Se encontraron, se juntaron, e hicieron amistad rápidamente. Hinchas de Colón y Unión se juntaron en las adyacencias del estadio. Sara, la esposa de Luis Nuñez, preparó unas empanadas de carne fantásticas. Y para desafiar el intenso calor no faltaron las latas de cerveza, el fernet y alguno que, a las cansadas, le daba al agua o a la gaseosa. Los Nuñez eran un montón. Diego, el ijo de Luis y de Sara, llegó con sus hijos. Y armaron el pic nic tradicional y desde muy temprano. Se juntaron también Nicolás y Victoria, dos argentinos que viven en Estados Unidos desde hace mucho tiempo. Y en el caso de Nicolás, tatengue veneno sin haber nacido en Santa Fe. “Fue mi viejo el que me inculcó el amor por estos colores y cuando tenga un hijo, será de Unión”, dice.
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