Por Tomás Rodríguez
Fue una de las mayores proezas del deporte argentino. Ginóbili, el "Chapu" Nocioni y un muy joven Carlos Delfino integraban un grupo de jugadores que pasó a la historia.
Por Tomás Rodríguez
Hoy, 28 de agosto, se cumplen 17 años de una de las mayores proezas del deporte argentino, cuando en la jornada nocturna, el seleccionado argentino de básquetbol masculino, dirigido por el cordobés Rubén Magnano, obtenía en forma brillante la medalla 60, de oro, primera de esa disciplina en tan magna competencia.
Este grupo de basquetbolistas, que se convertiría con los años en el mejor equipo argentino de todos los tiempos, tomando en cuenta las distintas competencias deportivas, comenzó a gestarse en el Premundial de Neuquén 2001, clasificándose con un juego efectivo y vistoso para el Mundial de Indianápolis 2002.
Allí produciría uno de los impactos más grandes de la historia del deporte nacional con su victoria sobre Estados Unidos, el denominado Dream Team, la primera derrota que éste sufría desde que las Estrellas de la NBA habían decidido representar a su país en los certámenes de la FIBA. Las diferentes versiones de ese país llevaban un invicto de 58 partidos desde hacía una década.
Con ese espectacular triunfo todo cambió, al planeta se le fue el miedo escénico cada vez que enfrentaba a EE.UU se sucedieron otros triunfos, aunque el de Argentina fue el primero. El Mundial de 2002 no terminó bien para el equipo nacional porque un fallo arbitral le impidió ganar la final ante Yugoslavia, pero la revancha llegó pronto.
En Atenas, los 12 equipos fueron divididos en dos zonas, con los cuatros primeros de cada uno pasando a cuartos de final, Argentina quedó en la "A" debutando el 15 de agosto nada menos que contra Montenegro y Serbia (ex Yugoslavia), la revancha de la final del Campeonato Mundial de 2002. El técnico cordobés Rubén Magnano se inclinó por un quinteto titular que lo llevaría a la presea dorada: Alejandro Montecchia, Emanuel Ginóbili, Andrés Nocioni, Fabricio Oberto y Rubén Wolkowyski, si bien resultó un gran trabajo en equipo, los dos primeros fueron protagonistas de un desenlace que quedará para el recuerdo; cuando faltaban 3.8 segundos y Argentina perdía por un punto, el "Puma" Montecchia recibió una salida de "Chapu" Nocioni y corrió hasta donde pudo, habilitando a "Manu" que iba acompañando la jugada más adelante; el astro de San Antonio Spurs lanzó sobre la chicharra y convirtió un doble poco ortodoxo, pero suficiente para el 83-82 final y elevarse al pedestal de las grandes acciones del baloncesto argentino.
Titulares y suplentes se abalanzaron sobre la estrella de San Antonio Spurs improvisando una montaña de gigantes sobre él; mientras Magnano improvisaba una vuelta olímpica enloquecido en una acción pocas veces vista en un adiestrador. "Tiré un zapato y entró, ante un gran rival; es algo que se da una vez cada mil partidos, los dioses del básquetbol nos ayudaron", dijo en ese momento.
Dos días después, en el mismo Estadio Olímpico del Complejo Helvético, frente a España se promocionó al encuentro como un enfrentamiento entre dos formaciones de NBA, estando como oponentes Ginóbili-Paul Gasol. Ganó el quinteto rojo de la Madre Patria: 87 a 76.
Argentina recuperó la sonrisa el 19 de agosto con una concluyente victoria sobre la China del gigante Yao Ming; el "Puma" Montecchia regresó como conductor desde la base, aunque lo importante fue el goleo repartido entre Nocioni (17 puntos), Scola (15) y Ginóbili (14). Dos días después se logró la clasificación a cuartos de final con el triunfo por 98 a 94 sobre Nueva Zelanda, un conjunto de juego poco ortodoxo que apostó al juego externo, obligando a los argentinos a edificar un triunfo con inteligencia, astucia, paciencia y madurez; durante el juego se destacó la labor de los internos Oberto (14) y Scola (25).
