Uno de los primeros días que llegamos a Tokio, expresábamos en estas líneas acerca del silencio de predominante en la ciudad. Algo que también se repitió en Kioto y Osaka, los otros dos lugares donde nos alojamos. Una tranquilidad que sólo se vio alterada una vez por la bocina de un auto y en otra oportunidad por la de una bicicleta.
Pero claro otra vez, en vísperas de un partido de Los Pumas, la capital de Japón, al menos en unos sectores, se vio alterada por los cánticos de los hinchas argentinos, muchos de ellos, familiares de los propios jugadores.
Y justamente ellos, los principales protagonistas, fueron los que bajaron, saludaron a la gente y se pusieron a cantar, saltar y bailar a la par de sus fans.
Esa algarabía de los hinchas argentinos, se hizo extensiva, unas horas después, a bares ubicados en el barrio Akasaka, donde estamos alojados. Allí incluso, hubo cruces (todos con muy buena onda) con fans del equipo inglés. Todos, absolutamente todos, muy bien “rociados”.
Pese a la difícil parada que tiene el seleccionado argentino en unas horas ante Inglaterra, la confianza, la fe y la esperanza no se pierden, y todos sabemos que estos jugadores darán un plus ultra para intentar hacer la heroica.