(Enviado Especial a Atlanta, EEUU)
El equipo creó muchas situaciones, faltó más fineza en la definición, mejoró y justificó el triunfo en el segundo tiempo pero sufrió bastante en defensa. Esto último es algo que se deberá corregir.
(Enviado Especial a Atlanta, EEUU)
Scaloni no los puso juntos, pero por separado definieron el partido. Los dos “9” aportaron la cuota de gol para ganar con justicia un partido que costó en el primer tiempo por la falta de contundencia en las jugadas a favor y vacilaciones peligrosas y a corregir en defensa. El segundo tiempo fue bueno. Argentina atacó mucho con pelotazos que fueron productivos ante un equipo que se animó, que no se metió atrás pero que también desnudó espacios en su terreno defensivo que la selección capitalizó, más allá de no estar finos a la hora de definir, empezando por un Messi más importante en el armado de jugadas y en las asistencias, que en el momento de definir las tres o cuatro situaciones que tuvo a su favor y que, generalmente, van adentro. Salvo ante Canadá.
El partido se despertó a los 8 minutos. No había pasado nada de nada hasta ahí; pero en un minuto –o menos- pasó de todo. Lisandro Martínez puso su cuerpo para tapar un remate que llevaba destino de red; o al menos de preocupación para Dibu Martínez. Y en la contra Crépeau le tapó un mano a mano clarísimo a Julián Alvarez y luego, en el rebote, Messi se la picó a Di María, quien no pudo conectar de “tijera”.
El partido pareció “plancharse”, sobre todo porque Argentina hacía muy lenta la salida, esperando quizás que el rival se adelante en el terreno y aparezcan los espacios. La impresión que dejaba Canadá era la de un equipo con limitaciones pero también con orden, tratando de darle un buen trato a la pelota y aprovechando mucho las espaldas de Molina, que perdía casi siempre con Davies, un lateral de proyecciones confiadas y rápidas.
Las subidas de Acuña por izquierda eran una invitación permanente a meter cambios de frente, pero faltaba profundidad. Y también precisión para la definición, tanto de un lado como del otro. Atacando menos. O mejor dicho, teniendo menos la pelota, Canadá se animó. Al punto tal que en una jugada fantástica, por la manera colectiva de llegar, cayó un centro desde la derecha y el cabezazo de Eustáquio fue atajado de manera brillante por el Dibu Martínez.
Argentina trataba de romper la defensa en línea que proponía Canadá. Por eso, los pelotazos cruzados y alguno frontales le causaban problemas. Era cuestión de acertar el pase y también la definición, porque no estuvieron finos a la hora de la finalización. O que apareciera alguna genialidad de Messi, que en ese primer tiempo prefirió no moverse tanto por los costados, sino ocupar posiciones más bien centrales. Eso le trajo aparejado un problema: el de tener muy pocos espacios por la acumulación de gente que tenía Canadá por allí, algo que no pasaba por los laterales y por eso, tanto Acuña como Molina o Di María tenían espacios suficientes para recibir y atacar.
Argentina no permitió que Canadá consolide su pretensión de ser, al menos, un equipo molesto o complicado. En el mismo comienzo del segundo tiempo logró lo que no pudo en el primer tiempo: pelota en profundidad de Messi para Mac Allister, el toque del volante para descolocar al arquero y la aparición de Julián Alvarez desde atrás para enviar la pelota a la red. Un gol que, más que por los merecimientos, llegaba con un efecto relativamente tranquilizador para el equipo de Scaloni.
Es que Canadá seguía creando situaciones y Argentina no lograba encontrar solidez defensiva, sobre todo por los laterales. De todos modos, luego de una jugada clara de gol de Canadá, vino una contra tremenda que arrancó el Dibu con un pelotazo largo a las espaldas de los defensores, Messi enfrentó al arquero, quien tapó el primer remate y luego, en el rebote, el “10” pretendió una genialidad que no pudo concretar, tratando de picar la pelota por arriba del propio Crépeau y un defensor que cerraba, pero sin concretar.
Lo bueno era que Argentina ganaba; lo malo, era que Canadá se animaba, lo atacaba y parecía más proclive a lastimarlo. Scaloni metió a Lo Celso por Di María, en primera instancia y luego a Lautaro Martínez por Julián Alvarez (una de las figuras de Argentina) y a Otamendi por Paredes. Línea de cinco atrás y pelotazos largos para capitalizar el adelantamiento masivo canadiense. Y otra vez fue Messi el que tuvo la chance en otro mano a mano que nuevamente quiso definir picando la pelota, pero esta vez no hubo obstáculo humano que desbarate el intento, sino que la pelota se fue apenas rozando el poste derecho de los canadienses.
Los mano a mano continuaron, pero también las ocasiones de gol que fueron desperdiciadas. Lautaro Martínez tuvo una, luego de una pelota bien peleada por Messi en la salida de Canadá, pero el delantero anunció demasiado lo que iba a hacer y esto fue lo que aprovechó el arquero para taparle el remate final. Ya a esta altura del partido, Crépeau era una de las grandes figuras del partido y Argentina no lograba liquidarlo, manteniendo en vilo el resultado final. Hasta que Lautaro Martínez buscó, a las espaldas de todos, una habilitación por adentro de Messi y definió ante la salida del arquero. Era 2 a 0 y faltaba un minuto de tiempo reglamentario. Todo estaba definido.
Argentina ganó bien, con autoridad y jugando un segundo tiempo más contundente que el primero. Sufrió mucho atrás, le generaron situaciones y es un aspecto a corregir. Fue inteligente a la hora de atacar. Los pelotazos largos fueron punzantes y letales. Los mano a mano, de haber sido más precisos en la definición, pudieron darnos alguna chance más en el resultado. De todos modos, la ventaja es meritoria y justa a la vez. Arrancar con el pie derecho siempre es bueno aunque no sea decisivo. Además, las ocasiones que se malograron en este partido, posiblemente en otros vayan adentro. El fuego sagrado de este equipo está intacto. La fiebre ganadora también. Los síntomas son muy buenos. Pero hay que seguir adelante, con humildad y hambre de gloria. Y es esto último lo que a este grupo de muchachos les sigue sobrando.
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