En la última jornada de la ronda preliminar fue ante Italia, Argentina clasificada para los cuartos de final, mostrando poco interés el entrenador, dándole pocos minutos a tres habituales titulares Nocioni (15), Oberto (17) y Ginóbili (20), cayendo 76-75 y en la última acción el santafesino Carlos Delfino lanzó la pelota, bordeó el aro y no entró.
Es difícil aplicar adjetivos para describir lo sucedido de cuartos de final en adelante, fueron 50 horas ?entre las 22 del jueves 26 y las 24 del sábado 28-, en donde el equipo hilvanó tres éxitos tan importantes que cada uno, de por sí, podría haber sido un hecho ineludible en el derrotero del quinteto celeste y blanco. Primero fue Grecia, el fuerte equipo en un país donde el básquetbol se palpa en la piel.
En el Indoor Hall del Parque Olímpico había mucho más de 19 mil apasionados aficionados; Argentina fue imparable desde el comienzo con un magnífico "Pepe" Sánchez desde la base y Oberto desequilibrante bajo el tablero, con un parcial de 22-14; luego Grecia apostó a sus internos y aprovechó la falta de gol de su rival (7 puntos en segundo set), metió un 14-0, ganando el parcial 35-29, en un estadio que ardía.
Magnano hizo ingresar al "Loco" Herrmann que había jugado poco, el venadesnse se encargó de abrir la defensa local y contagió a sus compañeros e igualando en 53 al término del tercer parcial. Argentina había sacado diferencia, sin embargo reaccionó Grecia y se puso a una unidad cuando restaban 35 segundos para finalizar.
Allí apareció Scola con su oficio y personalidad, convirtió dos tiros libres y un doble de Manu dejaron el marcador 69 a 64, pasando a la semifinal, donde debía medirse con Estados Unidos.
No había mucho tiempo para festejar ni para una plena recuperación física, el Dream Team se había despertado y eliminando a España, mostrando gran parte de su poderío. Llegó a Atenas con un impresionante récord de 109 victorias y dos derrotas en competencias olímpicas, sólo habían perdido la final de Munich 1972 y la semifinal de Seúl 1988.
Se trataba de un Dream Team casi invencible, tenía jugadores de gran jerarquía como Allen Iverson, Tim Duncan, Stephon Marbury y los jóvenes Le Bron James y Carmelo Anthony, imponían el mayor respeto. Sin embargo, aquel 27 de agosto el "Equipo de los Sueños" fue el de enfrente, el que construyó otro hito en el deporte argentino con un triunfo que quedará en la historia, no sólo por el resultado 89 a 81, sino por el aplastante dominio de 12 argentinos que humillaron a las estrellas de la NBA frente a 14.500 espectadores, quitándole una racha de tres oros consecutivos desde Barcelona 1992.
Llegó la noche del famoso 28 de agosto frente a Italia que con 18 triples había sorprendido por 100-91 a Lituania, con Argentina con el cuerpo dolido y el corazón enfervorizado. El primer tiempo ganaba el quinteto rioplatense 43-41; al comenzar el tercero el equipo "azurro" se adelantó 54-51, pero los dirigidos por Magnano se recuperaron y terminaron el parcial arriba 60-54 y en el cuarto y último parcial, debido a un excelente trabajo colectivo como en todo el torneo sacó una diferencia de 10 puntos y no pasó sobresaltos, pese a los triples de su rival.
Argentina se impuso 84-69, Scola terminó con 25 puntos y Ginóbili con 16, siendo los dos mejores argentinos a lo largo del certamen; cuando restaba un minuto comenzaron los festejos en el banco y el podio fue un verdadero carnaval con 12 hombres que ya conocían la gloria pero que descubrieron la eternidad del oro olímpico, siendo el bahiense elegido el "Jugador Más Valioso" del torneo.