba mucho... Cuando terminaba de hablar con Alejandro, decía: 'Para qué se lo dije si ya sabía lo que le iba a decir'... Entrabas a un vestuario eufórico después de un triunfo y él se ponía serio y decía que había que descansar y comer bien... ¿Te acordás cuando te advertí que Higuaín, al que todos discutían, iba a hacer un gol contra Bélgica?
-¡Por supuesto...! Fue el título de la nota y ganamos con ese gol...
-¡Yo le dije que iba a hacer el gol, que lo había soñado, lo motivé al Pipita!... Y cuando hace el gol, arranca corriendo hacia el banco... Yo me agarraba la cabeza porque no quería que viniese hacia mí, estaba el técnico, el máximo responsable... Y éste no paraba de correr y se venía, señalándome... ¡No sabía dónde esconderme, se me vino al humo!... Y ahí quedamos, cabeza con cabeza, abrazándonos... Eso fue imborrable para mí, no tiene precio...
-Ustedes, en un país tan exitista como el nuestro, hicieron que se valore y los valoremos como "campeones" habiendo perdido la final...
-Mirá, te voy a contar algo... A nosotros nos avisan, antes del partido, que si salíamos campeones iba a haber una cena de festejo al otro día, el lunes a la noche y en Ezeiza, después de celebrar con la gente... Ese día, el profe habla y dice que se hace igual... ¡Y fue una cena de campeones, no de subcampeones!... ¡La alegría que había!... A Alejandro se lo coreó, se lo tiró para arriba como se hace con los que salen campeones, se le agradeció... Me acuerdo lo de Chiquito Romero con la esposa, se abrazaron esa noche con Alejandro y no paraba de agradecerle... 'Esto te lo ganaste vos, yo no tengo nada que ver', le decía Sabella... ¡Y él era el artífice!... Me acuerdo cuando tenía que dar las charlas. Me decía cuando íbamos al lugar que no sabía lo que iba a decir... Y después, eran charlas apoteóticas...
-¿Estuviste con Mascherano en el velatorio?
-Mirá, Messi era los pies de la selección, pero Mascherano era el corazón... Lo vi llorar adelante del cajón, poniéndole cosas y diciéndole cosas a Alejandro como 'gracias por cruzarte en el camino' o 'Maestro. me hiciste mejor persona'... ¡Mascherano!... ¡Lo dirigieron los mejores del mundo, empezando por Guardiola...! Era tan humilde, tan sumiso, admirable... Hoy, cualquiera, por ignorancia o error, hace una bien y sale a dar vueltas para que lo aplaudan... Y éste se escondía...
-La última, ¿cómo te enteraste de la noticia?
- Me llamó el profesor Pablo Blanco. Cuando estábamos en funciones, él coordinaba y se encargaba de todo. Me llamó y me dijo que estaba complicado. Estaba en mi quinta, disfrutando de mis nietas hermosas que me dio la vida. A los 20 minutos vuelve a llamarme. Le digo: 'Profe, ¿qué te olvidaste de decirme?'. Y me dice que Alejandro falleció... A partir de ahí me empezó a llamar mucha gente... Imagináte... A mí me gusta atender el teléfono siempre porque no me gusta cuando no me atienden... Les devolví el llamado a todos con un mensaje, pero esta es la primera vez que hablo... A todos les dije que necesitaba ir a verlo, llorar un poco, despedirlo... Mi duelo va a ser largo...