El Litoral
[email protected]
“No vuelvo al boxeo aunque me ofrezcan una superpelea”, dijo el “Chino” (entre otras cosas), ante la consulta sobre si lo han tentado para retornar a la actividad de manera profesional.
El Litoral
[email protected]
La siguiente es una nota realizada por el colega Andrés Vázquez publicada en el diario La Nación. La misma cuenta algo del pasado de Marcos Maidana, pero más que nada cómo son sus días en la actualidad, y eso permite develar cuál será su futuro. Desde muy chico, cuando comenzó a “trabajar” bajo los consejos del maestro Ricardo Linari, tuvo las mismas ilusiones de todos los que alguna vez pudieron calzarse los guantes de boxeo con sueños de gloria. Pero a él se le cumplieron. A la hora del reparto, gracias a su sacrificio y tenacidad, algo la vida le dejó. Su presente es una reivindicación a un pasado lleno de privaciones y esfuerzos.
Ahora, a los 33 años, Marcos René Maidana es un ex boxeador que disfruta de su condición de hombre libre, lejos de los rigores del gimnasio que lo transformaron en campeón mundial: “Soy todo lo que soy gracias al boxeo, pero no extraño para nada mi profesión. Ahora estoy feliz de esta manera”, admite el “Chino”, en esta nueva vida, la que arrancó el 13 de septiembre de 2014, después de haberse bajado del ring del MGM Grand de Las Vegas, tras perder por segunda vez por puntos en fallo unánime ante Floyd Mayweather.
Hoy el “Chino” Maidana dejó la ropa de entrenamiento en el rincón de los recuerdos. Devenido en productor agropecuario y dueño de un complejo de canchas de Fútbol 5, el buen pasar se le nota en el cuerpo. De aquellos 66 kilos que estilizaban el metro setenta de altura, con un cuello sólido, pecho amplio y músculos macizos, hoy hay una figura que pesa cerca de 90 kilos y que no desestima ofertas de asados y salidas de caza con los amigos del pueblo, su Margarita natal. “Todas las semanas tengo reuniones o asados, trato de cumplir con todos lo que me invitan porque no me gusta decirle que no a nadie. Después de todo, merezco disfrutar un poco, ¿no? Demasiado tiempo me privé de estos gustos”, chicanea Marcos, quien parece estar gozando de un bienestar que va más allá de lo económico.
Rodeado de su familia y bien aconsejado por su manejador Sebastián Contursi, está aprendiendo a vivir debajo del ring. “Fue una etapa linda y dura de mi vida, pero quiero disfrutar al boxeo desde otro lugar”, declara convincente Maidana, fiel devoto del Gauchito Gil y de la Virgen de Itatí, a quienes visita todos los años en una extensa travesía en bicicleta.
Hora de disfrutar
Hoy queda toda una trayectoria gloriosa de 35 triunfos (31 por nocaut) y tres derrotas; con tres cinturones mundiales conquistados en dos categorías diferentes (superligero interino y regular AMB y welter AMB) y dos enfrentamientos épicos con Floyd Mayweather, que le aseguraron su futuro y el de su familia. En un par de años, Maidana logró casi todo: gloria deportiva, dinero, fama mundial, estatus de celebridad y un lugar en las consideraciones populares.
Los combates con Mayweather lo elevaron aún más en el pedestal de los grandes campeones mundiales que dio la Argentina. “Haber peleado dos veces en cuatro meses con el mejor boxeador del mundo me dejó vacío de expectativas deportivas. Seguir iba a ser inútil”, admite.
Como muchos de los que alcanzan la gloria deportiva, Maidana debatió su periplo en la bohemia de la pobreza. Nació y se crió en Margarita, donde aún viven sus padres, Orlando y Olga, y sus siete hermanos. Resultó la geografía acostumbrada la que fue esculpiendo al muchacho pendenciero que llegó a la gloria.
“Era tremendo para las piñas. Me arrepiento de no haber terminado el colegio por andar de vago”, se lamenta. Hoy el bolsillo está más lleno para todos los que él quiere, y la cabeza limpia para proyectar el futuro. Las millonarias bolsas que ganó las invirtió en terrenos, departamentos y casas. Algunas en Margarita. Otra en Calchaquí, un pueblo vecino, a 20 kilómetros, donde vive con su mujer, Mariana, y con su pequeña hija Emilia, de 3 años. Su otro hijo, “Yoyo”, de 12 años, vive con su pareja anterior, Nadia, en Santa Fe. “A Yoyo le gusta mucho el fútbol es fanático de Colón como yo y cuando podemos vamos a la cancha juntos”, dice.
El “Chino” disfruta del anonimato y la austeridad. Asegura que cada tanto le gustan “las luces y el quilombo” de Buenos Aires. Pero uno o dos días nada más. “Me gusta mucho andar a caballo, salir a cazar perdices e ir a pescar dorados al río Paraná”. También confiesa que “el único lujo que me doy es cambiar seguido los autos y camionetas”.
Da gusto escucharlo recordar las cacerías de gallinas ajenas para llenar la panza, su primera entrada en un restorán de lujo, parodiar su precario inglés con el que solía pedir las cosas en Las Vegas o asumir como vicio diario la ingesta de un alfajor. “Todos los días me como un Guaymallén. Eso es lo único que mantengo de cuando boxeaba”, confiesa sonriente, recordando las imágenes posteriores a la primera pelea con Mayweather, cuando en plena entrevista, todavía sobre el ring, le quitó el envoltorio a un alfajor y lo comió en cámara, ante millones de televidentes.
A esta altura, Marcos Maidana está disfrutando de vivir como un hombre joven y libre. Sin madrugones ni salidas a correr, o sesiones de gimnasio, sumado a los sacrificios de alimentación para dar el peso reglamentario. Después de todo, es el hombre que le dio trabajo al inolvidable Mayweather y que cosechó simpatías por el mundo ante la posibilidad de poner de rodillas al gran campeón; es el “Chino” que acabó con el invicto de Adrian Broner y el que también fue considerado el mejor deportista argentino de 2013, distinguido con el Olimpia de Oro.
No rotundo
Es evidente que Maidana es un ex boxeador, de todas maneras, es necesario escuchárselo decir, y el “Chino” lo manifiesta de una manera particular: “Estamos a mano con el boxeo. Yo le di todo y él me lo dio todo. Ni que me ofrezcan una superpelea con Mayweather, Pacquiao o Canelo vuelvo a boxear”.
“Mi hermano es mejor que yo”
Maidana es socio en una productora que tiene en Jesús Cuellar, Brian Castaño, Nery Romero y Fabián Maidana a los máximos exponentes en la actividad de los puños. “Ellos tienen muchas condiciones para llegar donde llegué yo”, adelantó.
Fabián, apodado “TNT”, es uno de los hermanos del “Chino”, quien opinó: “Es más boxeador que yo, tiene técnica y pegada. Todavía no lo probaron a fondo, pero cuenta con muchas condiciones. Hay que ver si es guapo como yo”.