"Dibu" Martínez, el tipo que logró que se festejen atajadas y que los chicos quieran ser arquero como él
Lautaro Martínez le puso “enfermito” en su red social, luego de su actuación ante Ecuador. Y Messi escribió que es el mejor arquero del mundo. Leo Díaz y Gustavo Nepote aportan conceptos sobre este monstruo que tiene el arco de la selección.
Emiliano Martínez, figura clave de la Selección Argentina de Scaloni. Crédito: Reuters
El Toto Lorenzo siempre hablaba del famoso “1259”. El estaba convencido de que en la estructura del equipo eran fundamentales el arquero (1), el zaguero central más retrasado (2), el volante de contención (5) y el centrodelantero (9). Hubo grandes excepciones a esta regla, como por ejemplo equipos que descollaron sin tener un buen arquero. Para quiénes lo vieron jugar, el Brasil de 1970 fue un claro ejemplo. Félix, el arquero brasileño, no era ni por asomo una figura en ese equipo que descollaba con una constelación de excelentes jugadores del medio hacia arriba como Pelé, Gerson, Tostao, Rivelino y Jairzinho.
Argentina ganó tres estrellas con monstruos en el arco. Fillol, Pumpido y el Dibu Martínez le dieron una seguridad que se prolongó a la defensa. Porque acá está uno de los grandes secretos del arquero: atajar bien pero, además, transmitir confianza a los que están delante de él. Fillol tuvo actuaciones descollantes en el Mundial de 1978 que fueron gravitantes inclusive en el resultado final de los partidos, como el penal atajado a Deyna contra Polonia. Con Pumpido también pasó, pero con Emiliano Martínez se multiplicó esa incidencia, mucho más a partir de ese mano a mano que le tapó a Kolo Muani en la final con Francia.
Tras atajar el primer penal ante Ecuador, Dibu miró a sus compañeros y se lo dedicó a Messi, quien había errado el suyo. Crédito: Reuters
Nadie le regaló nada. Y es posible que en su historia se pueda encontrar el por qué de su personalidad avasallante. Emiliano Martínez se fue muy chico de Mar del Plata, su ciudad natal para jugar en Independiente. Sin embargo, ya a los 17 años emigró del país y nunca atajó de manera profesional en la Argentina hasta que el Covid de Armani le dio la chance de debutar en Eliminatorias ante Chile cuando ya tenía 28 años. Al paso que va, superará sin dudas los 54 partidos que atajó Fillol en el arco de la selección, si mencionamos a ese otro arquero que surge inconscientemente en cualquier tipo de comparación que se pueda hacer con este monstruo que defiende hoy el arco argentino, e irá detrás de los 96 de Chiquito Romero. Tiempo tiene y condiciones excepcionales no le faltan. Recién va a cumplir 32 años en septiembre, está en una edad ideal para el arquero porque aún tiene tiempo de vigencia y 43 partidos atajados en la selección.
Emiliano Martínez pasó a ser uno de esos tantos desconocidos para el hombre común en nuestro país. Se fue a Inglaterra muy joven y su carrera se desarrolló afuera del país. Todos se preguntaban quién era cuando surgió el momento de la convocatoria de Scaloni. Su llegada se produjo en 2021 y desde ese momento, no sólo que logró quedarse con el arco de la selección de manera indiscutible, sino que su nombre estuvo asociado a los tres éxitos que logró el país en este período: campeón de la Copa América 2021, campeón de la Finalíssima ante Italia y campeón del mundo en Qatar 2022. En todos los casos, sobre todo en la Copa América y en el Mundial, con actuaciones destacadísimas.
No lo atajó él pero no quedan dudas que su presencia influyó en el penal errado por Enner Valencia en el partido de Argentina y Ecuador.
¿Cómo fue forjando esa confianza y esa personalidad?, la pregunta tiene respuesta. En 2018, Dibu Martínez llamó a David Priestley, un psicólogo que ha trabajado con varios deportistas de elite. El le dijo: “Soy deliberado en mis decisiones, como estoy seguro que tú lo eres, así que trabajaremos juntos si creo que puedo ayudarte”. Y así fue. Sobre todo después de la derrota ante Arabia Saudita en el Mundial, uno de los peores momentos del Dibu ya que no entendió cómo no pudo hacer nada para evitar los dos goles que le marcaron los árabes en apenas dos llegadas al arco argentino.
