"La convicción no tiene valor a menos que se convierta en conducta". Thomas Carlyle.
Dijo que la prueba evidente es el famoso 38 a 38 y que nunca se investigó en serio lo que pasó el día que no pudo salir campeón con Huracán, ante Vélez, con el polémico arbitraje de Brazenas. Se siente identificado con Scaloni y afirma que a River "lo mandaron al descenso".
"La convicción no tiene valor a menos que se convierta en conducta". Thomas Carlyle.
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Le recuerdo una anécdota con el Turco Mohamed, en vísperas de un partido entre su Huracán -el que perdió de manera increíble y sospechosa el campeonato en el 2009 con el arbitraje polémico de Brazenas- y Colón. "Angelito, te voy a 'minar' el Ducó", le dijo el Turco aquélla vez y Colón le ganó 1 a 0 con un gol del Oveja Ramírez. Y Angel Cappa estalla en una carcajada sonora que no altera a los otros habitantes de uno de los tantos barcitos de la luminosa tarde de otoño madrileña. Es el mismo bar que frecuenta desde hace tiempo, porque si bien el fútbol lo ha llevado a varios lugares, Angel Cappa nunca dejó de estar en Madrid por más que extrañe aquéllos potreros de Bahía Blanca, tan añorados como alejados en el tiempo. Y es el mismo bar en el que le confiesa a El Litoral que "una vez me vine a tomar un cafecito y ví a un tipo igualito a Federico Luppi. Y la verdad que no me animé a ir a preguntarle si era o no era. ¿Qué podía perder?, ¡nada!... ¡Y era Federico Luppi nomás!... Me lo dijo el mozo. Resulta que vivía cerca de este lugar, pero nunca más lo volví a cruzar", cuenta mientras señala exactamente la mesa en la que estaba sentado Luppi.
Primero fue el café y luego una charla abierta con un hombre pensante y fiel a sus convicciones. Porque si algo no se le puede reprochar a Cappa es que se trata de uno de los hombres que más empeño puso en pregonar sus ideas futbolísticas. Quizás aquél pasado en la política, el exilio, haber estado en ese partido en Berna en 1979 entre Argentina y Holanda, cuando se le atribuyó haber colgado la bandera "Videla asesino", lo haya curtido lo suficiente como para no abandonar jamás esa lucha por sus convicciones. Una bandera, la de su fútbol, que enarbola en esta charla en Madrid.
-¿Qué fútbol estamos viendo, Angel?
-Creo que estamos asistiendo al principio del final de ese fútbol que nos llenó de ilusión y alegría. El fútbol fue apropiado por el negocio. Y el negocio lo está transformando, le transfirió sus valores empresariales y le quitó importancia al juego. Lo único que importa es el resultado. Por lo tanto, si no tiene importancia el juego, se pierde identidad. Vamos hacia eso.
-¿No le parece apocalíptico el mensaje?
-Ya Eduardo Galeano decía hace tiempo que el fútbol estaba haciendo el triste viaje del placer al deber. Y yo pienso que ese viaje ya terminó, ya se concretó... Ser campeón, ahora, es una obligación y no una posibilidad. El que sale segundo es considerado un idiota porque no vende, sólo vende y sirve el que sale primero. Entonces, veremos un fútbol dominado por la tecnología, que cuantifica y mide. Y el fútbol no es cuantificable.
-¿En qué sentido lo dice?
-En que la tecnología mide la cantidad de pases, pero no la calidad. A mí no me importa que se den una gran cantidad de pases, lo que me importa es que esos pases sean buenos, positivos, que sirvan... Vamos a un fútbol de números y no de conceptos.
-¿De qué o quiénes es la culpa?
-No hay un solo responsable, vivimos en una sociedad que se llama capitalismo, que todo lo convierte en negocio. Los verdaderos dueños de los clubes han sido desplazados por los grandes empresarios. Y en nuestro caso, tanto Sudamérica como Africa son abastecedores de jugadores a los grandes centros económicos. Acá, en Europa, los clubes están privatizados. Entonces, pasa que un jeque árabe, del que no se sabe cómo hizo la fortuna, es el dueño de un club. Y la gente, los hinchas, son clientes. Hay que venderles camisetas, entradas... Ocurre como en otros ámbitos de la vida, como pasa con nuestros derechos sociales y laborales que nos han sido robados o nos quieren robar. Se terminan apropiando de todo. Y esto pasa con los clubes.
