(Enviado Especial a Atlanta, EEUU)
En esta tierra del debut de la selección, nació el hombre que dio su vida en la lucha por la discriminación y el racismo. Aquella famosa frase, hoy la hacemos un poco nuestra.
(Enviado Especial a Atlanta, EEUU)
Su lucha duró apenas 13 años, desde 1955 hasta 1968 cuando fue asesinado. Había nacido en esta ciudad de Atlanta en enero de 1929. Martin Luther King defendió como pocos –o como nadie- los derechos, la igualdad y el respeto por la población negra norteamericana. Fue el hombre que no tuvo temores ni condicionamientos a la hora de proteger a los pobres y a las víctimas de injusticia. Aquella era una sociedad en la que proliferaba la discriminación y el racismo.
Apenas tenía 39 años cuando fue asesinado. Más de 250.000 personas asistieron al famoso discurso que ofreció en Washington en 1963. Allí pronunció la famosa frase: “Tengo un sueño… Sueño que mis hijos vivan en un país en el que no sean juzgados por el color de su piel”.
Fue el hombre más joven en recibir el Premio Nobel de la Paz. Fue al año siguiente de expresar aquella frase memorable. Y aquél 4 de abril de 1968, el día en que fue asesinado en el balcón de un hotel de Memphis, se encontraba en plena tarea de apoyo a una huelga que realizaban trabajadores de la sanidad en esa ciudad. Su fuerte proclama tuvo éxito: desde que Martin Luther King se hizo escuchar como pastor bautista, siguiendo los valores cristianos y las consignas de Ghandi de llevar a cabo “protestas no violentas”, la población negra pudo ejercer el derecho cívico de elegir a sus gobernantes, algo que en algunos estados de Norteamérica estaba vedado.
“Tengo un sueño…”, dijo Luther King en su discurso más famoso en defensa de la justicia social. Pasaron más de 56 años de su asesinato. Estados Unidos ya no es la misma de aquellos tiempos de discriminación e injusticias. Mucho tuvo que ver el hombre nacido en esta ciudad que se invade de argentinos. Luther King tuvo un sueño, humano y justo por el que ofrendó su vida. Argentina también tiene un sueño. Menos trascendente, no vale la pena decirlo ni explicarlo. Es un sueño futbolero. El de seguir gritando que somos los mejores.