"Mimi" Sosa, una ex Pantera que soñó ser futbolista y hoy motiva a deportistas a cumplir sus sueños
De paso por la ciudad de Sastre, la referente de una generación histórica de la Selección Femenina de Vóley llenó el estadio Centenario con una clínica para toda la región.
"Mimi" Sosa, una ex Pantera que soñó ser futbolista y hoy motiva a deportistas a cumplir sus sueños
A pocos meses de haber dejado el profesionalismo tras coronarse campeona con CEF 5 de La Rioja en la Liga Argentina Femenina de Vóley, Emilce «Mimi» Sosa pisó tierras del centro oeste santafesino para dictar una clínica en el Club Atlético Sastre. De la mano de la Sub Comisión de dicha disciplina de la institución académica y ante un marco imponente de deportistas y profesores, la formoseña disertó durante casi tres horas donde, además, incluyó entrenamientos con las más pequeñas y hasta se animó a un partido con jugadoras adolescentes y adultos. «Se trata de charlas motivacionales para que las chicas no pierdan el sueño de llegar a la Selección como me tocó a mi, donde estuve 12 años defendiendo los colores de nuestro país. Yo vengo de un pequeño pueblo de una provincia donde nunca pensé que me iban a llamar para jugar en un seleccionado», le dijo una de las referentes históricas de Las Panteras a este medio.
Nacida en Ibarreta, provincia de Formosa, donde pasó parte de su infancia en una comunidad Wichi, Sosa forjó valores que supo aplicar en su desarrollo deportivo para convertirse en una verdadera guerrera. Perseverancia, resiliencia y compañerismo forman parte de los principios e ideales que en cada clínica la actual integrante de la Comisión de Atletas del Comité Olímpico Argentino busca transmitir. «Disfruto mucho de conocer lugares nuevos. Recibo mensajes muy lindos de las niñas donde me cuentan que se motivan con estas charlas. Es hermoso recibir ese cariño», deslizó con la humildad que la caracteriza la ex voleibolista.
De alguna manera, el compartir su experiencia personal ayuda a extrañar un poco menos el deporte de elite con el que convivió más de la mitad de su vida. «Quería hacer estas clinicas post retiro. Me hacen ir despidiendo de a poco el voley y no cortar de una. Es difícil soltarlo de un día para el otro. Lo hablo mucho con mi psicóloga. En todo este proceso descubrí cosas que me están gustando. Cuando comencé, las disertaciones eran para las más chicas, pero después se fueron sumando los profes. Hoy es algo abierto para el público», contó.
En tal sentido, Sosa recordó que el retiro del profesionalismo lo venía trabajando desde 2023, cuando tomó la decisión y se puso como objetivo finalizar su carrera con un título en la Liga Argentina. «Si bien es un deporte grupal, mi objetivo era llevar al CEF 5 de La Rioja, una provincia que le dio mucho al vóley, a la final. No pudimos el año pasado y quedamos en semifinales. Así que lo volví a intentar y se me dio. Esta temporada salimos campeonas en un partido histórico con 13.000 personas que para una final femenina fue algo nunca visto», indicó.
De una carrera soñada como impensada, la formoseña tiene un recorrido que incluyó títulos nacionales en sus vitrinas, 12 años de selección nacional jugando dos Juegos Olímpicos y tres Mundiales, y una trayectoria de seis años en la Súper Liga Brasileña. Hoy, Sosa ya es una marca registrada de Las Panteras.
Sin embargo, sus inicios nada tuvieron que ver con la disciplina con la cual terminó brillando en la elite mundial. «Yo jugaba al fútbol. De Formosa me fui a Córdoba a probarme a Belgrano y fui seleccionada. En ese entonces no había escuelitas. Lo practicaban chicas de entre 30 y 35 años, yo tenia 16. Mi mamá me decía que el vóley tenía un ambiente más familiar porque, además, existían competencias de mi categoría. Fue ahí que me probé en Universitario de Córdoba y también quedé», recordó.
En la misma línea, explicó que el entrenador de su adolescencia en el club cordobés, Lisandro Mauntani, fue quien posó los ojos sobre ella y descubrió todo su potencial. «Hizo que crea en mí misma. Él fue quien me vio, me pasó directamente a Primera división y me hizo elegir el vóley».
Hoy, alejándose del deporte con el que deslumbró al país, vuelve a sus raíces. «Ahora empece a jugar futsal en un torneo de AFA para un club de Formosa. Me invitaron amigas y no lo dudé», confesó.
Parte de una generación dorada que le dio participación por primera vez a la Selección Argentina Femenina en Juegos Olímpicos y presencia en Mundiales, la ex Pantera es consciente que dichos logros fueron abriendo puertas para el crecimiento de la disciplina en el país. «Todo lo que conseguimos eleva la vara, se empieza a ver el deporte de otro modo, se motivan las chicas. Entonces muchas de ellas empiezan a crecer, se van al exterior y vuelven con otra cabeza. Es un efecto contagio en los clubes», consideró.
Y ese desarrollo del deporte femenino en Argentina comienza a palparse en el incremento de jóvenes que se vuelcan al vóley, incrementando los semilleros nacionales para alimentar a las grandes ligas y nutrir al Seleccionado Nacional. «Todas las clínicas que se dictan ayudan a motivar a las nenas para que quieran llegar, que entiendan que los sueños se cumplen».
Sobre el cierre, Sosa hizo un paréntesis y le atribuyó a los clubes un rol fundamental como motor de enseñanza y crecimiento. «Que se empiece a trabajar desde el mini vóley es fundamental. Que un profe le diga a una chica que tiene un gran potencial a pesar que cuando remata le pega a una pared, como me pasó a mi, suma a que la deportista crea en sí misma. La palabra de un maestro o de un profesor tiene, muchas veces, más valor que la de un padre. Puede elevar tu autoestima y hundírtelo», concluyó.