El próximo lunes 17 comenzará el Abierto de Australia, el primer Grand Slam del año, que reúne a los mejores tenistas del mundo. Con un récord de 50° en Australia, las altas temperaturas son un tema recurrente en el certamen australiano que, desde 2019, tiene nuevas reglas para combatir el calor extremo.
Según una escala creada por expertos de la Universidad de Sydney se determinará en cinco puntos las condiciones para jugar. "La escala tiene en cuenta las variaciones fisiológicas entre deportistas adultos, discapacitados y juniors, al tiempo que integra los cuatro factores climáticos: temperatura del aire, la potencia de los rayos de sol, la humedad y la velocidad del viento" había explicado Carolyn Broderick, directora médica de la Federación Australiana.
En el número cuatro se permitirán descansos de 10 minutos luego del tercer set. En tanto, en el cinco, se frenarán los partidos que se disputan en las canchas exteriores y se cerrarán los techos de las tres pistas centrales -Rod Laver Arena, Margaret Court Arena y Melbourne Arena-.
Durante el Abierto de Australia 2014, en el país se registraron temperaturas de 46° durante siete días seguidos y han tenido que suspenderse algunos partidos. El caso más emblemático de aquella edición fue cuando el canadiense Frank Dancevic se desmayó en la pista.
En tanto, en 2018 los tenistas también sufrieron las altas temperaturas. Simona Halep, de Rumania, debió ser hospitalizada al finalizar su partido ante Caroline Wozniacki por un problema de deshidratación. En esa misma edición, Gael Monfils casi se desmaya en el encuentro ante Novak Djokovic.