Este jueves se confirmó que el cuerpo recuperado entre los restos del avión estrellado en el canal de la Mancha es el del futbolista santafesino Emiliano Sala.
Así se lo había expresado a El Litoral en una nota exclusiva en septiembre de 2018.
Este jueves se confirmó que el cuerpo recuperado entre los restos del avión estrellado en el canal de la Mancha es el del futbolista santafesino Emiliano Sala.
En septiembre de 2018, en el mejor momento de su carrera, El Litoral entrevistó al oriundo de progreso que por entonces jugaba en Nantes pero que también soñaba con jugar en la Selección Argentina.
A continuación la nota completa que le realizó Enrique Cruz y que fue publicada el sábado 8 de septiembre de 2018:
Emiliano Sala está descollando en el Nantes de Francia, hizo tres goles en cuatro partidos y, de los argentinos, sólo Messi lo aventaja en Europa. Se probó en Unión y saltó directamente al fútbol francés, donde es una figura conocida. La particular historia de un santafesino que no es “profeta en su tierra”.
Enrique Cruz (h)
Alguna vez, Winston Churchill escribió: “La cometa se eleva más alto en contra del viento, no a su favor”. Y bien vale para describir qué fue lo que ocurrió con Emiliano Sala, este chico ya no tan chico, que se fue de su San Martín de Progreso muy jovencito a probar suerte en un emprendimiento no muy habitual ni tampoco tan conocido y que hoy anota su nombre desapercibido en el fútbol argentino, como uno de los principales goleadores del fútbol campeón del mundo, detrás de Mbappe y Neymar, ni más ni menos.
¿Quién es Emiliano Sala?, se preguntan muchos. Y no tienen la culpa de que esa historia que empezó a forjar a los 15 o 16 años, cuando dejó Progreso, se haya escrito fuera de la Argentina y desafiando “vientos y tempestades” hasta poder ganarse un lugar. El no dudó. Creyó en sus fuerzas, en su ímpetu, en su aguante y en sus goles. Creció de golpe. Se hizo hombre a la edad en la que todo es despreocupación y diversión. Canjeó comodidad por lucha. Y le fue bárbaro. Claro, que le fue bárbaro.
—Arrancá por el principio, Emiliano...
—Todo empieza cuando tenía 15 años y jugaba en Progreso. Allí surgió la posibilidad de unirme al Proyecto Crecer, el que encabezaba Julio Di Meola en San Francisco.
—Un ex jugador de Unión que había llegado desde el sur del país, junto al Turco Alí en la década del 70...
—Exactamente, en varias oportunidades me contó la historia y falleció hace poco... Bueno, la idea era entrenar allí con ellos y continuar los estudios. En todo momento, mi objetivo fue jugar a la pelota. Yo quería jugar a la pelota. Ese grupo era de 30 o 35 jugadores de distintos puntos del país, se armó un plantel y competíamos en una liga regional.
—Recuerdo que el contacto de “Chiche” Di Meola era el Burdeos...
—Si, claro... Venía gente del Burdeos, entrenadores, pero también llegaban de otros equipos europeos y nos veían jugar. Mientras tanto, seguía yendo a la escuela, jugaba y sinceramente, en ese momento, no sabía qué podía pasar.
—¿Cuándo surge la posibilidad de ir a Europa?
—Al poco tiempo, tenía 16 años y me fui al Burdeos a hacer una adaptación, entrenaba con la reserva y no fui el único, porque me acompañaron un par de chicos más de ese grupo. Eso duró hasta que tenía 18.
—¿Te volviste?
—Sí, porque se terminó la adaptación. Entonces, seguí jugando en la liga regional y al poco tiempo surgió una chance de jugar en Unión.
—No me digas... ¿y qué pasó?
—Hice esas típicas pruebas que se le hacen a los jugadores que no conocen. Estaban Darío Kudelka y Nicolás Frutos. Yo venía haciendo muchos goles y ellos habían escuchado hablar de mí. Me vieron y por lo visto, gusté. Me dijeron que sí. Tenía 20 años por aquél entonces, recién cumplidos. Yo sé que a ellos les gustó mi actuación, me lo dijeron y además me aclararon que era una posibilidad que me incorporaran.