“En las redes sociales hay gente que te amenaza, que te pide que te retires, que te insulta o que te discrimina. Por eso, más que nunca hay que tener la cabeza centrada en el fútbol. Y eso es lo que he conseguido con mi psicólogo”, declara el marplatense que es ídolo de la ciudad, ciudadano ilustre y una calle emblemática como la que baja del bulevar marítimo al Torreón, lleva su nombre.
En esa personalidad avasallante, que parece no temerle a nada ni a nadie, se escondía un ser humano que tuvo sus dudas y sus flaquezas. Por eso acudió al psicólogo, que lo ayudó a salir adelante. Pero también lo hizo con su fuerza de voluntad y con esa inquebrantable fortaleza que desde chico lo llevó a soportar un desarraigo profundo y que le llegó mucho antes de tiempo.
Leonardo Díaz fue un arquero que tuvo una dilatada y muy buena actuación en Colón. Participó de grandes momentos de la vida deportiva del club. Fue el arquero del ascenso de 1995 y de todo lo que vino después, como participación en copas internacionales y grandes torneos. Es una voz autorizada para hablar del Dibu y aprovecha la consulta de El Litoral para dejar en claro que es su ídolo. “Es un arquero muy completo, es potente, tiene fuerza de piernas y me llama la atención que pueda resolver pelotas abajo siendo tan grandote y con la dificultad que plantean las pelotas de hoy en día que son tan rápidas. Hace mucho que no veo un arquero así. Y está bueno que pase eso para que la gente vea que el de arquero es un puesto importantísimo”, cuenta Leo, que en unos días estará por Estados Unidos con el deseo de ver a Argentina en la final.
“Mis ídolos de chico fueron Scoponi, Islas, Chilavert, pero ahora mi gran referencia es el Dibu. Un par de veces tuve la posibilidad de hablar con él y es un tipo respetuoso. El otro dia, tuvo un gesto con el arquero de Ecuador que lo hace diferente, cuando en medio del festejo lo vio caído en el piso y fue a consolarlo. Se ve que está muy bien, metido en todo y concentrado en lo que tiene que hacer. La humildad en esto es muy importante y él la tiene. Es un ejemplo para todos”, señala este hombre que no pasó para nada desapercibido en la historia del arco de Colón.
Gustavo Nepote fue arquero y los entrena desde hace décadas, con una carrera magnífica que está teniendo saltos muy altos con Hernán Crespo, que recientemente coronó al Al Ain como campeón de la Champions Asiática y lo clasificó para el Mundial de clubes de 2025. Para Nepote, “el Dibu es un arquero muy aplicado y todos quieren ser como él. Me encanta su personalidad y marca una tendencia para todos los chicos que quieren ser arquero, festeja cada pelota que ataja y eso también lo hace distinto. Antes eso no pasaba. Un arquero atajaba un penal y se festejaba hasta ahí nomás. Ahora es como un gol. Es el mejor arquero del mundo y está marcando tendencia como alguna vez fueron Amadeo Carrizo, el Pato Fillol o Nery Pumpido. Pero en este caso, no tengo dudas que es el mejor del mundo”.
Gustavo también agrega detalles técnicos y temperamentales que son clave en las definiciones por penales, donde siempre se convierte en figura y ayudó, con sus atajadas, a que Scaloni se convierta en el técnico con más series “mata mata” ganadas en la historia del fútbol mundial. “Tiene una velocidad de reacción como pocos, en los penales espera, mira fijo y reacciona. Es como que intuye adónde va a patear el rival. Hace fáciles las pelotas difíciles y tengo la impresión de que los que lo enfrentan, le tienen miedo”.
Sus compañeros lo felicitaron en su red social la noche del triunfo ante los ecuatorianos. La mejor definición –por risueña también- fue la de Lautaro Martínez. “Enfermito”, le puso. Y Messi no anduvo con vueltas: “Es el mejor arquero del mundo”. El Dibu entra a la cancha, en cada partido, con un portón que clava en los tres palos de su arco y se convierte en imbatible.
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