Este viernes en Osaka tuvimos otro día largo. Temprano nos fuimos para el Hanazono Rugby Stadium, porque Los Pumas realizaban el último entrenamiento antes de jugar con Tonga.
Este viernes en Osaka tuvimos otro día largo. Temprano nos fuimos para el Hanazono Rugby Stadium, porque Los Pumas realizaban el último entrenamiento antes de jugar con Tonga.
Casi una hora separa nuestro departamento de la cancha. Una vez llegados a la estación de Hanazono, cerca se encuentra la cancha.
Toda la zona y el camino hasta llegar al pintoresco estadio, lógicamente ya están lookeados esperando por el partido de mañana.
Mientras armábamos las notas correspondientes en el centro de prensa asignado, nos vinieron a ofrecer un tour gratuito por la ciudad de Osaka.
De esta manera, a las tres de la tarde, un grupo de 10 periodistas argentos, subimos a un minibús y allí emprendimos el viaje.
Osaka es una ciudad que se caracteriza por la gran cantidad de pequeñas y medianas empresas (casi 6 mil) que emplean a cerca de 25 personas. El progreso y las ganas de trabajar son una constante en todo Japón.
Nos llevaron a una PyME en la casa de una familia, donde fuimos atendidos por padre e hijo. Ellos dos tienen toda una maquinaria montada para hacer, entre otras cosas, vasitos de aluminio (me animé e hice uno).
La guía que nos acompañó, no hizo otra cosa más que refrendar la cordialidad de los japoneses.
Además de explicarnos todo lo relacionado a Osaka, el tour terminó con una cena (a las 6 de la tarde) típica japonesa. Que incluyó 10 platos distintos. Todos muy ricos, y algunos, bastante extraños para nosotros.
La guía (perdón por no acordarme el nombre), nos acompañó hasta la estación de subte, y uno a uno nos fue indicando cuál tomar.
A mitad de viaje, ya puedo decir: gracias Japón por los modales, atención y amabilidad que nos acompaña a diario.