—¿Y por qué no se dio?
—No quise preguntar mucho, te lo digo sinceramente. No me enteré mucho del tema...
—¿Y entonces...?
—Volví al Burdeos, estuve seis meses con la reserva y pasé al equipo de primera con 20 años. Ahí debuté. Fue en un partido de Copa de Francia ante el Lyon, donde jugaba Lisandro López.
—Pero no te quedaste en Burdeos...
—No, porque yo quería jugar y no me daban muchas chances. Entonces, me fui a préstamo a un equipo de tercera división, el Orleans, e hice 19 goles en el torneo. Volví al Burdeos y me mandaron a un equipo de segunda, el Niort, donde hice 18 goles y terminé como el goleador histórico del club en una temporada.
—Ya tenías una experiencia de dos años jugando y 37 goles convertidos...
—Claro, por eso vuelvo al Burdeos pero esta vez para quedarme seis meses allí. Jugué 11 partidos e hice un gol, pero surgió una posibilidad interesante que fue la del Caen, que era otro equipo pero de Primera. Me fue bien, hice 5 goles en 11 partidos, nos salvamos del descenso y apareció el Nantes con una oferta de 5 años de contrato. Ya arranqué el cuarto de esos cinco años y tengo la oferta para extender el vínculo.
—Llevás mucho tiempo, pero, ¿te costó la adaptación al fútbol francés?
—Es un fútbol físico, nada fácil, cuesta adaptarse. Hace dos temporadas que vengo convirtiendo 15 goles y esto hizo que me afirmara en este club.
—¿Qué se extraña de Argentina?
—Imaginate que hace 8 años que estoy viviendo acá, así que estoy definitivamente adaptado a la vida europea. Obvio que vuelvo a la Argentina para ir a Progreso a visitar a mi familia y a mis amigos. Los momentos pasan rápido, son vertiginosos. Se extraña la juntada con mis amigos, pero también es lindo porque estamos diez meses sin vernos y cuando nos volvemos a encontrar, la pasamos muy bien, aunque todo transcurra muy rápidamente.
—¿Qué es eso de jugar, ser goleador y triunfar en el fútbol campeón del mundo?
—Ya desde las Eliminatorias se veía venir que Francia podía andar muy bien. Es una potencia. Deschamps es un técnico que tiene en claro una cosa: armar bien el grupo. La gente se identificó mucho con el equipo y acá, en Francia, se vivió como una fiesta.
—Francia fue un campeón sin mucha tenencia de pelota y jugando de contragolpe. ¿Es el reflejo del fútbol francés?
—Muchos se sorprenden porque el centrodelantero, Giroud, no marcó goles. Y yo me fijé mucho en él, a quien obviamente conozco, y fijáte que el trabajo que hizo para el equipo fue excelente. Claro que muchas veces se critica al “9” cuando no convierte. Pero en este caso, su actuación fue productiva para el equipo porque Francia fue eso, un equipo.
—¿Se juega así en Francia, como juega la selección?
—Varios equipos tienen ese estilo. La clave estuvo en un buen arquero, una defensa compacta y dos recuperadores en el mediocampo. A partir de allí y con jugadores como Mbappe y Griezman, todo se simplificaba. Fue un equipo muy completo, según mi entender. Y volviendo a tu pregunta, hay muchos equipos que suben de Segunda a Primera y emplean esa forma de juego.
—¿Te reconocen los otros argentinos que juegan en Francia?
—¡Muchísimo!... He jugado contra Di María, Luquitas Ocampo, Chavarría, el que jugaba en Belgrano de Córdoba... Siempre charlamos cuando nos vemos o nos enfrentamos.
—¿Te defraudó la selección argentina?
—No se vienen haciendo las cosas bien, pero no es de ahora, del Mundial, sino que esto se veía ya en las Eliminatorias. Se cambiaron entrenadores, hubo mucha inestabilidad... Sólo espero que todos estos problemas pasen a un segundo plano.