-¿Y entonces?
-Entonces, hay que recuperar los clubes... Quizás, en la Argentina haya todavía un sentido de pertenencia que en otras partes no existe.
-¿Cómo vivió lo que pasó con Messi, su salida del Barcelona y su llegada al París Saint Germain?
-Lo viví como un gran negocio, porque detrás de ese pase hay un país, que es Qatar, que va a organizar un Mundial. Y detrás de ese pase, también hay un montón de intereses, un gran negocio de un montón de empresas... Todos saben que Qatar sobornó a un montón de gente para organizar el Mundial... ¡Todos lo saben!.... Pero no pasa nada. Se lo admite como algo natural. Este pase de Messi ha sido una conjunción de intereses económicos.
-¿Le gusta cómo se juega hoy en día al fútbol?
-¡No...! Al fútbol le tratan de quitar el riesgo, y el fútbol, o cualquier juego, sin riesgo, no tiene sentido... Para ser más claro, vos no podés ir al casino sin arriesgar. Yo estoy viendo la cantidad de pases que le dan al arquero... El arquero se la da al 2, el 2 al 4 y cuando el 4 está apretado, se la da al arquero... Y eso pasa porque no quieren arriesgar.
-En otros tiempos, cuando un equipo hacía eso, hasta la propia hinchada lo silbaba...
-¡Claro...! Porque parecía que no quería jugar... Al jugador le están quitando el placer de jugar, porque se siente presionado, obligado... ¿Quién va a a hacer una gambeta?... ¡Nadie!... ¿Sabés por qué?, porque si se la quitan, ¡lo matan!... Por eso, este es un fútbol aburrido, no existe la alegría y si no hay alegría, el fútbol no sirve para nada.
-¿Qué puede hacer el entrenador para cambiar esto o para evitarlo?
-Mirá, si al entrenador le va bien en los resultados, lo dejan, porque lo único que respeta la sociedad es el éxito... Es como en todos los órdenes, si tenés mucha plata, te abren puertas en todos lados, cuentas en los bancos... Si perdés jugando bien o perdés jugando mal, te van a echar. La conclusión es que te van a echar de cualquier manera, jugando bien o jugando mal... Y nadie tiene la receta infalible para ganar.
-¿Y jugando bien?
-Yo no digo que jugando bien podés ganar siempre, pero jugando mal tampoco. La única seguridad para poder ganar es si tenés a los mejores jugadores del mundo, algo que resulta imposible... Además, influye todo en el fútbol... La suerte, los arbitrajes... Muchas cosas...
-Hablando de arbitrajes, ¿qué sensación le provoca, luego de 12 años, aquél campeonato de Huracán?
-Un dolor muy grande porque no fue un partido que se desarrolló normalmente, sino un partido alterado por errores arbitrales que están bajo sospecha... Y ojo que no lo digo por Huracán, solamente, que era mi equipo, sino por Vélez... Soy un convencido de que Vélez no merecía ganar de esa manera el torneo.
-¿Hasta dónde llegó el reclamo?, ¿o quedó sólo en la bronca y el dolor?
-Mirá, fue gente de Huracán y la Afa se negó a investigar... Nunca se investigó en serio lo que pasó aquélla vez... Como dijo el Tata Martino, es un fútbol tramposo y corrupto. Y este partido forma parte de la trampa y la corrupción... Espero que esto se termine alguna vez, pero seguro que será cuando se investigue algo... En Italia se investigaron todos los partidos que la Juventus arregló cuando fue campeón y se fue al descenso. Ojalá alguna vez pase en la Argentina.
-Cuando usted escucha que el fútbol argentino es limpio porque Independiente, San Lorenzo, River y Racing se fueron al descenso, ¿qué piensa?
-Mirá, en el caso de River, es clarísimo que lo mandaron al descenso... Los arbitrajes y la pelea de Passarella con Grondona fueron los detonantes. En el partido con Belgrano, el último, hay un penal escandaloso que a River no le otorgan... Y en la otra cancha, donde creo que jugaban Quilmes con Olimpo, también hubo fallos polémicos... No es en absoluto transparente, este es un fútbol corrupto... Y si no, fijáte la famosa votación, el 38 a 38, eso dice hasta qué punto es corrupto.
