Por Ricardo Porta
Fue quizás uno de los momentos más tristes de su intachable trayectoria deportiva: ante Colón, el Santos perdió un invicto de 43 partidos.
Por Ricardo Porta
Era una jornada desapacible de otoño. El viejo estadio Eva Perón, como se llamaba hasta hacía poco tiempo antes, estaba colmado. Había tanto público, atraídos por el Tricampeón Brasileño y dos veces Campeón Intercontinental, con la base de la Selección que había ganado los mundiales de Suecia y Chile en el ‘58 y ‘62 respectivamente, que desbordó su capacidad.
La recaudación quedó para “el Santos de Pelé”, más un alto seguro que tuvo que abonar el sabalero por si sufría alguna lesión uno de los famosos visitantes. 17 años tenía “O’Rey” cuando debutó formando una delantera inolvidable con Garrincha, Didi, Vava, él y Zagallo. Aquel recordado 10 de mayo (el partido formaba parte de los festejos del 59° aniversario del club) se recaudaron 2.597.460 pesos.
Permanece en mis retinas todavía cómo vibró el travesaño (era de madera) cuando el astro fallecido culminó “la clásica “ pared con Coutinho, su remate se estrelló y evitó lo que hubiera sido el 2 a 0. El primero lo marcó él, Edson Arantes do Nascimento, fue uno de los 1.300 que anotó a lo largo de su impecable trayectoria. El número 1.000 se lo hizo de penal al que alguna vez pasó por Colón: Edgardo “el gato” Andrada. Miguel Ángel Comesañas fue el árbitro del partido. El “Chengo” Cantelli, ex jugador sabalero, era el técnico del equipo aquel día: “Muchachos salgan y traten de no pasar vergüenza”, les dijo.
El día anterior y por la tercera fecha del Campeonato de Primera División B, así se denominaba al máximo torneo de ascenso en esa época, jugó y perdió por 2 a 0 en la vieja cancha del calamar de Manuela Pedraza y Kramer. El viernes la delegación había viajado en un vuelo regular de Austral Líneas Aéreas, para retornar al término del partido a nuestra ciudad, dormir esa noche y al día siguiente enfrentar al que se consideraba por entones “el mejor equipo del mundo”.
En la cancha, el que 6 años más tarde sería Campeón del Mundo, Carlos Monzón, estaba como un espectador más, vestía una campera de cuero color marrón y recuerdo que en los vestuarios se fotografió con Pelé.
El clásico 4-2-4, dibujo táctico que inauguró Brasil en Suecia y extendido a nuestro país por otro célebre DT, Osvaldo Brandao, que logró importantes triunfos dirigiendo a Independiente, fue el que ejecutó en el Centenario el conjunto vestido de blanco.
Cerraré este imborrable recuerdo con una anécdota que me contó uno de sus protagonistas, el envidiable goleador que jugó aquel día: el sanjustino “Chijí” Serenotti: “Al día siguiente del histórico encuentro, junto al presidente Ítalo Giménez fuimos a los baños turcos, muy concurrido en esos tiempos. Estaban en 9 de Julio casi Primera Junta, frente a la Jefatura de Policía. Estábamos disfrutando el placer cuando el encargado golpea la puerta y dirigiéndose al presidente le dice: ‘Ítalo lo requiere por teléfono el representante del Santos’ (en esa época no existían los celulares). Se levantó envuelto en toallas y fue a atenderlo... al volver, sin que le preguntara me dijo: ‘éste tipo está loco, me ofreció dos millones de dólares, nos deja toda la recaudación y pagan los gastos de viaje y estadía de la delegación... le contesté que no lo pienso: la respuesta es no, porque esta victoria es histórica y para nosotros tiene un valor que no puede traducirse en pesos”. La reflexión: era Ítalo Giménez... si, acertó: ¿José Vignatti hubiese hecho lo mismo?