—¿Cómo te definís?, ¿parecido a quién?
—Tengo 1,86 de altura, voy bien de arriba, la mayoría de los goles los hice de cabeza... ¿Qué más te puedo decir?, sé que me falta mucho...
—Te ayudo con la respuesta. ¿Parecido a Agüero, a Higuaín o a Icardi?
—Uhhhh, qué lio... Mirá, soy un “9” que lucha mucho pero que trata de amigarse con la pelota. Uno de mis fuertes es la entrega constante, también la potencia. No soy de estacionarme en el área o entre los centrales, sino que a veces me gusta venir de atrás, tirar alguna pared con los volantes o buscar profundidad con algún pase entre líneas.
—¿Es una locura pensar que el técnico de turno se pueda fijar en vos?
—¿Para jugar en la selección?
—Así es...
—Soñar no cuesta nada... Ha sido mi sueño, desde siempre. Y trabajo para eso, esforzándome día a día. Yo sé que no soy un apellido conocido en el fútbol argentino, la gente no me tiene “fichado”, lo entiendo. A cualquier jugador le gustaría ponerse la celeste y blanca. No lo tengo como una obsesión porque no soy necio y sé que a mí me va a costar el doble o el triple que a cualquier otro. Pero también entiendo que muchos se están empezando a preguntar quién soy porque aparezco a menudo en la tabla de goleadores en un fútbol altamente competitivo como el francés. Te repito, soñar no cuesta nada.
“Me encanta Holan”
Sala sigue de cerca el fútbol argentino. Y no duda cuando se le pregunta en qué club le gustaría jugar. “En Independiente”, responde de inmediato.
—¿Por qué querrías jugar en Independiente?
—Por muchas cosas... Me gusta Holan, es un club que me cae bien y creo que tengo un estilo de juego para esa institución. Es un club que me tira mucho.
—¿Y de Santa Fe?
—Me metés en un lío si te contesto...
—¿Por qué?
—Porque en Progreso tengo mi familia y mis amigos, hay algunos que son de Colón, otros de Unión... No, dejá. Esa pregunta no te la contesto.
—Te la cambio. No elijas uno, pero, ¿te gustaría jugar en Santa Fe?
—Está dentro de las posibilidades, claro. Yo creo que estuve cerca cuando fui a probarme a Unión. Tengo 27 para 28. El Nantes, como te dije, me ofreció ya la renovación del contrato que vence en 2020. Quizás me quede acá un tiempo más. Uno nunca sabe qué puede pasar, menos en el fútbol. La peleé mucho, de abajo y todo lo que tengo, me lo gané luchando. Y quiero seguir avanzando.
3 Goles
Lleva marcados Emiliano Sala en la Liga de Francia, luego de cuatro fechas disputadas. De los argentinos que juegan en las grandes ligas europeas, Messi lleva 4 y luego están Agüero, Roberto Pereyra y Sala con 3, seguidos del “Papu” Gómez, Rigoni y De Paul con 2.
La peleó solo
Miguel Meynet (x)
Es muy elogiable lo que hizo Emiliano. Me han contado que la tribuna del Nantes corea el nombre de él: “Emiliano... Emiliano ...Emiliano Sala”. Es un ídolo en esa ciudad y en ese club, los chicos y los mayores andan con la camiseta de él, es un mérito inigualable.
Emiliano proviene de una familia humilde de Progreso, la peleó desde muy chico y cuando comenzó a ganar algo de dinero en el fútbol, a lo largo de estos ocho años que lleva en Europa, lo primero que hizo fue construir una casa hermosa.
La peleó solo, desde chiquito, se aferró a sus convicciones y es un ejemplo para los chicos que sueñan con llegar a ser alguien. El éxito de Emiliano es el mejor de los ejemplos. Y él, como nadie, puede atestiguar aquello de que los éxitos no vienen solos, sino que hay que ir a buscarlos. Emiliano fue a buscar su propio éxito y hoy es un triunfador, como jugador y en la vida.
(x) Periodista, oriundo de Progreso, conocido de la familia Sala.