Por Juan Carlos Scalzo
Al mal humor provocado por una mala campaña se agregó un fuerte cruce entre el técnico y Guillermo Sara, que derivó en el alejamiento del arquero. Esta mañana, aparecieron banderas en la sede.
Por Juan Carlos Scalzo
La Crema no puede levantar cabeza en el torneo de la Primera Nacional, no sale de su alarmante irregularidad, el equipo sigue sin dar muestras de contar con recursos individuales y colectivos como para abrigar alguna expectativa de que en algún momento puede despegar y la desesperanza empezó a sobrevolar, de un tiempo a esta parte, el pueblo “celeste”.
No es nueva esta sensación de inquietud en barrio Alberdi porque de la fecha 10° hasta la 14°, el elenco de Walter Otta no había podido ganar, perdió posiciones y las pobres actuaciones llegaron a poner en duda su continuidad.
La suerte cambió y en las cuatro presentaciones siguientes, sin alcanzar un andar confiable, el cuadro rafaelino obtuvo 10 de los puntos que disputó y se puso cuarto en las posiciones de su zona, alcanzando el objetivo de mínima propuesto al inicio de temporada que era el de meterse en el grupo que clasifica al Reducido por el segundo ascenso.
Pero la ilusión se desvaneció por completo en la fecha siguiente cuando, de local, Atlético fue superado futbolísticamente en los 90 minutos y perdió por 2 a 0 ante San Martín de San Juan, uno de los más flojos de la competencia.
Muchos quisieron creer que solo se trató de una falsa performance, pero para otros no fue ni más ni menos que la realidad de este equipo, y la razón la tuvieron éstos últimos, tal como quedó confirmado en la decepcionante muestra de fútbol del pasado sábado ante el peor de la zona (Villa Dálmine) que lo derrotó por la mínima ventaja.
Es cierto que fue un encuentro de trámite parejo y los rafaelinos no merecieron volverse con las manos vacías, sino fuera por un grosero error de su experimentado golero, Guillermo Sara, pero esta apreciación no sirve como atenuante porque enfrente tuvo a uno de los más pobres, en cuanto a jerarquía, equipos de toda la división.
Los ánimos ya venían caldeados y las declaraciones de Otta en la conferencia de prensa al finalizar el duelo en Campana los tensaron aún más al responsabilizar al arquero y referente del plantel por la derrota.
“Regalamos muy fáciles los goles”, señaló en una parte de sus declaraciones y no hizo falta que aclare hacia quién iban destinadas. Más tarde, trascendió que en la “calentura” del entrenador, alguien por lo general muy moderado, tuvo una marcada incidencia el fuerte entredicho que con Sara habría mantenido en el vestuario tras el partido.
El lunes, en la vuelta al trabajo, el DT le comunicó al arquero que no lo iba a tener en cuenta para enfrentar el viernes a San Telmo, el jugador no lo tomó de la mejor manera y resolvió abandonar la Institución. Por ello, en la mañana de este miércoles pasó a retirar sus pertenencias por el predio del Autódromo, saludo a sus ahora ex compañeros y a la tarde acordó la rescisión de su contrato.
La decisión de Sara provocó el rechazo de parte de la hinchada, porque se esperaba que alguien con tanta pertenencia con la Institución le ponga el pecho a la situación, teniendo en cuenta la juventud que reina en el plantel y el descontento se manifestó con una bandera de la “Barra de los Trapos” reprochando su actitud.
“Sara: lo mejor que hiciste fue irte, no vuelvas”, se lee en la tela colgada en una de las esquinas de la sede, pero el aludido no se quedó atrás y respondió con mensajes por su redes: “Esto pasa cuando no le das plata a la barra” y en otro agregó: “orgulloso de que así sea”.