Emma Raducanu es la gran sensación del torneo y la única representante que le queda ya a Gran Bretaña en los cuadros individuales, después del chasco que supuso perder a Johanna Konta, apartada del torneo por haber estado en contacto cercano con un caso positivo por COVID, y las eliminaciones de Evans, Murray y Norrie. La nueva perla del tenis británico, desconocida para el público, tiene sólo 18 años y es la 338ª del mundo, pero fue invitada está en los octavos de Wimbledon. El lunes se enfrentará a la australiana Ajla Tomljanovic, que ganó por 4-6, 6-4 y 6-2 a Jelena Ostapenko en un partido en el que saltaron chispas entre las dos.
En su estreno apeó a Diatchenko y después a Vondrousova, finalista de Roland Garros 2020. Este sábado, en la pista 1, ganó (6-3 y 7-5) a Cirstea, jugadora a la que conoce porque su padre, Ian, también es rumano. De ahí le viene su apellido y los rasgos asiáticos se los debe a su madre, Renee, que es china. Raducanu nació en Toronto (Canadá), pero a los dos años su familia se trasladó a Londres y juega al tenis desde los cinco. Sus ídolos son Li Na y Simona Halep, y hace unos días reveló que Garbiñe Muguruza, con quien peloteó un par de veces en el All England Club, tuvo un gran impacto en ella: “Estaba tan contenta de poder ver lo intensa que es... Provocó un clic en mi cabeza. Ese es el nivel al que necesito trabajar si quiero lograr algo remotamente cercano a lo que ella tiene”.
Emma, que mide 1,75 y es diestra, compaginó el tenis con los estudios de matemáticas y economía, y espera el resultado de los últimos exámenes. Para colmo, su entrenador, Nigel Sears, es el padre de la esposa de Andy Murray.