-Toma eso que pasó, como la principal prueba para afirmar que el fútbol es corrupto...
-¡Por supuesto, porque eso de los dirigentes!... ¿Y qué pasó?, nada. No se investigó. Y está muy claro que hicieron trampa. ¿Se investigó algo alguna vez?, nunca.
-Volviendo a lo de River, ¿usted está convencido de que el descenso fue por la pelea de Passarella con Grondona?
-Hay indicios que permiten sospechar... Vino por ahí y por otras cosas.
-¿Qué opina de Grondona?
-No soy quién para juzgarlo... Ya lo juzgó el Fifa-gate y fue condenado por corrupción... No te puedo decir si fue el mejor o el peor. Forma parte de lo que estoy diciendo. Para mí fue igual que cualquier otro... Mirá, en 1934 o al año siguiente, hubo elecciones en Afa. Y el lema del que fue elegido presidente, fue que iba a terminar con los sobornos... Así que fijáte de dónde viene todo esto.
-¿Nadie se salva?
-Hubo muy buenos dirigentes, que escaparon de eso y son excepciones.
-¿Cuál equipo le gusta cómo juega?
-El Manchester City juega como yo creo que hay que jugar al fútbol, como jugábamos nosotros hace 50 años. No siempre juega bien... No siempre La Máquina de River jugó bien. Pero juega un fútbol que a mí me gusta.
-¿Qué piensa cuando escucha que un dirigente dice que va a contratar a un entrenador "moderno"?
-Que hay una identificación errónea entre moderno y bueno con antiguo y malo. Si antiguo fuera malo, el "Quijote de la Mancha" sería una cosa espantosa... Cuando se escucha moderno, se lo asocia con nuevo y bueno. Y hay cosas modernas que son horribles, como hay cosas antiguas que también son horribles... Generalmente, los dirigentes no saben nada de fútbol. Recuerdo que acá en Europa, cuando Italia andaba bien, todos buscaban a entrenadores italianos. No pensaban en un entrenador que supiera, sino que buscaban a un italiano porque en ese momento estaban de moda. Un disparate.
-¿Se sorprendió con Scaloni?
-Me sorprendió Scaloni y todos los muchachos que trabajan con él, porque justamente por no haber dirigido antes de ser técnico de la selección, se lo criticaba. Sin embargo, demostró que tiene enorme capacidad, conocimiento del juego y es inteligente. Hizo algo que hace mucho no se hacía: un equipo que responda a nuestra ideología futbolística y a ese equipo le incluyó a Messi; y no Messi tratando de salvar y resolviendo los problemas de todo el equipo.
-La gente se lo reconoce...
-Hizo algo difícil, que es lograr la unión entre hinchada y equipo. En cuanto el equipo jugó bien, tirando paredes, gambetas, se ganó a la gente. Hacía mucho que no se veía eso.
-¿Se siente identificado?
-Estoy totalmente identificado y creo que también esto echa por tierra eso de que sólo importa el resultado... He escuchado a periodistas, a los gritos, diciendo "¡yo quiero ganar, yo quiero ganar!"... ¡Es lamentable!... ¿Cómo puede un tipo ser tan idiota?, ¿quién no quiere ganar?, ¿acaso Di Stefano, Sívori, Maradona, no querían ganar?... Hay muchos idiotas que creen que sólo sirve ganar. Pero hay gente que no.
-¿Cómo se logra tener picardía sin los potreros, que ya no existen?
-Siguen saliendo jugadores interesantes y creo que es herencia genética. Hay que liberarlos a los jugadores para que jueguen. Eso es respeto a la identidad... Yo soy un convencido de que existe la nuestra, que existe nuestro juego, nuestro modo de ser. ¿Todos son Maradona?, no, claro... Todos tratan de jugar bien. Y cuando un equipo juega más o menos bien, recibe la adhesión de la gente. Argentina jugó bien con Uruguay y la gente se volvió loca viendo toques y paredes. Entonces, pregunto: ¿lo único que importa es ganar?
-¿Lo experimentó con Huracán?
-Nosotros perdimos partidos en ese torneo que llegamos al final con la chance de ser campeón, por ejemplo en nuestra cancha contra Colón, pero la gente nos despidió con aplausos... ¿Por qué?, porque el equipo representaba los sentimientos. Y te dicen, sí, pero hay que ganar... En fin...